1¡Oigan ustedes, jefes de Israel! Escuchen ustedes que gobiernan al pueblo de Jacob: ¿Acaso no es deber de ustedes saber lo que es la justicia?2Sin embargo, ustedes son los más injustos, odian el bien y aman el mal; ustedes son quienes más explotan a mi pueblo y lo dejan en la miseria, despojándolo hasta de lo más necesario para vivir.3Ustedes son quienes devoran a mi pueblo como si fueran una res, le arrancan la piel, quiebran sus huesos y lo despedazan como si fuera carne para la cazuela.4Por eso, cuando rueguen al SEÑOR que los ayude en los tiempos difíciles, él no les hará caso. Cuando procuren su ayuda, el SEÑOR se les esconderá, pues está enojado por los crímenes que ustedes cometen.
Contraste entre el profeta falso y el verdadero
5Esto es lo que el SEÑOR dice contra los falsos profetas, los que descarrían a este pueblo: «Ustedes le anuncian la paz a quienes les dan de comer, pero a quienes no les dan nada, les anuncian la guerra.6Por eso, la oscuridad caerá sobre ustedes y los dejará sin visiones; tendrán tapado el entendimiento y no recibirán ningún mensaje de Dios».7Esos profetas y adivinos quedarán en ridículo, serán el hazmerreír de todos; no tendrán nada que decir, pues Dios no les dará mensajes.8En cambio, yo estoy lleno de poder, de justicia y de fuerza. Estoy lleno del Espíritu del SEÑOR para denunciar sin temor todas las maldades y la desobediencia de Israel.
El gobierno corrupto, causa de la caída de Sion
9Escuchen esto, líderes de Israel, que odian la justicia y tuercen las intenciones y las obras justas,10que llenan a Jerusalén, que es la ciudad del monte Sion, de crímenes y actos injustos.11Los jueces son corruptos, pues reciben dinero para juzgar a favor de los ricos; los sacerdotes enseñan sólo si se les paga, y los falsos profetas le ponen precio a sus mensajes. Y como si esto fuera poco, mal usan el nombre del SEÑOR, diciendo: «¡El SEÑOR está entre nosotros! ¡Ningún mal nos puede acontecer!».12Por eso, por culpa de ustedes, profetas falsos, Jerusalén será arada como si fuera un potrero y se convertirá en un montón de ruinas, y la montaña donde se asienta el templo se llenará de maleza como cualquier ruina abandonada.
Micha 3
Nueva Versión Internacional (Castellano)
El castigo a los gobernantes corruptos
1Entonces dije: «Escuchad, gobernantes de Jacob, autoridades del pueblo de Israel: ¿Acaso no os corresponde a vosotros conocer el derecho?2Vosotros odiáis el bien y amáis el mal; a mi pueblo le arrancáis la piel del cuerpo y la carne de los huesos;3vosotros devoráis a mi pueblo, le arrancáis la piel, le rompéis los huesos; lo descuartizáis como carne para la olla, como carne para el horno».4Entonces le pedirán auxilio al SEÑOR, pero él no les responderá; esconderá de ellos su rostro porque hicieron lo malo.
Contraste entre el profeta falso y el verdadero
5Esto es lo que dice el SEÑOR contra vosotros, profetas que descarriáis a mi pueblo: «Con el estómago lleno, invitan a la paz; con el vientre vacío, declaran la guerra.6Por tanto, tendréis noches sin visiones, oscuridad sin presagios». El sol se ocultará de estos profetas; ¡el día se les volverá tinieblas!7Los videntes quedarán en vergüenza; los adivinos serán humillados. Dios les tapará la boca, pues no les dará respuesta.8Yo, en cambio, estoy lleno de poder, lleno del Espíritu del SEÑOR, y lleno de justicia y de fuerza, para echarle en cara a Jacob su delito; para reprocharle a Israel su pecado.
El gobierno corrupto, causa de la caída de Sión
9Escuchad esto vosotros, gobernantes del pueblo de Jacob, y autoridades del reino de Israel, que abomináis la justicia y torcéis el derecho,10que edificáis a Sión con sangre y a Jerusalén con injusticia.11Sus gobernantes juzgan por soborno, sus sacerdotes instruyen por paga, y sus profetas predicen por dinero; para colmo, se apoyan en el SEÑOR, diciendo: «¿No está el SEÑOR entre nosotros? ¡No vendrá sobre nosotros ningún mal!»12Por lo tanto, por culpa vuestra Sión será como un campo arado; Jerusalén quedará en ruinas, y el monte del templo se volverá un matorral.