1Und der Engel des HERRN kam von Gilgal herauf nach Bochim und sprach: Ich habe euch aus Ägypten heraufgeführt und euch in das Land gebracht, das ich euren Vätern zugeschworen habe; und ich sagte: Ich will meinen Bund mit euch nicht aufheben ewiglich! (1Mo 17,7; 1Mo 22,11; Jos 23,3; Ri 2,5; Ri 6,12; Ps 89,35)2Ihr aber sollt mit den Einwohnern dieses Landes keinen Bund machen, sondern ihre Altäre niederreißen. Aber ihr habt meiner Stimme nicht gehorcht! Warum habt ihr das getan? (2Mo 34,12; 5Mo 7,2; Ri 2,20; Ps 106,34)3So habe ich nun auch gesagt: Ich will sie nicht vor euch vertreiben, damit sie euch zu Fangnetzen und ihre Götter euch zum Fallstrick werden! (2Mo 23,33; 4Mo 33,55; Jos 23,13; Ps 106,36)4Als nun der Engel des HERRN diese Worte zu allen Kindern Israels redete, da erhob das Volk seine Stimme und weinte. (Esr 10,1; Spr 15,31; Spr 27,5; 2Kor 7,10)5Daher nannten sie den Ort Bochim; und sie brachten dort dem HERRN Opfer dar. (1Mo 35,8; Ri 6,24; 1Sam 7,9)
Ungehorsam und Niederlagen der neuen Generation. Die Richter
6Als nämlich Josua das Volk entlassen hatte, zogen die Kinder Israels jeder in sein Erbteil, um das Land in Besitz zu nehmen. (Jos 22,6)7Und das Volk diente dem HERRN, solange Josua lebte und solange die Ältesten da waren, die Josua überlebten, welche alle die großen Werke des HERRN gesehen hatten, die er an Israel getan hatte. (Jos 24,16; Jos 24,31)8Als aber Josua, der Sohn Nuns, der Knecht des HERRN, im Alter von 110 Jahren gestorben war, (Jos 24,29)9da begruben sie ihn im Gebiet seines Erbteils, in Timnat-Heres, auf dem Bergland Ephraim, nördlich vom Berg Gaasch. (Jos 24,30)10Und als auch jene ganze Generation zu ihren Vätern versammelt war, kam eine andere Generation nach ihnen auf, die den HERRN nicht kannte, noch die Werke, die er an Israel getan hatte. (Ri 2,7; 1Sam 2,12; 2Sam 7,12; 1Chr 28,9; Hos 4,1; 2Thess 1,8; Tit 1,16)11Da taten die Kinder Israels, was böse war in den Augen des HERRN, und sie dienten den Baalen; (4Mo 25,3; Ri 2,3; Ri 3,7; Ri 4,1; Ri 6,1; 2Kön 1,1; Eph 5,10; Kol 1,10)12und sie verließen den HERRN, den Gott ihrer Väter, der sie aus dem Land Ägypten herausgeführt hatte, und folgten anderen Göttern nach, von den Göttern der Völker, die um sie her wohnten, und beteten sie an und erzürnten den HERRN; (5Mo 6,12; 5Mo 6,15; 5Mo 31,16)13denn sie verließen den HERRN und dienten dem Baal und den Astarten. (Ri 2,11; 2Kön 23,13; 1Kor 10,21)14Da entbrannte der Zorn des HERRN über Israel, und er gab sie in die Hand von Räubern, die sie beraubten; und er verkaufte sie in die Hand ihrer Feinde ringsum, sodass sie vor ihren Feinden nicht mehr bestehen konnten. (5Mo 28,25; Jos 7,12; 2Kön 13,3; Hi 4,9; Ps 41,12)15Überall, wohin sie zogen, war die Hand des HERRN gegen sie zum Unheil, wie der HERR es ihnen gesagt und wie der HERR es ihnen geschworen hatte; so wurden sie hart bedrängt. (3Mo 26,17; 5Mo 28,15; Ri 10,9)16Doch erweckte der HERR Richter, die sie aus den Händen derer retteten, die sie beraubten. (Ri 2,18; Ri 3,10; Rut 1,1; 1Sam 12,11; Neh 9,27; Ps 106,43; Apg 13,20)17Aber auch ihren Richtern gehorchten sie nicht, sondern sie hurten mit anderen Göttern und beteten sie an und wichen bald ab von dem Weg, auf dem ihre Väter im Gehorsam gegen die Gebote des HERRN gegangen waren; sie handelten nicht ebenso. (2Mo 32,8; 2Mo 34,15; 2Chr 36,16; Ps 81,12; Jer 3,6; Jer 6,16)18Wenn aber der HERR ihnen Richter erweckte, so war der HERR mit dem Richter und errettete sie aus der Hand ihrer Feinde, solange der Richter lebte; denn der HERR hatte Mitleid wegen ihrer Wehklage über ihre Bedränger und Unterdrücker. (2Mo 2,24; 5Mo 30,3; Jos 1,5; Ps 103,13; Hos 11,8)19Wenn aber der Richter starb, so handelten sie wiederum verderblich, mehr als ihre Väter, indem sie anderen Göttern nachfolgten, um ihnen zu dienen und sie anzubeten; sie ließen nicht ab von ihrem Treiben und ihrem halsstarrigen Wandel. (Ri 3,12; Ri 4,1; Ri 8,33; Jer 16,12; Apg 7,51)20Darum entbrannte der Zorn des HERRN über Israel, und er sprach: Weil dieses Volk