Wahre Gotteserkenntnis zeigt sich im Halten der Gebote Gottes und in der Bruderliebe
3Und daran erkennen wir, dass wir ihn erkannt haben, wenn wir seine Gebote halten. (Jer 22,16; Joh 14,15; Joh 14,21; Joh 15,10; Joh 15,12; Eph 3,19; 1Joh 4,6; 1Joh 4,13; 1Joh 5,2)4Wer sagt: »Ich habe ihn erkannt«, und hält doch seine Gebote nicht, der ist ein Lügner, und in einem solchen ist die Wahrheit nicht; (Lk 6,46; Tit 1,16; 1Joh 1,6; 1Joh 3,6)5wer aber sein Wort hält, in dem ist wahrhaftig die Liebe Gottes vollkommen geworden. Daran erkennen wir, dass wir in ihm sind. (Joh 8,31; Joh 13,35; Röm 8,1; Röm 8,14; Phil 3,9; 1Joh 5,3)6Wer sagt, dass er in ihm bleibt, der ist verpflichtet, auch selbst so zu wandeln, wie jener gewandelt ist. (Joh 12,26; Eph 5,1; 1Joh 2,24; 1Joh 3,24)7Brüder, ich schreibe euch nicht ein neues Gebot, sondern ein altes Gebot, das ihr von Anfang an hattet; das alte Gebot ist das Wort, das ihr von Anfang an gehört habt. (2Joh 1,5)8Und doch schreibe ich euch ein neues Gebot, was wahr ist in Ihm und in euch; denn die Finsternis vergeht, und das wahre Licht scheint schon. (Joh 1,4; Joh 8,12; Joh 13,34; Joh 15,12; Röm 13,12; 1Thess 5,5)9Wer sagt, dass er im Licht ist, und doch seinen Bruder hasst, der ist noch immer in der Finsternis. (Spr 4,19; 1Joh 1,6; 1Joh 3,14)10Wer seinen Bruder liebt, der bleibt im Licht, und nichts Anstößiges ist in ihm; (2Petr 1,10; 1Joh 4,12)11wer aber seinen Bruder hasst, der ist in der Finsternis und wandelt in der Finsternis und weiß nicht, wohin er geht, weil die Finsternis seine Augen verblendet hat. (1Joh 2,9)12Ich schreibe euch, ihr Kinder, weil euch die Sünden vergeben sind um seines Namens willen. (Ps 25,11; Ps 32,5; Lk 24,47)13Ich schreibe euch, ihr Väter, weil ihr den erkannt habt, der von Anfang an ist. Ich schreibe euch, ihr jungen Männer, weil ihr den Bösen überwunden habt. Ich schreibe euch, ihr Kinder, weil ihr den Vater erkannt habt. (1Tim 5,1; 1Joh 1,1; Offb 2,11; Offb 12,11)14Ich habe euch geschrieben, ihr Väter, weil ihr den erkannt habt, der von Anfang an ist. Ich habe euch geschrieben, ihr jungen Männer, weil ihr stark seid und das Wort Gottes in euch bleibt und ihr den Bösen überwunden habt. (Spr 20,29; Jes 40,30; Joh 15,7; Röm 8,15; 2Tim 2,1; Hebr 13,8; Jak 1,21; Offb 1,8)
Warnung vor der Liebe zur Welt
15Habt nicht lieb die Welt, noch was in der Welt ist! Wenn jemand die Welt lieb hat, so ist die Liebe des Vaters nicht in ihm. (Kol 3,2; Jak 4,4)16Denn alles, was in der Welt ist, die Fleischeslust, die Augenlust und der Hochmut des Lebens, ist nicht von dem Vater, sondern von der Welt. (1Mo 3,6; Hi 31,1; Ps 119,37; Mt 23,5; Eph 2,3)17Und die Welt vergeht und ihre Lust; wer aber den Willen Gottes tut, der bleibt in Ewigkeit. (Ps 39,7; Spr 10,25; Spr 23,5; Pred 1,2; Dan 12,3)
Warnung vor der antichristlichen Verführung
18Kinder, es ist die letzte Stunde! Und wie ihr gehört habt, dass der Antichrist[1] kommt, so sind jetzt viele Antichristen aufgetreten; daran erkennen wir, dass es die letzte Stunde ist. (Mt 24,24; Röm 13,11; 2Thess 2,3; 2Thess 2,7; 2Petr 2,1; 1Joh 2,8; 2Joh 1,7; Offb 13,1; Offb 13,11)19Sie sind von uns ausgegangen, aber sie waren nicht von uns; denn wenn sie von uns gewesen wären, so wären sie bei uns geblieben. Aber es sollte offenbar werden, dass sie alle nicht von uns sind. (Apg 20,30; 1Kor 11,19)20Und ihr habt die Salbung von dem Heiligen und wisst alles. (Joh 16,13; 1Kor 2,12; 2Kor 1,21)21Ich habe euch nicht geschrieben, als ob ihr die Wahrheit nicht kennen würdet, sondern weil ihr sie kennt und weil keine Lüge aus der Wahrheit ist. (Spr 1,5; Spr 9,9; Röm 15,14; 1Kor 1,5; 2Petr 1,12)22Wer ist der Lügner, wenn nicht der, welcher leugnet, dass Jesus der Christus ist? Das ist der Antichrist, der den Vater und den Sohn leugnet. (Joh 8,44; 1Joh 2,18)23Wer den Sohn leugnet, der hat auch den Vater nicht. Wer den Sohn bekennt, der hat auch den Vater. (1Joh 4,15; 1Joh 5,12; 2Joh 1,9)24Was ihr nun von Anfang an gehört