Richter 15

Neue evangelistische Übersetzung

von Karl-Heinz Vanheiden
1 Zur Zeit der Weizenernte wollte Simson seine Frau besuchen. Er brachte ihr ein Ziegenböckchen mit und sagte zu ihrem Vater: „Lass mich zu meiner Frau in die Kammer!“ Doch der ließ ihn nicht hinein.2 „Das geht nicht!“, sagte er. „Ich habe sie deinem Brautführer gegeben, weil ich dachte, du wolltest nichts mehr mit ihr zu tun haben. Aber sieh doch! Ihre jüngere Schwester ist noch viel schöner als sie. Du kannst sie an ihrer Stelle haben.“3 „Das werde ich euch Philistern heimzahlen“, rief Simson, „und ihr seid selbst daran schuld!“4 Er zog los, fing 300 Schakale[1], band sie paarweise an den Schwänzen zusammen und steckte eine Fackel in den Knoten.5 Dann zündete er die Fackeln an und ließ die Schakale in das stehende Getreide der Philister laufen. So gingen die Garbenhaufen und das reife Getreide auf den Feldern in Flammen auf, ja selbst Weinberge und Olivenhaine.6 „Wer hat das getan?“, fragten die Philister. Und bald kam es heraus: „Es war Simson, der Schwiegersohn des Timniters. Das ist die Rache dafür, dass der ihm seine Frau weggenommen und sie dem Brautführer gegeben hat.“ Da zogen die Philister nach Timna und verbrannten die Frau und ihren Vater.7 „Wenn ihr das so macht“, sagte Simson darauf, „werde ich erst aufhören, wenn ich mich an euch gerächt habe!“8 Er schlug sie derartig zusammen, dass ihnen die Knochen brachen, und zog sich dann in die Felsspalte bei Etam[2] zurück.9 Da fielen die Philister in Juda ein und schlugen in der Gegend von Lehi[3] ihr Lager auf.10 „Warum seid ihr gegen uns heraufgezogen?“, fragten die Männer von Juda. Sie erwiderten: „Wir wollen Simson gefangen nehmen. Wir haben eine Rechnung mit ihm zu begleichen.“11 Da zogen 3000 Judäer[4] zur Felsspalte Etam und sagten zu Simson: „Weißt du denn nicht, dass die Philister über uns herrschen? Warum hast du uns in solche Gefahr gebracht?“ – „Ich habe ihnen nur heimgezahlt, was sie mir angetan haben“, erwiderte Simson.12 Da sagten die Männer Judas: „Wir sind hergekommen, um dich zu fesseln und den Philistern auszuliefern.“ – „Schwört mir“, erwiderte Simson, „dass ihr mir aber nichts weiter antut!“13 „Nein, wir wollen dich nur fesseln und ausliefern“, sagten sie, „töten wollen wir dich nicht!“ So ließ er sich von ihnen mit zwei neuen Stricken fesseln und aus der Felsspalte herausführen.14 Als er so nach Lehi kam, schrien die Philister vor Begeisterung. Da kam der Geist Jahwes über ihn. Er zerriss die Stricke an seinen Armen, als wären es von Feuer versengte Flachsfäden. Die Fesseln fielen von seinen Händen.15 Dann fand er einen frischen Eselskinnbacken. Er hob ihn auf und schlug tausend Mann damit nieder.16 „Mit einem Eselsknochen – ein Esel, zwei Haufen –“, sagte Simson, „mit dem Kinnbacken eines Esels erschlug ich tausend Mann.“17 Danach warf er den Knochen weg. Seitdem heißt der Ort Ramat-Lehi, Kinnbackenhöhe.18 Aber Simson war am Verdursten und rief Jahwe an: „Du hast mir, deinem Diener, diesen großen Sieg geschenkt. Lass mich jetzt nicht vor Durst sterben und in die Hand dieser Unbeschnittenen fallen!“19 Da ließ Gott in einer Bodensenke bei Lehi einen Spalt entstehen, aus dem Wasser herausquoll. Als Simson davon trank, kehrten seine Lebensgeister zurück und er lebte wieder auf. Die Quelle ist noch heute bei Lehi zu finden. Man nennt sie En-Hakore, Ruferquelle.20 Als die Philister das Land beherrschten, war Simson für 20 Jahre Richter in Israel.