meinen Bund übertreten hat, den ich ihren Vätern geboten habe, und sie meiner Stimme nicht folgen, (Jos 23,16; Ri 2,14; Ps 78,10)21so will auch ich in Zukunft niemand mehr von den Völkern, die Josua bei seinem Tod übrig gelassen hat, vor ihnen vertreiben, (Jos 23,13)22damit ich Israel durch sie prüfe, ob sie den Weg des HERRN bewahren und darin wandeln werden, wie ihre Väter ihn bewahrten, oder nicht! (5Mo 8,2; Ri 2,7; Ri 3,1; Ri 3,4; 2Chr 32,31; Ps 66,10)23So ließ der HERR diese Völker verbleiben und vertrieb sie nicht schnell aus ihrem Besitz, wie er sie auch nicht in die Hand Josuas gegeben hatte. (Ri 2,3)
Richter 2
Nueva Versión Internacional
El ángel del Señor en Boquín
1El ángel del Señor subió de Guilgal a Boquín y dijo: «Yo los saqué a ustedes de Egipto y los hice entrar en la tierra que juré darles a sus antepasados. Dije: “Nunca quebrantaré mi pacto con ustedes;2ustedes, por su parte, no harán ningún pacto con la gente de esta tierra, sino que derribarán sus altares.” ¡Pero me han desobedecido! ¿Por qué han actuado así?3Pues quiero que sepan que no expulsaré de la presencia de ustedes a esa gente; ellos les harán la vida imposible, y sus dioses les serán una trampa.»4Cuando el ángel del Señor les habló así a todos los israelitas, el pueblo lloró a gritos.5Por eso llamaron a aquel lugar Boquín,[1] y allí ofrecieron sacrificios al Señor.
Desobediencia y derrota
6Cuando Josué despidió al pueblo, los israelitas se fueron a tomar posesión de la tierra, cada uno a su propio territorio.7El pueblo sirvió al Señor mientras vivieron Josué y los ancianos que le sobrevivieron, los cuales habían visto todas las grandes obras que el Señor había hecho por Israel.8Josué hijo de Nun, siervo del Señor, murió a la edad de ciento diez años,9y lo sepultaron en Timnat Jeres,[2] tierra de su heredad, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte de Gaas.10También murió toda aquella generación, y surgió otra que no conocía al Señor ni sabía lo que él había hecho por Israel.11Esos israelitas hicieron lo que ofende al Señor y adoraron a los ídolos de Baal.12Abandonaron al Señor, Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y siguieron a otros dioses —dioses de los pueblos que los rodeaban—, y los adoraron, provocando así la ira del Señor.13Abandonaron al Señor, y adoraron a Baal y a las imágenes de Astarté.14Entonces el Señor se enfureció contra los israelitas y los entregó en manos de invasores que los saquearon. Los vendió a sus enemigos que tenían a su alrededor, a los que ya no pudieron hacerles frente.15Cada vez que los israelitas salían a combatir, la mano del Señor estaba en contra de ellos para su mal, tal como el Señor se lo había dicho y jurado. Así llegaron a verse muy angustiados.16Entonces el Señor hizo surgir caudillos[3] que los libraron del poder de esos invasores.17Pero tampoco escucharon a esos caudillos, sino que se prostituyeron al entregarse a otros dioses y adorarlos. Muy pronto se apartaron del camino que habían seguido sus antepasados, el camino de la obediencia a los mandamientos del Señor.18Cada vez que el Señor levantaba entre ellos un caudillo, estaba con él. Mientras ese caudillo vivía, los libraba del poder de sus enemigos, porque el Señor se compadecía de ellos al oírlos gemir por causa de quienes los oprimían y afligían.19Pero cuando el caudillo moría, ellos volvían a corromperse aún más que sus antepasados, pues se iban tras otros dioses, a los que servían y adoraban. De este modo se negaban a abandonar sus malvadas costumbres y su obstinada conducta.20Por eso el Señor se enfureció contra Israel y dijo: «Puesto que esta nación ha violado el pacto que yo establecí con sus antepasados y no me ha obedecido,21tampoco yo echaré de su presencia a ninguna de las naciones que Josué dejó al morir.22Las usaré para poner a prueba a Israel y ver si guarda mi camino y anda por él, como lo hicieron sus antepasados.»23Por eso el Señor dejó en paz a esas naciones; no las echó en seguida ni las entregó en manos de Josué.