1Dem Chorleiter. Ein Psalm. Von David.2Der Himmel erzählt die Herrlichkeit Gottes, und das Himmelsgewölbe[1] verkündet seiner Hände Werk. (Ps 8,4; Röm 1,20)3Ein Tag sprudelt dem anderen Kunde zu, und eine Nacht meldet der anderen Kenntnis –4ohne Rede und ohne Worte, mit unhörbarer Stimme.5Ihre Messschnur geht aus über die ganze Erde und bis an das Ende der Welt ihre Sprache. In ihm[2] hat er der Sonne ein Zelt gesetzt.6Und sie, wie ein Bräutigam aus seinem Gemach tritt sie hervor; sie freut sich wie ein Held, die Bahn zu durchlaufen.7Am ⟨einen⟩ Ende des Himmels ist ihr Aufgang und ihr Umlauf bis zum ⟨anderen⟩ Ende, und nichts ist vor ihrer Glut verborgen.8Das Gesetz des HERRN ist vollkommen, es erquickt die Seele; das Zeugnis des HERRN ist zuverlässig, es macht den Einfältigen weise. (Ps 93,5; Ps 111,7; Ps 119,130; Röm 7,12)9Die Vorschriften des HERRN sind richtig, sie erfreuen das Herz; das Gebot des HERRN ist lauter, es macht die Augen hell. (Ps 12,7; Ps 119,111)10Die Furcht des HERRN ist rein, sie besteht in Ewigkeit. Die Rechtsbestimmungen des HERRN sind Wahrheit[3], sie sind gerecht allesamt;11sie, die begehrenswerter sind als Gold, ja viel gediegenes Gold, und süßer als Honig und Wabenhonig. (Ps 119,72; Ps 119,103)12Auch lässt sich dein Knecht durch sie warnen; in ihrer Befolgung ⟨liegt⟩ großer Lohn. (Jak 1,25)13Verirrungen – wer bemerkt sie? Von den verborgenen ⟨Sünden⟩ sprich mich frei!14Auch von Übermütigen halte deinen Knecht zurück; sie sollen nicht über mich herrschen! Dann bin ich tadellos und bin rein von schwerem Vergehen.15Lass die Reden meines Mundes und das Sinnen meines Herzens wohlgefällig vor dir sein, HERR, mein Fels und mein Erlöser! (Ps 78,35; Ps 104,34; Ps 119,108; Phil 4,8)
Psalm 19
Nueva Versión Internacional
von Biblica1Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos.2Un día comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber.3Sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible,4por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo! Dios ha plantado en los cielos un pabellón para el sol.5Y éste, como novio que sale de la cámara nupcial, se apresta, cual atleta, a recorrer el camino.6Sale de un extremo de los cielos y, en su recorrido, llega al otro extremo, sin que nada se libre de su calor.7La ley del Señor es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo.8Los preceptos del Señor son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos.9El temor del Señor es puro: permanece para siempre. Las sentencias del Señor son verdaderas: todas ellas son justas.10Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel, la miel que destila del panal.11Por ellas queda advertido tu siervo; quien las obedece recibe una gran recompensa.12¿Quién está consciente de sus propios errores? ¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente!13Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas; no permitas que tales pecados me dominen. Así estaré libre de culpa y de multiplicar mis pecados.14Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío.
1Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento muestra la obra de sus manos.2Día tras día vierte su mensaje, Y noche tras noche da a conocer la sabiduría.3No hay lenguaje ni idioma, En que la voz de ellos no sea oída,4Su trazo llega a toda la tierra, Y sus palabras hasta los confines del orbe. En ellos puso tabernáculo para el sol,5Y éste, como esposo que sale de su alcoba, Se alegra cual atleta corriendo la carrera.6De un extremo de los cielos es su salida, Y su órbita hasta el término de ellos, Y nada queda escondido de su calor.7La Ley de YHVH es perfecta, Restaura el alma. El testimonio de YHVH es fiel, Hace sabio al sencillo.8Los mandamientos de YHVH son rectos, Alegran el corazón, El precepto de YHVH es puro, Alumbra los ojos.9El temor de YHVH es limpio, Permanece para siempre, Los juicios de YHVH son verdad, Todos justos.10Deseables son más que el oro, Más que mucho oro afinado, Y más dulces que la miel, Las gotas que destilan del panal.11Tu siervo es además amonestado por ellos, En guardarlos hay grande galardón.12¿Quién discernirá sus propios errores? Declárame inocente de los que me son ocultos.13Aparta también a tu siervo de las soberbias, Que no se enseñoreen de mí. Entonces seré íntegro, Y quedaré absuelto de gran transgresión.14Sean aceptos delante de ti los dichos de mi boca, Y la meditación de mi corazón, Oh YHVH, Roca mía y Redentor mío.