2.Samuel 1

Neue evangelistische Übersetzung

von Karl-Heinz Vanheiden
1 Als David nach dem Tod Sauls von seinem Sieg über die Amalekiter[1] zurückgekehrt war, hielt er sich zwei Tage lang in Ziklag[2] auf.2 Am dritten Tag kam einer von Sauls Leuten aus dem Heerlager. Seine Kleidung war zerrissen und er hatte Erde auf dem Kopf.[3] Als er zu David kam, warf er sich ehrfürchtig vor ihm nieder.3 „Wo kommst du her?“, fragte ihn David. „Ich habe mich aus dem Heerlager Israels in Sicherheit gebracht“, erwiderte er.4 „Wie steht es?“, fragte David. „Berichte es mir!“ Er sagte: „Das ganze Heer wurde in die Flucht geschlagen, und viele sind gefallen. Auch Saul und sein Sohn Jonatan sind tot.“5 Da fragte David den jungen Mann: „Saul und Jonatan sind tot? Woher weißt du das?“6 Der junge Mann berichtete: „Ich geriet zufällig auf die Berge von Gilboa. Da sah ich Saul stehen, wie er sich auf seinen Speer stützte. Die Streitwagen hatten ihn schon fast erreicht.7 Da drehte er sich um, sah mich und rief mich zu sich. 'Ja, Herr', sagte ich.8 Wer bist du?', fragte er. 'Ein Amalekiter', antwortete ich.9 Da sagte er zu mir: 'Komm her und gib mir den Todesstoß! Mit mir geht es zu Ende.'10 Da trat ich zu ihm und gab ihm den Todesstoß, denn ich sah, dass er seinen Fall nicht überleben würde. Dann nahm ich ihm den Stirnreif und die Armspange ab. Hier sind sie, Herr.“11 Da riss David sein Obergewand ein.[4] Dasselbe taten auch die Männer, die bei ihm waren.12 Sie trauerten, weinten und fasteten bis zum Abend um Saul und seinen Sohn Jonatan, um das Volk Jahwes und die Männer Israels, die in der Schlacht gefallen waren.13 Dann fragte David den jungen Mann, der ihm das berichtet hatte: „Woher stammst du?“ – „Ich bin der Sohn eines amalekitischen Einwanderers“, erwiderte dieser.14 Da fuhr David ihn an: „Wie konntest du es wagen, den Gesalbten Jahwes anzutasten und ihn umzubringen?“15 Er rief einem seiner jungen Männer zu: „Komm her und mach ihn nieder!“ Der ging hin und erschlug ihn.16 David sagte noch zu dem Amalekiter: „Dein Blut falle auf dich zurück! Du hast dir selbst das Urteil gesprochen, als du sagtest: 'Ich habe dem Gesalbten Jahwes den Todesstoß gegeben.'“17 Dann stimmte David über Saul und dessen Sohn Jonatan die Totenklage an18 und ordnete an, man solle es die Söhne Judas als Bogenlied lehren. Es ist im Buch der Heldenlieder[5] aufgenommen worden:19 Deine Zierde, Israel, liegt erschlagen auf deinen Höhen! / Wie sind die Helden gefallen!20 Berichtet es nicht in Gat, / verkündet es nicht in Aschkelons Gassen, / sonst freuen sich die Töchter der Philister, / sonst jubeln die Töchter dieser Unbeschnittenen.[6] (1Mo 17,9)21 Ihr Berge von Gilboa, / Felder des Todes, / kein Tau und kein Regen falle auf euch! / Denn dort wurde der Schild der Helden besudelt, / Sauls Schild, nicht mit Öl gesalbt, nein,22 mit dem Blut von Erschlagenen, / dem Körperfett von Helden. / Jonatans Bogen wich niemals zurück, / Sauls Schwert kehrte nie erfolglos heim!23 Saul und Jonatan, / geliebt und liebenswert, solange sie lebten, / sind nun auch im Tod noch vereint. / Sie waren schneller als Adler / und stärker als Löwen.24 Ihr Töchter Israels, / um Saul müsst ihr weinen, / er hat euch in kostbaren Purpur gekleidet, / er heftete Goldschmuck an euer Gewand.25 Wie sind die Helden gefallen mitten im Kampf! / Jonatan erschlagen auf deinen Höhen!26 Mir ist weh um dich, mein Bruder Jonatan! / Du warst mir über alles lieb. / Deine Freundschaft war mir mehr, / als Frauenliebe je bedeuten kann.27 Wie sind die Helden gefallen, / verloren die Waffen der Schlacht!

