1Eines Tages sagte Noomi zu ihr: „Meine Tochter, sollte ich dir nicht ein Zuhause suchen, wo du es gut hast?2Du weißt, dass Boas, mit dessen Mägden du auf dem Feld warst, mit uns verwandt ist. Pass auf! Heute Abend worfelt[1] er die Gerste auf dem Dreschplatz.3Nimm ein Bad, salbe dich, zieh deine besten Kleider an und geh dorthin. Pass auf, dass er dich nicht entdeckt, bevor er mit Essen und Trinken fertig ist.4Merk dir die Stelle, wo er sich hinlegt. Dorthin gehst du dann, deckst seine Füße auf und legst dich nieder. Er wird dir schon sagen, was du tun sollst.“5„Ich werde alles so machen, wie du gesagt hast“, antwortete Rut.6Sie ging zum Dreschplatz hinunter und machte alles so, wie ihre Schwiegermutter sie angewiesen hatte.7Als Boas gegessen und getrunken hatte, legte er sich gutgelaunt am Rand des Getreidehaufens schlafen. Da kam sie leise, deckte seine Füße auf und legte sich ‹davor› hin.8Um Mitternacht zitterte der Mann ‹vor Kälte›, beugte sich vor und entdeckte eine Frau an seinem Fußende.9„Wer bist du?“, fragte er. „Ich bin Rut, deine Dienerin“, sagte sie. „Breite doch den Zipfel deines Gewands über mich aus, denn du bist der Löser!“10Da sagte er: „Jahwe segne dich, meine Tochter! Was du jetzt getan hast, zeigt deine Treue noch mehr als vorher. Denn du bist nicht den jungen Männern nachgelaufen, weder armen noch reichen.11Und nun, sei unbesorgt, meine Tochter! Alles, was du gesagt hast, werde ich für dich tun. Jeder in der Stadt weiß ja, dass du eine tüchtige Frau bist.12Es stimmt, dass ich Löser bin, aber es gibt da noch einen Löser, der näher mit dir verwandt ist als ich.13Bleib heute Nacht hier. Ich werde es morgen früh klären, ob er dich lösen will oder nicht. Wenn er keine Lust dazu hat, werde ich es tun, so wahr Jahwe lebt. Bleib jetzt liegen bis zum Morgen.“14So blieb sie bis zum Morgen an seinem Fußende liegen. Und noch bevor einer den anderen erkennen konnte, stand sie auf. Boas hatte sich nämlich gesagt: „Es darf nicht bekannt werden, dass diese Frau auf dem Dreschplatz war.“15Nun sagte er: „Gib dein Umschlagtuch her und halt es auf!“ Er füllte sechs Maß[2] Gerste hinein und hob es ihr auf die Schulter. Dann ging er in die Stadt.16Sie aber ging zu ihrer Schwiegermutter. Die fragte: „Wie ist es dir ergangen, meine Tochter?“ Rut erzählte ihr alles, was Boas für sie getan hatte,17und fügte hinzu: „Diese Menge Gerste hat er mir gegeben und gesagt: 'Du sollst nicht mit leeren Händen zu deiner Schwiegermutter kommen.'“18Da sagte sie: „Bleib hier, meine Tochter, bis du siehst, wie die Sache ausgeht! Der Mann wird nicht ruhen, bis er sie heute noch zu Ende geführt hat.“
1Entonces le dijo su suegra Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar reposo para ti, donde te vaya bien?2Ahora pues, aquel Booz, con cuyas criadas tú has estado, ¿no es pariente nuestro? He aquí que avienta la era de la cebada esta noche.3Lávate pues, y úngete, y ponte tus mejores vestidos, y baja a la era; pero no te des a conocer al hombre hasta que haya terminado de comer y beber.4Y sucederá que cuando se acueste, te fijarás bien en el sitio donde se acuesta, e irás y alzarás la cubierta de sus pies, y te acostarás allí, para que él te diga lo que has de hacer.5Y le respondió: Todo cuanto me dices, yo lo haré.6Bajó pues a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado.7Y cuando Booz hubo comido y bebido, y estuvo alegre su corazón, fue a acostarse a un lado del montón. Entonces ella se acercó calladamente, y alzando la cubierta de sus pies, se acostó allí.8Y sucedió que a la media noche aquel varón se estremeció, y palpó, ¡y he aquí a una mujer acostada a sus pies!9Entonces él dijo: ¿Quién eres tú? Y ella respondió: Soy Rut, tu sierva; extiende el borde de tu manto sobre tu sierva, porque redentor mío eres.10Y él dijo: ¡Bendita seas de YHVH, hija mía! Has hecho que tu postrera bondad sea mayor que la primera, no yendo tras los jóvenes, sean pobres o ricos.11Ahora pues, hija mía, no temas; que yo haré por ti todo cuanto me dices, porque todos los responsables de mi pueblo saben que eres mujer de acendrada virtud.12Pero ahora, aunque es cierto que soy redentor tuyo, con todo, hay un pariente más cercano que yo.13Pasa esta noche, y cuando sea de día, si él quiere redimirte, bien, que te redima; pero si él no quiere redimirte, ¡vive YHVH, yo te redimiré! Acuéstate hasta la mañana.14Ella pues se acostó a sus pies hasta por la mañana: luego se levantó antes que los hombres pudieran reconocerse unos a otros, porque él había dicho: No se sepa que vino mujer a la era.15Después le dijo: Trae acá el manto que llevas sobre ti, y sujétalo. Y ella lo sujetó, en tanto que él medía seis medidas de cebada, y se las puso encima, y ella se fue a la ciudad.16Cuando volvió a su suegra, ésta preguntó: ¿Qué sucedió hija mía? Y ella le contó todo lo que aquel varón había hecho por ella;17y añadió: Estas seis efas de cebada me ha dado, pues dijo: No regreses a tu suegra con las manos vacías.18Y ésta dijo: Descansa, hija mía, hasta que sepas como termina este asunto, porque el hombre no descansará hasta que concluya hoy mismo el asunto.