von Katholisches Bibelwerk1So wurden Himmel und Erde und ihr ganzes Heer vollendet. (Neh 9,6)2Am siebten Tag vollendete Gott das Werk, das er gemacht hatte, und er ruhte am siebten Tag, nachdem er sein ganzes Werk gemacht hatte. (2Mo 20,8)3Und Gott segnete den siebten Tag und heiligte ihn; denn an ihm ruhte Gott, nachdem er das ganze Werk erschaffen hatte.
Der Mensch im Garten Eden
4Das ist die Geschichte der Entstehung von Himmel und Erde, als sie erschaffen wurden. Zur Zeit, als Gott, der HERR, Erde und Himmel machte,[1] (1Mo 1,1)5gab es auf der Erde noch keine Feldsträucher und wuchsen noch keine Feldpflanzen, denn Gott, der HERR, hatte es auf die Erde noch nicht regnen lassen und es gab noch keinen Menschen, der den Erdboden bearbeitete,6aber Feuchtigkeit stieg aus der Erde auf und tränkte die ganze Fläche des Erdbodens.7Da formte Gott, der HERR, den Menschen, Staub vom Erdboden, und blies in seine Nase den Lebensatem. So wurde der Mensch zu einem lebendigen Wesen.[2] (1Mo 3,19)8Dann pflanzte Gott, der HERR, in Eden, im Osten, einen Garten und setzte dorthin den Menschen, den er geformt hatte. (Hes 28,13)9Gott, der HERR, ließ aus dem Erdboden allerlei Bäume wachsen, begehrenswert anzusehen und köstlich zu essen, in der Mitte des Gartens aber den Baum des Lebens und den Baum der Erkenntnis von Gut und Böse.10Ein Strom entspringt in Eden, der den Garten bewässert; dort teilt er sich und wird zu vier Hauptflüssen.11Der Name des ersten ist Pischon; er ist es, der das ganze Land Hawila umfließt, wo es Gold gibt.12Das Gold jenes Landes ist gut; dort gibt es Bdelliumharz und Karneolsteine.13Der Name des zweiten Stromes ist Gihon; er ist es, der das ganze Land Kusch umfließt.14Der Name des dritten Stromes ist Tigris; er ist es, der östlich an Assur vorbeifließt. Der vierte Strom ist der Eufrat.15Gott, der HERR, nahm den Menschen und gab ihm seinen Wohnsitz im Garten von Eden, damit er ihn bearbeite und hüte.16Dann gebot Gott, der HERR, dem Menschen: Von allen Bäumen des Gartens darfst du essen,17doch vom Baum der Erkenntnis von Gut und Böse darfst du nicht essen; denn am Tag, da du davon isst, wirst du sterben. (1Mo 3,3)18Dann sprach Gott, der HERR: Es ist nicht gut, dass der Mensch allein ist. Ich will ihm eine Hilfe machen, die ihm ebenbürtig ist.19Gott, der HERR, formte aus dem Erdboden alle Tiere des Feldes und alle Vögel des Himmels und führte sie dem Menschen zu, um zu sehen, wie er sie benennen würde. Und wie der Mensch jedes lebendige Wesen benannte, so sollte sein Name sein.20Der Mensch gab Namen allem Vieh, den Vögeln des Himmels und allen Tieren des Feldes. Aber eine Hilfe, die dem Menschen ebenbürtig war, fand er nicht.21Da ließ Gott, der HERR, einen tiefen Schlaf auf den Menschen fallen, sodass er einschlief, nahm eine seiner Rippen und verschloss ihre Stelle mit Fleisch.22Gott, der HERR, baute aus der Rippe, die er vom Menschen genommen hatte, eine Frau und führte sie dem Menschen zu.23Und der Mensch sprach:
Das endlich ist Bein von meinem Bein / und Fleisch von meinem Fleisch. Frau soll sie genannt werden; / denn vom Mann ist sie genommen.[3]24Darum verlässt der Mann Vater und Mutter und hängt seiner Frau an und sie werden ein Fleisch. (Mt 19,5; Mk 10,8; 1Kor 6,16; Eph 5,31)25Beide, der Mensch und seine Frau, waren nackt, aber sie schämten sich nicht voreinander. (1Mo 3,7)
1.Mose 2
Nueva Versión Internacional (Castellano)
von Biblica1Así quedaron terminados los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos.2Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado la obra que había emprendido.3Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó, porque en ese día descansó de toda su obra creadora.
Adán y Eva
4Esta es la historia[1] de la creación de los cielos y la tierra. Cuando Dios el SEÑOR hizo la tierra y los cielos, (1Mo 5,1; 1Mo 6,9; 1Mo 10,1; 1Mo 11,10; 1Mo 11,27; 1Mo 25,12; 1Mo 25,19; 1Mo 36,1; 1Mo 36,9; 1Mo 37,2)5aún no había ningún arbusto del campo sobre la tierra, ni había brotado la hierba, porque Dios el SEÑOR todavía no había hecho llover sobre la tierra ni existía el hombre para que la cultivara.6No obstante, salía de la tierra un manantial que regaba toda la superficie del suelo.7Y Dios el SEÑOR formó al hombre[2] del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente. (1Mo 4,25)8Dios el SEÑOR plantó un jardín al oriente del Edén, y allí puso al hombre que había formado.9Dios el SEÑOR hizo que creciera toda clase de árboles hermosos, los cuales daban frutos buenos y apetecibles. En medio del jardín hizo crecer el árbol de la vida y también el árbol del conocimiento del bien y del mal.10Del Edén nacía un río que regaba el jardín, y que desde allí se dividía en cuatro ríos menores.11El primero se llamaba Pisón, y recorría toda la región de Javilá, donde había oro.12El oro de esa región era fino, y también había allí resina muy buena y piedra de ónice.13El segundo se llamaba Guijón, que recorría toda la región de Cus.[3]14El tercero se llamaba Tigris, que corría al este de Asiria. El cuarto era el Éufrates.15Dios el SEÑOR tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara,16y le dio este mandato: «Puedes comer de todos los árboles del jardín,17pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás».18Luego Dios el SEÑOR dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada».19Entonces Dios el SEÑOR formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo, y se los llevó al hombre para ver qué nombre les pondría. El hombre les puso nombre a todos los seres vivos, y con ese nombre se les conoce.20Así el hombre fue poniéndoles nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo. Sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre.21Entonces Dios el SEÑOR hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras este dormía, le sacó una costilla y le cerró la herida.22De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el SEÑOR hizo una mujer y se la presentó al hombre,23el cual exclamó: «Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará “mujer”[4] porque del hombre fue sacada».24Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.[5]25En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza.