Psalm 106

Neue evangelistische Übersetzung

von Karl-Heinz Vanheiden
1 Halleluja, dankt Jahwe, denn er ist gut! / Seine Gnade hört niemals auf.2 Wer kann die Machttaten Jahwes nur nennen, / gebührend würdigen seinen Ruhm?3 Wie glücklich sind die, die festhalten am Recht, / die jederzeit tun, was er will!4 Denk an mich, Jahwe, weil du Gefallen hast an deinem Volk! / Komm mit deiner Hilfe auch zu mir,5 damit ich das Glück der Erwählten sehe, / mich freue an der Freude deiner Nation, / mich glücklich preise, in deinem Erbteil zu sein.6 Wir haben gesündigt wie unsere Väter; / wir haben Unrecht getan, gottlos gehandelt.7 Unsere Väter in Ägypten verstanden deine Wunder nicht, / sie vergaßen die vielen Beweise deiner Gunst. / Schon am Schilfmeer widerstrebten sie dir.8 Doch seinetwegen rettete er sie, / um seine Macht zu erweisen.9 Er bedrohte das Schilfmeer, da wurde es trocken. / Durch die Fluten ließ er sie ziehen wie durch eine Wüste.10 Er rettete sie vor dem Zugriff des Hassers, / erlöste sie aus feindlicher Gewalt.11 Das Wasser bedeckte ihre Bedränger, / nicht einer von ihnen blieb übrig.12 Da vertrauten sie seinen Worten, / besangen wiederholt seinen Ruhm.13 Doch schnell vergaßen sie seine Taten, / warteten nicht auf seinen Rat.14 In der Wüste wuchs dann ihre Gier, / in der Öde versuchten sie Gott.15 Da gab er ihnen, was sie verlangten / und schickte ihnen die Schwindsucht.16 Im Lager wurden sie neidisch auf Mose, / auch auf Aaron, den Heiligen Jahwes.17 Da wurde Datan von der Erde verschlungen, / die Gruppe Abirams von Erdreich bedeckt.18 Feuer flammte in ihrer Rotte auf / und verzehrte die rebellische Schar.19 Sie machten ein Stierkalb am Horeb, / beugten sich vor einem gegossenen Bild.20 Sie vertauschten den, der ihre Herrlichkeit war, / mit dem Bild eines Gras fressenden Rinds.21 Sie vergaßen Gott, ihren Retter, / seine großen Taten in Ägypten,22 seine Wunder im Land der Nachkommen Hams, / seine furchterregenden Zeichen am Schilfmeer.23 Jetzt wollte Gott sie zerschmettern, / wäre da nicht Mose, sein Erwählter, gewesen. / Der trat in die Bresche vor ihm, / um abzuwenden seinen lodernden Zorn und sie nicht zu vernichten.24 Dann verschmähten sie das herrliche Land, / denn sie glaubten Gottes Worten nicht.25 Sie murrten in ihren Zelten, / hörten nicht auf die Stimme Jahwes.26 Da erhob er seine Hand zum Schwur gegen sie, / um sie in der Wüste niederzuschlagen27 und ihre Nachkommen unter die Völker zu werfen, / in fremde Länder zerstreut.28 Sie hängten sich an Baal, den Götzen von Peor,[1] / und aßen von den Opfern für tote Gebilde.29 Sie reizten ihn zum Zorn mit ihrem Tun / und plötzlich kam das Unheil über sie.30 Da trat Pinhas vor und vollzog das Gericht, / so kam die Plage zum Stillstand.31 Das wurde ihm als Gerechtigkeit angerechnet, / auch seinen Nachkommen für alle Zeit.32 Am Wasser von Meriba erregten sie seinen Zorn, / und ihretwegen erging es Mose schlecht.33 Sie hatten ihn so sehr gereizt, / dass er sich zu unbedachten Worten hinreißen ließ.34 Sie rotteten die Völker nicht aus, / die Jahwe ihnen nannte.35 Sie vermischten sich mit ihnen / und nahmen ihre Gebräuche an.36 Sie dienten deren Götzen, / und das wurde zur Falle für sie.37 Sie brachten ihre Söhne und Töchter / als Opfer für Dämonen dar.38 Sie vergossen unschuldiges Blut, / das Blut ihrer Söhne und Töchter. / Die opferten sie den Götzen Kanaans. / So wurde das Land durch Blutschuld entweiht.39 Sie machten sich unrein mit ihrem Treiben / und wurden abtrünnig durch ihr Tun.40 Da entflammte Jahwes Zorn gegen sein Volk, / er verabscheute sein Eigentum.41 Er lieferte sie an fremde Völker aus, / ihre Hasser herrschten über sie.42 Ihre Feinde unterdrückten sie. / Sie beugten sich unter ihre Gewalt.43 Viele Male riss er sie heraus, / aber sie blieben stur bei ihrem Entschluss / und versanken in ihrer Schuld.44 Doch er sah ihr Elend an, / sooft er ihr Wehgeschrei hörte.45 Dann dachte er wieder an seinen Bund, / und weil er sie liebte, tat es ihm leid.46 Er ließ sie Erbarmen finden / bei allen, deren Gefangene sie waren.47 Rette uns, Jahwe, unser Gott! / Sammle uns aus den Nationen heraus, / dass wir deinen heiligen Namen preisen / und uns rühmen in deinem Lob!48 Gelobt sei Jahwe, der Gott Israels, / in alle Zeit und Ewigkeit! / Das ganze Volk sage: Amen! Halleluja!