Richter 15

Nueva Versión Internacional (Castellano)

von Biblica
1 Pasado algún tiempo, durante la cosecha de trigo, Sansón tomó un cabrito y fue a visitar a su esposa. ―Voy a la habitación de mi esposa —dijo él. Pero el padre de ella no le permitió entrar,2 sino que le dijo: ―Yo estaba tan seguro de que la odiabas que se la di a tu amigo. ¿Pero acaso no es más atractiva su hermana menor? Tómala para ti, en lugar de la mayor.3 Sansón replicó: ―¡Esta vez sí que no respondo por el daño que les cause a los filisteos!4 Así que fue y cazó trescientas zorras, y las ató cola con cola en parejas, y a cada pareja le amarró una antorcha;5 luego les prendió fuego a las antorchas y soltó a las zorras por los sembrados de los filisteos. Así incendió el trigo que ya estaba en gavillas y el que todavía estaba en pie, junto con los viñedos y olivares.6 Cuando los filisteos preguntaron: «¿Quién hizo esto?», les dijeron: «Sansón, el yerno del timnateo, porque este le quitó a su esposa y se la dio a su amigo». Por eso los filisteos fueron y la quemaron a ella y a su padre.7 Pero Sansón les dijo: «Puesto que actuasteis de esa manera, ¡no pararé hasta que me haya vengado de vosotros!»8 Y los atacó tan furiosamente que causó entre ellos una tremenda masacre. Luego se fue a vivir a una cueva, que está en la peña de Etam.9 Los filisteos subieron y acamparon en Judá, incursionando cerca de Lejí.10 Los hombres de Judá preguntaron: ―¿Por qué habéis venido a luchar contra nosotros? ―Hemos venido a tomar prisionero a Sansón —les respondieron—, para hacerle lo mismo que nos hizo a nosotros.11 Entonces tres mil hombres de Judá descendieron a la cueva en la peña de Etam y le dijeron a Sansón: ―¿No te das cuenta de que los filisteos nos gobiernan? ¿Por qué nos haces esto? ―Simplemente les he hecho lo que ellos me hicieron a mí —contestó él.12 Ellos le dijeron: ―Hemos venido a atarte, para entregarte en manos de los filisteos. ―Juradme que no me mataréis vosotros mismos —dijo Sansón.13 ―De acuerdo —respondieron ellos—. Solo te ataremos y te entregaremos en sus manos. No te mataremos. Entonces lo ataron con dos sogas nuevas y lo sacaron de la peña.14 Cuando se acercaba a Lejí, los filisteos salieron a su encuentro con gritos de victoria. En ese momento el Espíritu del SEÑOR vino sobre él con poder, y las sogas que ataban sus brazos se volvieron como fibra de lino quemada, y las ataduras de sus manos se deshicieron.15 Al encontrar una quijada de burro que todavía estaba fresca, la agarró y con ella mató a mil hombres.16 Entonces dijo Sansón: «Con la quijada de un asno los he amontonado.[1] Con una quijada de asno he matado a mil hombres».17 Cuando terminó de hablar, arrojó la quijada y llamó a aquel lugar Ramat Lejí.[2]18 Como tenía mucha sed, clamó al SEÑOR: «Tú le has dado a tu siervo esta gran victoria. ¿Acaso voy ahora a morir de sed, y a caer en manos de los incircuncisos?»19 Entonces Dios abrió la hondonada que hay en Lejí, y de allí brotó agua. Cuando Sansón la bebió, recobró sus fuerzas y se reanimó. Por eso al manantial que todavía hoy está en Lejí se le llamó Enacoré.[3]20 Y Sansón gobernó a Israel durante veinte años en tiempos de los filisteos.