1¡Jerusalén, ciudad guerrera, prepárate para la guerra, refuerza tus murallas pues nos han sitiado y el gobernante de Israel será humillado y maltratado!2Pero tú, Belén Efrata, aunque eres sólo un pequeño pueblo de Judá, serás el lugar de donde nacerá el rey que gobernará a Israel. Este rey pertenece a una familia muy antigua y su linaje se remonta hasta tiempos muy lejanos.3Dios abandonará a su pueblo en manos de sus enemigos, pero sólo hasta el momento en que la mujer que está embarazada dé a luz a este rey. Entonces todos los israelitas que fueron llevados al exilio volverán a reunirse con sus compatriotas que se quedaron en Judá.4En aquel tiempo este rey se levantará con mucho poder y guiará al pueblo de Dios con seguridad y autoridad, como un pastor apacentará a su rebaño con el poder y la grandeza que el SEÑOR su Dios le dará. Y logrará que su pueblo viva seguro y en paz, y su reino se extenderá hasta el último rincón de la tierra.5¡Él será la garantía de nuestra paz! Cuando los asirios invadan nuestra tierra y ataquen nuestras fortalezas, él designará a siete pastores y a ocho grandes líderes para que nos defiendan.6Ellos someterán, por medio de su poder y destreza para la guerra, a Asiria, la tierra de Nimrod. Sí, cuando los asirios se atrevan a invadirnos, este rey nuestro nos librará de ellos y los expulsará de nuestra tierra.
El remanente
7Entonces, esa nación diezmada de Israel será para el mundo como un rocío suave que lo refresca, como lluvia sobre la hierba que cae sin que persona alguna intervenga. ¡Israel será una bendición para todas las naciones!8Pero esa pequeña nación de Israel será también, en medio de tantos pueblos, tan poderosa y temible como un león entre muchos animales indefensos; o como un león entre un rebaño de ovejas, que al pasar las agarra y devora, sin que nadie las pueda librar de sus garras.9Es así, SEÑOR, como te levantarás ante tus enemigos y acabarás con todos ellos.
Purificación de un pueblo idólatra y belicoso
10Esto es lo que dice el SEÑOR: «En aquel tiempo destruiré todas las armas en las cuales confías, y desbarataré tus ejércitos.11Destruiré tus murallas y demoleré las torres de defensa de tus ciudades.12Pondré fin a toda hechicería y no quedarán adivinos ni agoreros a quienes puedes ir a consultar.13Destruiré todos tus ídolos y destrozaré tus imágenes, de modo que nunca más rendirás homenaje a dioses que tus propias manos fabricaron.14Destrozaré las imágenes de tu diosa Aserá y destruiré las ciudades donde están los templos de tus ídolos.15Y ejecutaré mi venganza sobre las naciones que se nieguen a reconocerme y a vivir sin seguir mis instrucciones».
1Reagrupa tus tropas, ciudad guerrera, porque nos asedian. Con vara golpearán en la mejilla al gobernante de Israel.2Pero de ti, Belén Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes se remontan hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales.3Por eso Dios los entregará al enemigo hasta que tenga su hijo la que va a ser madre, y vuelva junto al pueblo de Israel el resto de sus hermanos.4Pero surgirá uno para pastorearlos con el poder del SEÑOR, con la majestad del nombre del SEÑOR su Dios. Vivirán seguros, porque él dominará hasta los confines de la tierra.5¡Él traerá la paz! Si Asiria llega a invadir nuestro país para pisotear nuestras fortalezas, le haremos frente con siete pastores, y aun con ocho líderes del pueblo;6ellos pastorearán a Asiria con la espada; con la daga, a la tierra de Nimrod. Si Asiria llega a invadir nuestro país, si llega a profanar nuestras fronteras, ¡él nos rescatará!
El remanente
7Será el remanente de Jacob, en medio de muchos pueblos, como rocío que viene del SEÑOR, como abundante lluvia sobre la hierba, que no depende de los hombres, ni espera nada de ellos.8Será el remanente de Jacob entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como un león entre los animales del bosque, como un cachorro entre las ovejas del rebaño, que al pasar las pisotea y las desgarra, sin que nadie pueda rescatarlas.9Levantarás la mano contra tus enemigos, y acabarás con todos tus agresores.
Purificación de un pueblo idólatra y belicoso
10Esto afirma el SEÑOR: «En aquel día exterminaré tu caballería, y destruiré tus carros de guerra.11Exterminaré las ciudades de tu país y derribaré todas tus fortalezas.12Pondré fin a tus hechicerías y no tendrás más adivinos.13Acabaré con tus ídolos y con tus monumentos sagrados; nunca más volverás a postrarte ante las obras de tus manos.14Arrancaré tus imágenes de Aserá, y reduciré a escombros tus ciudades;15con ira y con furor me vengaré de las naciones que no me obedecieron».