1Eure Ältesten ermahne ich, als Mitältester und Zeuge der Leiden Christi, der auch an der Herrlichkeit teilhaben soll, die sich offenbaren wird:2Weidet die euch anvertraute Herde Gottes, nicht gezwungen, sondern freiwillig, wie Gott es will; auch nicht aus Gewinnsucht, sondern mit Hingabe; (1Tim 3,3; Tit 1,7)3seid nicht Beherrscher der Gemeinden, sondern Vorbilder für die Herde! (Phil 3,17; Tit 2,7)4Wenn dann der oberste Hirt erscheint, werdet ihr den nie verwelkenden Kranz der Herrlichkeit empfangen.5Sodann, ihr Jüngeren: Ordnet euch den Ältesten unter! Alle aber begegnet einander in Demut! Denn Gott tritt Stolzen entgegen, Demütigen aber schenkt er seine Gnade. (Spr 3,34; Jak 4,6)6Beugt euch also in Demut unter die mächtige Hand Gottes, damit er euch erhöht, wenn die Zeit gekommen ist![1]7Werft alle eure Sorge auf ihn, denn er kümmert sich um euch! (Ps 54,9; Weis 12,13)
Zuversicht trotz Bedrängnis
8Seid nüchtern, seid wachsam! Euer Widersacher, der Teufel, geht wie ein brüllender Löwe umher und sucht, wen er verschlingen kann. (Ps 22,14; 1Petr 1,13; 1Petr 4,7)9Leistet ihm Widerstand in der Kraft des Glaubens! Wisst, dass eure Brüder und Schwestern in der Welt die gleichen Leiden ertragen.10Der Gott aller Gnade aber, der euch in Christus zu seiner ewigen Herrlichkeit berufen hat, wird euch, die ihr kurze Zeit leiden müsst, wieder aufrichten, stärken, kräftigen und auf festen Grund stellen.[2]11Sein ist die Macht in Ewigkeit. Amen.[3] (1Petr 4,11)
1A los ancianos que están entre ustedes, yo, que soy anciano como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe con ellos de la gloria que se ha de revelar, les ruego esto:2cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere.3No sean tiranos con los que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño.4Así, cuando aparezca el Pastor supremo, ustedes recibirán la inmarcesible corona de gloria.5Así mismo, jóvenes, sométanse a los ancianos. Revístanse todos de humildad en su trato mutuo, porque «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes».[1]6Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo.7Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.8Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.9Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos en todo el mundo están soportando la misma clase de sufrimientos.10Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.11A él sea el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Saludos finales
12Con la ayuda de Silvano, a quien considero un hermano fiel, les he escrito brevemente, para animarlos y confirmarles que ésta es la verdadera gracia de Dios. Manténganse firmes en ella.13Saludos de parte de la que está en Babilonia, escogida como ustedes, y también de mi hijo Marcos.14Salúdense los unos a los otros con un beso de amor fraternal. Paz a todos ustedes que están en Cristo.