Job 7

La Biblia Textual

de Sociedad Bíblica Iberoamericana
1 ¿No es una milicia el destino del hombre en la tierra? ¿No son sus días como los días de un jornalero?2 Como un esclavo que anhela la sombra, Y como un jornalero que espera su paga,3 Así he heredado yo meses sin provecho, Y noches de aflicción me fueron asignadas.4 Si me acuesto, entonces digo: ¿Cuándo me levantaré? Y la noche se alarga, y me harto de dar vueltas hasta el alba.5 Mi carne está vestida de gusanos y de costra polvorienta, Mi piel se agrieta y supura,6 Mis días se me van más veloces que la lanzadera, Y se me acaban por falta de hilo.7 ¡Acuérdate de que mi vida es un soplo, Y que mis ojos no volverán a ver el bien!8 El ojo del que me ve, ya no me verá más, Tus ojos se fijarán en mí, pero ya no existiré.9 Como la nube se deshace y se va, Así quien baja al Seol, no vuelve más.10 No retorna más a su morada, Ni su lugar lo reconoce ya.11 Por tanto, no refrenaré mi boca, Hablaré en la angustia de mi espíritu, Me quejaré en la amargura de mi alma.12 ¿Soy yo acaso el mar, o el monstruo marino, Para que pongas guardia sobre mí?13 Si digo: Me consolará mi lecho, Mi cama aliviará mi queja;14 Entonces me aterras con sueños Y me turbas con visiones.15 De manera que mi alma prefiere la estrangulación y la muerte, Antes que estos huesos míos.16 ¡Abomino la vida! ¡No quiero vivir ya! ¡Déjame, mis días son vanidad!17 ¿Qué es el mortal, para que lo engrandezcas, Y pongas en él tu atención,18 Y lo examines cada mañana, Y lo pongas a prueba cada tarde?19 ¿Hasta cuándo no apartarás de mí tu mirada, Ni me soltarás para que trague saliva?20 Si he pecado, ¿qué te hago a ti, oh Guardián del hombre? ¿Por qué me pones por blanco tuyo, Hasta convertirme en una carga para ti?21 ¿Por qué no quitas mis pecados y haces que pase mi iniquidad? Porque en breve me acostaré en el polvo, Me buscarás, pero no existiré.

Job 7

Nueva Versión Internacional (Castellano)

de Biblica
1 »¿No tenemos todos una obligación en este mundo? ¿No son nuestros días como los de un asalariado?2 Como el esclavo que espera con ansias la noche, como el asalariado que ansioso espera su paga,3 meses enteros he vivido en vano; ¡me han tocado noches de miseria!4 Me acuesto y pienso: “¿Cuánto falta para que amanezca?” La noche se me hace interminable; doy vueltas en la cama hasta el amanecer.5 Tengo el cuerpo cubierto de gusanos y de costras; ¡la piel se me raja y me supura!6 »Mis días se van más veloces que una lanzadera, y sin esperanza alguna llegan a su fin.7 Recuerda, oh Dios, que mi vida es un suspiro; que ya no verán mis ojos la felicidad.8 Los ojos que hoy me ven, no me verán mañana; pondrás en mí tus ojos, pero ya no existiré.9 Como nubes que se diluyen y se pierden, los que bajan al sepulcro ya no vuelven a subir.10 Nunca más regresan a su casa; desaparecen de su lugar.11 »Por lo que a mí respecta, no guardaré silencio; la angustia de mi alma me lleva a hablar, la amargura en que vivo me obliga a protestar.12 ¿Soy acaso el mar, el monstruo del abismo, para que me pongas bajo vigilancia?13 Cuando pienso que en mi lecho hallaré consuelo o encontraré alivio a mi queja,14 aun allí me infundes miedo en mis sueños; ¡me aterras con visiones!15 ¡Preferiría que me estrangularan a seguir viviendo en este cuerpo!16 Tengo en poco mi vida; no quiero vivir para siempre. ¡Déjame en paz, que mi vida no tiene sentido!17 »¿Qué es el hombre, que le das tanta importancia, que tanta atención le concedes,18 que cada mañana lo examinas y a cada instante lo pones a prueba?19 Aparta de mí la mirada; ¡déjame al menos tragar saliva!20 Si he pecado, ¿en qué te afecta, vigilante de los mortales? ¿Por qué te ensañas conmigo? ¿Acaso te soy una carga?[1]21 ¿Por qué no me perdonas mis pecados? ¿Por qué no pasas por alto mi maldad? Un poco más, y yaceré en el polvo; me buscarás, pero habré dejado de existir».