habt[2], das bleibe in euch! Wenn in euch bleibt, was ihr von Anfang an gehört habt, so werdet auch ihr in dem Sohn und in dem Vater bleiben. (Lk 1,1; Joh 8,31; Joh 15,4; Joh 15,7; 2Tim 1,13; 1Joh 1,3; 1Joh 2,5; 1Joh 2,7; 1Joh 3,11)25Und das ist die Verheißung, die er uns verheißen hat: das ewige Leben. (Mk 10,29; Joh 10,28; 1Joh 1,2; 1Joh 5,13)26Dies habe ich euch geschrieben von denen, die euch verführen. (1Joh 4,1)27Und die Salbung, die ihr von ihm empfangen habt, bleibt in euch, und ihr habt es nicht nötig, dass euch jemand lehrt; sondern wie euch die Salbung selbst über alles belehrt, ist es wahr und keine Lüge; und so wie sie euch belehrt hat, werdet ihr in ihm bleiben. (Joh 7,39; Joh 14,26; Röm 8,9; Kol 2,6)
1Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo.2Él es el sacrificio por el perdón de[1] nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo.3¿Cómo sabemos si hemos llegado a conocer a Dios? Si obedecemos sus mandamientos.4El que afirma: «Lo conozco», pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no tiene la verdad.5En cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente[2] en la vida del que obedece su palabra. De este modo sabemos que estamos unidos a él:6el que afirma que permanece en él, debe vivir como él vivió.7Queridos hermanos, lo que les escribo no es un mandamiento nuevo, sino uno antiguo que han tenido desde el principio. Este mandamiento antiguo es el mensaje que ya oyeron.8Por otra parte, lo que les escribo es un mandamiento nuevo, cuya verdad se manifiesta tanto en la vida de Cristo como en la de ustedes, porque la oscuridad se va desvaneciendo y ya brilla la luz verdadera.9El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad.10El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vida[3] que lo haga tropezar.11Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad y en ella vive, y no sabe a dónde va porque la oscuridad no lo deja ver.12Les escribo a ustedes, queridos hijos, porque sus pecados han sido perdonados por el nombre de Cristo.13Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio. Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han vencido al maligno. Les he escrito a ustedes, queridos hijos, porque han conocido al Padre.14Les he escrito a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio. Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes, y la palabra de Dios permanece en ustedes, y han vencido al maligno.
No amemos al mundo
15No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre.16Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre sino del mundo.17El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Cuidémonos de los anticristos
18Queridos hijos, ésta es la hora final, y así como ustedes oyeron que el anticristo vendría, muchos son los anticristos que han surgido ya. Por eso nos damos cuenta de que ésta es la hora final.19Aunque salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.20Todos ustedes, en cambio, han recibido unción del Santo, de manera que conocen la verdad.[4]21No les escribo porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de la verdad.22¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.23Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que reconoce al Hijo tiene también al Padre.24Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes[5] permanecerán también en el Hijo y en el Padre.25Ésta es la promesa que él nos dio: la vida eterna.26Estas cosas les escribo acerca de los que procuran engañarlos.27En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es auténtica —no es falsa— y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él, tal y como él les enseñó.
Permanezcamos en Dios
28Y ahora, queridos hijos, permanezcamos[6] en él para que, cuando se manifieste, podamos presentarnos ante él confiadamente, seguros de no ser avergonzados en su venida.29Si reconocen que Jesucristo es justo, reconozcan también que todo el que practica la justicia ha nacido de él.