2.Samuel 1

La Biblia Textual

von Sociedad Bíblica Iberoamericana
1 Aconteció que después de la muerte de Saúl, habiendo regresado David de la derrota de los amalecitas, David permaneció dos días en Siclag.2 Al tercer día sucedió que llegó un hombre del campamento de Saúl, con sus vestidos rotos y tierra sobre su cabeza. Y ocurrió que cuando llegó ante David, cayó en tierra y se postró.3 Y David le dijo: ¿De dónde vienes? Y él le respondió: He escapado del campamento de Israel.4 Y David le preguntó: ¿Qué sucedió? ¡Dímelo ahora! Y él dijo: El pueblo huyó de la batalla, y muchos del pueblo cayeron y murieron, y también Saúl y su hijo Jonatán han muerto.5 Entonces David dijo al joven que le informaba: ¿Cómo sabes que Saúl y su hijo Jonatán han muerto?6 El joven que le informaba dijo: Me encontraba casualmente en el monte Gilboa y he aquí Saúl que estaba apoyado sobre su lanza, y he aquí los carros y jinetes lo habían alcanzado.7 Y él, volviéndose, me vio y me llamó. Y dije: Heme aquí.8 Y él me preguntó: ¿Quién eres tú? Y le respondí: Soy un amalecita.9 Entonces me dijo: Ponte junto a mí y mátame ya, porque la agonía se ha apoderado de mí, aunque mi vida está todavía en mí.10 Así que me puse junto a él y lo rematé, porque sabía que no podría vivir después de haber caído así, y tomé la corona que tenía en su cabeza y el brazalete que tenía en su brazo, y los he traído aquí a mi señor.11 Entonces David asiendo sus vestidos, los rasgó, y lo mismo hicieron todos los hombres que estaban con él.12 E hicieron duelo y lloraron y ayunaron hasta la tarde por Saúl y por su hijo Jonatán, y por el pueblo de YHVH y por la casa de Israel, porque habían caído por la espada.13 Luego David preguntó al joven que le informaba: ¿De dónde eres tú? Y él dijo: Soy hijo de un extranjero, amalecita.14 Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de YHVH?15 Entonces David llamó a uno de los jóvenes y dijo: ¡Arremete y cae sobre él! Y él lo hirió y murió.16 Y David le dijo: ¡Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues tu boca atestiguó contra ti cuando dijiste: Yo maté al ungido de YHVH!17 Entonces David lamentó con esta endecha a Saúl y a Jonatán su hijo,18 y mandó que enseñaran a los hijos de Judá el Arco. He aquí, está escrito en el rollo del Justo:19 ¡Ay del esplendor de Israel, herido en tus alturas! ¡Cómo han caído los valientes!20 No lo proclaméis en Gat, ni lo anunciéis en las plazas de Ascalón. Que no se alegren las hijas de los filisteos, Y no lo celebren las hijas de los incircuncisos.21 ¡Oh montes de Gilboa, ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni campos de ofrendas! Porque allí quedó manchado el escudo de los valientes; El escudo de Saúl, no estaba ungido con aceite.22 Sino con sangre de heridos, Y grosura de valientes, ¡Arco de Jonatán que jamás retrocedió! ¡Espada de Saúl que no volvía vacía!23 Saúl y Jonatán: Amados y queridos en su vida, Ni en su muerte fueron separados. Más ligeros que águilas y más fuertes que leones.24 ¡Oh hijas de Israel, llorad por Saúl! Que os vestía de lino fino y adornaba de oro vuestros vestidos.25 ¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ¡Jonatán, herido en tus alturas!26 ¡Cómo sufro por ti, oh Jonatán, hermano mío! ¡Ay, cómo te quería! Tu amor era para mí más maravilloso que amoríos de mujeres.27 ¡Cómo han caído los valientes, y perecido las armas de guerra!