de Sociedad Bíblica Iberoamericana1Mi espíritu está consumido, mis días, extinguidos, Hay sepulcros preparados para mí.2No hay sino escarnecedores conmigo, Y mis ojos tienen que soportar su provocación.3Deposita, te ruego, mi fianza junto a ti. ¿Quién si no ha de estrechar mi mano?4Has privado su corazón de entendimiento, Por tanto, no los exaltarás.5Desfallecerán los ojos de los hijos Del que por lisonjas traiciona a sus amigos.6Se me ha puesto por refrán del pueblo, Sí, he venido a ser uno a quien le escupen en la cara.7Mis ojos están oscurecidos por la tristeza, Y todos mis miembros son como una sombra.8Los rectos se asombran ante esto, Y el inocente se agita contra el impío.9Con todo, el justo se aferrará a su camino, Y el limpio de manos se hará cada vez más fuerte.10Pero ahora, ¡volveos y llegaos aquí! De seguro no hallaré un sabio entre vosotros.11Mis días han pasado, mis planes se han deshecho, Aun los anhelos de mi corazón,12Que solían mudar la noche en día, y me decían: Tras la tiniebla está la luz.13Pero aun si espero, yo sé que el Seol es mi morada: En las tinieblas tengo extendido mi lecho.14A la descomposición digo: ¡Padre mío! Y al gusano: ¡Madre mía, hermana mía!15¿Dónde está entonces mi esperanza? ¡Sí! mi esperanza, ¿quién la verá?16Descenderá conmigo al Seol, Y juntos nos hundiremos en el polvo.