Jesaja 39

Gute Nachricht Bibel 2018

von Deutsche Bibelgesellschaft
1 Als der babylonische König Merodach-Baladan, der Sohn Baladans, davon hörte, dass Hiskija krank gewesen und wieder gesund geworden war, schickte er ihm ein Glückwunschschreiben und ließ ihm Geschenke überbringen. (2Kön 20,12)2 Hiskija freute sich über die Gesandten und zeigte ihnen alles, was er besaß: Silber, Gold, Gewürze und kostbare Öle, seine Waffen, Rüstungen und Lebensmittelvorräte. Alle Schatzkammern, Geräte- und Vorratshäuser in seinem Palast und in seinem ganzen Reich ließ er sie sehen.3 Da kam der Prophet Jesaja zu König Hiskija und fragte ihn: »Was wollten diese Männer von dir? Woher kamen sie?« »Sie sind von weit her zu mir gekommen, aus Babylon«, antwortete Hiskija.4 »Was haben sie in deinem Palast gesehen?«, fragte Jesaja. »Ich habe ihnen alle meine Vorräte und Schätze gezeigt«, sagte Hiskija. »Ich habe nichts vor ihnen geheim gehalten.«5 Da sagte Jesaja: »Höre, was der HERR, der Herrscher der Welt,[1] dir sagen lässt:6 ›Alle Schätze in deinem Palast, die deine Vorfahren zusammengetragen haben, werden eines Tages nach Babylon weggeschafft werden, nichts davon bleibt zurück. (2Kön 24,13)7 Auch von den Söhnen, die dir noch geboren werden, wird man einige nach Babylon verschleppen. Sie werden dort den König in seinem Palast bedienen müssen.‹« (Dan 1,3)8 Hiskija sagte: »Ich beuge mich unter die Entscheidung des HERRN.« Und er fügte hinzu: »Wenn nur wenigstens zu meinen Lebzeiten noch Frieden und Sicherheit herrschen!«

Jesaja 39

Nueva Versión Internacional (Castellano)

von Biblica
1 En aquel tiempo Merodac Baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un regalo a Ezequías, porque supo que había estado enfermo y que se había recuperado.2 Ezequías se alegró al recibir esto, y mostró a los mensajeros todos sus tesoros: la plata, el oro, las especias, el aceite fino, todo su arsenal y todo lo que había en ellos. No hubo nada en su palacio ni en todo su reino que Ezequías no les mostrara.3 Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó: ―¿Qué querían esos hombres? ¿De dónde vinieron? ―De un país lejano —respondió Ezequías—. Vinieron a verme desde Babilonia.4 ―¿Y qué vieron en tu palacio? —preguntó el profeta. ―Vieron todo lo que hay en él —contestó Ezequías—. No hay nada en mis tesoros que yo no les haya mostrado.5 Entonces Isaías le dijo: ―Oye la palabra del SEÑOR Todopoderoso:6 “Sin duda vendrán días en que todo lo que hay en tu palacio, y todo lo que tus antepasados atesoraron hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia. No quedará nada —dice el SEÑOR—.7 Y algunos de tus hijos y de tus descendientes serán llevados para servir como eunucos en el palacio del rey de Babilonia”.8 ―El mensaje del SEÑOR que tú me has traído es bueno —respondió Ezequías. Y es que pensaba: «Al menos, mientras yo viva habrá paz y seguridad».