1Respuesta de Elifaz de Temán a Job:2«¿Me permites una palabra? Pues, ¿cómo sería posible no hablar?3-4En tiempos pasados aconsejaste a más de un alma acongojada que confiara en Dios y has alentado a los débiles o vacilantes, y a quienes yacían decaídos o tentados a desesperar.5Pero ahora, bajo el golpe de la aflicción, desfalleces y te derrumbas.6En un tiempo como este, ¿no debería tu fe en Dios ser todavía tu confianza? ¿Acaso no crees que Dios cuidará de los buenos?7-8»¡Ponte a pensar! ¿Viste alguna vez a una persona genuinamente buena e inocente que haya sido castigada? La experiencia enseña que los que siembran pecado y problemas son quienes los cosechan.9Mueren bajo la mano de Dios.10Aunque ruja el león y gruña el cachorro, acabarán con los colmillos destrozados;11el león perece por falta de presa, y los cachorros de la leona se dispersan.12»En secreto se me dio esta enseñanza, como un susurro al oído.13Me llegó en visión nocturna, mientras los demás dormían.14Súbitamente me invadió el miedo; temblé y me estremecí de terror15cuando un espíritu pasó ante mi rostro; el pelo se me erizó.16Sentí la presencia del espíritu, pero no pude verlo ante mí. Luego, escuché una voz que susurró:17»“¿Será acaso el simple mortal más justo que Dios? ¿Más puro que su Creador?”.18-19Si Dios no puede confiar en sus propios siervos y aun a sus ángeles acusa de cometer errores, ¡cuánto más a los que habitan en casas de barro, cimentadas sobre el polvo y aplastadas como polillas!20En la mañana están vivos, y por la noche han muerto sin dejar siquiera un recuerdo.21¿No se arrancan acaso las estacas de su carpa? ¡Mueren sin haber adquirido sabiduría!