1.Mose 3

Neue evangelistische Übersetzung

von Karl-Heinz Vanheiden
1 Die Schlange war listiger als all die Tiere, die Jahwe-Gott gemacht hatte. Sie fragte die Frau: „Hat Gott wirklich gesagt, dass ihr von keinem Baum im Garten essen dürft?“2 „Natürlich essen wir von den Früchten“, entgegnete die Frau,3 „nur von den Früchten des Baumes in der Mitte des Gartens hat Gott gesagt: 'Davon dürft ihr nicht essen – sie nicht einmal berühren –, sonst müsst ihr sterben.'“4 „Sterben?“, widersprach die Schlange, „sterben werdet ihr nicht.5 Aber Gott weiß genau, dass euch die Augen aufgehen, wenn ihr davon esst. Ihr werdet wissen, was Gut und Böse ist, und werdet sein wie Gott.“6 Als die Frau nun sah, wie gut von dem Baum zu essen wäre, was für eine Augenweide er war und wie viel Einsicht er versprach, da nahm sie eine Frucht und aß. Sie gab auch ihrem Mann davon, der neben ihr stand. Auch er aß.7 Da gingen beiden die Augen auf. Sie merkten auf einmal, dass sie nackt waren. Deshalb machten sie sich Lendenschurze aus zusammengehefteten Feigenblättern.8 Am Abend, als es kühler wurde, hörten sie Jahwe-Gott durch den Garten gehen. Da versteckten sich der Mann und seine Frau vor Jahwe-Gott zwischen den Bäumen.9 Doch Jahwe-Gott rief den Menschen:[1] „Wo bist du?“10 Der antwortete: „Ich hörte dich durch den Garten gehen und bekam Angst, weil ich nackt bin. Deshalb habe ich mich versteckt.“11 „Wer hat dir gesagt, dass du nackt bist?“, ‹fragte Gott›. „Hast du etwa von dem verbotenen Baum gegessen?“12 Der Mensch erwiderte: „Die Frau, die du mir zur Seite gestellt hast, gab mir etwas davon; da habe ich gegessen.“13 „Was hast du da getan?“, fragte Jahwe-Gott die Frau. „Die Schlange hat mich verführt“, entgegnete sie.14 Da sagte Jahwe-Gott zur Schlange: „Weil du das getan hast, / sei mehr verflucht als alles Herdenvieh / und mehr als alle wilden Tiere! / Kriech auf dem Bauch / und schlucke Staub[2] dein Leben lang!15 Ich stelle Feindschaft zwischen dich und die Frau, / deinem Nachwuchs und ihrem. / Er wird dir den Kopf zertreten, / und du wirst ihm die Ferse zerbeißen.“16 Zur Frau sagte er: „Viele Unannehmlichkeiten werden über dich kommen / und die Beschwerden deiner Schwangerschaft. / Mit Schmerzen wirst du Kinder gebären. / Dein Verlangen[3] wird sein, deinen Mann zu besitzen, / doch er wird herrschen über dich“ (1Mo 4,7; Hl 7,10)17 Zu Adam[4] sagte er: „Weil du auf deine Frau gehört und von dem Baum gegessen hast, obwohl ich dir das ausdrücklich verboten habe, vernimm das Folgende: , Deinetwegen sei der Acker verflucht! / Um dich von ihm zu ernähren, / musst du dich lebenslang mühen.18 Dornen und Disteln werden dort wachsen, / doch bietet er dir auch Frucht.19 Mit Schweiß wirst du dein Brot verdienen, / bis du zurückkehrst zur Erde,[5] / von der du genommen bist. / Denn Staub bist du, / und zu Staub wirst du werden.'“20 Adam gab seiner Frau den Namen Eva, Leben, denn sie sollte die Mutter aller lebenden ‹Menschen› werden.21 Dann bekleidete Jahwe-Gott Adam und seine Frau mit Gewändern aus Fell22 und sagte: „Nun ist der Mensch wie einer von uns geworden. Er erkennt Gut und Böse. Auf keinen Fall darf er jetzt auch noch vom Baum des Lebens essen, um ewig zu leben.“23 Deshalb schickte Jahwe-Gott ihn aus dem Garten Eden hinaus. Er sollte den Ackerboden bearbeiten, von dem er genommen war.24 So vertrieb er den Menschen. Östlich vom Garten Eden stellte er Cherubim[6] auf, dazu eine flammende umherwirbelnde Klinge, um den Weg zum Baum des Lebens zu bewachen.

1.Mose 3

Nueva Versión Internacional (Castellano)

von Biblica
1 La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el SEÑOR había hecho, así que le preguntó a la mujer: ―¿Es verdad que Dios os dijo que no comierais de ningún árbol del jardín?2 ―Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—.3 Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No comáis de ese árbol, ni lo toquéis; de lo contrario, moriréis”.4 Pero la serpiente le dijo a la mujer: ―¡No es cierto, no vais a morir!5 Dios sabe muy bien que, cuando comáis de ese árbol, se os abrirán los ojos y llegaréis a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.6 La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió.7 En ese momento se les abrieron los ojos y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.8 Cuando el día comenzó a refrescar, oyeron el hombre y la mujer que Dios el SEÑOR andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera.9 Pero Dios el SEÑOR llamó al hombre y le dijo: ―¿Dónde estás?10 El hombre contestó: ―Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.11 ―¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? —le preguntó Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer?12 Él respondió: ―La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.13 Entonces Dios el SEÑOR le preguntó a la mujer: ―¿Qué es lo que has hecho? ―La serpiente me engañó, y comí —contestó ella.14 Dios el SEÑOR dijo entonces a la serpiente: «Por causa de lo que has hecho, ¡maldita serás entre todos los animales, tanto domésticos como salvajes! Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida.15 Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón».16 A la mujer le dijo: «Multiplicaré tus dolores en el parto, y darás a luz a tus hijos con dolor. Desearás a tu marido, y él te dominará».17 Al hombre le dijo: «Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida.18 La tierra te producirá cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres.19 Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás».20 El hombre llamó Eva[1] a su mujer, porque ella sería la madre de todo ser viviente.21 Dios el SEÑOR hizo ropa de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió.22 Y dijo: «El ser humano ha llegado a ser como uno de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que extienda su mano y también tome del fruto del árbol de la vida, y lo coma y viva para siempre».23 Entonces Dios el SEÑOR expulsó al ser humano del jardín del Edén, para que trabajara la tierra de la cual había sido hecho.24 Después de expulsarlo, puso al oriente del jardín del Edén querubines, y una espada ardiente que se movía por todos lados, para custodiar el camino que lleva al árbol de la vida.