Psalm 106

Nueva Versión Internacional

von Biblica
1 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.2 ¿Quién puede proclamar las proezas del Señor, o expresar toda su alabanza?3 Dichosos los que practican la justicia y hacen siempre lo que es justo.4 Recuérdame, Señor, cuando te compadezcas de tu pueblo; ven en mi ayuda el día de tu salvación.5 Hazme disfrutar del bienestar de tus escogidos, participar de la alegría de tu pueblo y expresar mis alabanzas con tu heredad.6 Hemos pecado, lo mismo que nuestros padres; hemos hecho lo malo y actuado con iniquidad.7 Cuando nuestros padres estaban en Egipto, no tomaron en cuenta tus maravillas; no tuvieron presente tu bondad infinita y se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo.[1]8 Pero Dios los salvó, haciendo honor a su nombre, para mostrar su gran poder.9 Reprendió al Mar Rojo, y éste quedó seco; los condujo por las profundidades del mar como si cruzaran el desierto.10 Los salvó del poder de sus enemigos, del poder de quienes los odiaban.11 Las aguas envolvieron a sus adversarios, y ninguno de éstos quedó con vida.12 Entonces ellos creyeron en sus promesas y le entonaron alabanzas.13 Pero muy pronto olvidaron sus acciones y no esperaron a conocer sus planes.14 En el desierto cedieron a sus propios deseos; en los páramos pusieron a prueba a Dios.15 Y él les dio lo que pidieron, pero les envió una enfermedad devastadora.16 En el campamento tuvieron envidia de Moisés y de Aarón, el que estaba consagrado al Señor.17 Se abrió la tierra y se tragó a Datán; sepultó a los seguidores de Abirán.18 Un fuego devoró a esa pandilla; las llamas consumieron a los impíos.19 En Horeb hicieron un becerro; se postraron ante un ídolo de fundición.20 Cambiaron al que era su motivo de orgullo[2] por la imagen de un toro que come hierba.21 Se olvidaron del Dios que los salvó y que había hecho grandes cosas en Egipto:22 milagros en la tierra de Cam y portentos junto al Mar Rojo.23 Dios amenazó con destruirlos, pero no lo hizo por Moisés, su escogido, que se puso ante él en la brecha e impidió que su ira los destruyera.24 Menospreciaron esa bella tierra; no creyeron en la promesa de Dios.25 Refunfuñaron en sus tiendas de campaña y no obedecieron al Señor.26 Por tanto, él levantó su mano contra ellos para hacerlos caer en el desierto,27 para hacer caer a sus descendientes entre las naciones y dispersarlos por todos los países.28 Se sometieron al yugo de Baal Peor y comieron de las ofrendas a ídolos sin vida.[3]29 Provocaron al Señor con sus malvadas acciones, y les sobrevino una plaga.30 Pero Finés se levantó e hizo justicia, y la plaga se detuvo.31 Esto se le acreditó como un acto de justicia para siempre, por todas las generaciones.32 Junto a las aguas de Meribá hicieron enojar al Señor, y a Moisés le fue mal por culpa de ellos,33 pues lo sacaron de quicio y él habló sin pensar lo que decía.34 No destruyeron a los pueblos que el Señor les había señalado,35 sino que se mezclaron con los paganos y adoptaron sus costumbres.36 Rindieron culto a sus ídolos, y se les volvieron una trampa.37 Ofrecieron a sus hijos y a sus hijas como sacrificio a esos demonios.38 Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas. Al ofrecerlos en sacrificio a los ídolos de Canaán, su sangre derramada profanó la tierra.39 Tales hechos los contaminaron; tales acciones los corrompieron.40 La ira del Señor se encendió contra su pueblo; su heredad le resultó aborrecible.41 Por eso los entregó a los paganos, y fueron dominados por quienes los odiaban.42 Sus enemigos los oprimieron, los sometieron a su poder.43 Muchas veces Dios los libró; pero ellos, empeñados en su rebeldía, se hundieron en la maldad.44 Al verlos Dios angustiados, y al escuchar su clamor,45 se acordó del pacto que había hecho con ellos y por su gran amor les tuvo compasión.46 Hizo que todos sus opresores también se apiadaran de ellos.47 Sálvanos, Señor, Dios nuestro; vuelve a reunirnos de entre las naciones, para que demos gracias a tu santo nombre y orgullosos te alabemos.48 ¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, eternamente y para siempre! ¡Que todo el pueblo diga: «Amén»! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!