1¡Ay de la tierra que retumba, Que está allende los ríos de Etiopía!2Que envía embajadores por el mar navegando en naves de papiro, que dicen: Corred presto mensajeros, al pueblo de elevada estatura y de brillante piel, A un pueblo temido por cercanos y lejanos, Nación agresiva y atropelladora, Cuya tierra dividen los ríos.3Vosotros, habitantes del mundo y moradores de la tierra: Al alzarse la bandera en los montes, mirad; Al soplido del shofar, escuchad,4Que así me ha dicho YHVH: Como el calor vibrante ante la luz, Como el vaho de la nube al bochorno de la siega, Desde mi morada Yo contemplaré sereno,5Antes de la vendimia, cuando haya acabado la floración, Y se produzca el fruto, y maduren las uvas, Podará con podaderas los pámpanos, Y arrancará las cepas, y las arrojará.6Juntos serán abandonados a los buitres del monte y a las fieras de la tierra. Las aves de rapiña veranearán sobre ellos, Y todas las fieras de la tierra invernarán sobre ellos.7En aquel tiempo, será traído un presente a YHVH Sebaot por un pueblo de elevada estatura y tez brillante, Gente temida por cercanos y lejanos, Nación agresiva y atropelladora, Cuya tierra dividen los ríos, Al lugar dedicado para el nombre de YHVH Sebaot: El Monte Sión.
1¡Ah, tierra que está más allá de las cabeceras del Nilo, donde los alados botes de vela se deslizan por el río!2¡Tierra que en rápidas embarcaciones envía embajadores Nilo abajo, vuelvan a ti veloces mensajeros! ¡Oh vigorosa y ágil nación temida por doquier, nación conquistadora y destructora cuyo país está dividido por el Alto Nilo! Este es el mensaje para ti:3Cuando se alce mi estandarte de batalla sobre el monte, ¡sépase notificado el mundo entero! Cuando suene la trompeta, ¡escuchen!4Porque esto me ha dicho el SEÑOR: «Que avance ahora tu poderoso ejército contra la tierra de Israel». Dios observará impasible desde su templo en Jerusalén, sereno como en placentero día estival o en hermosa mañana de otoño durante la siega.5Pero antes que lancen el ataque y mientras estén madurando sus planes como uvas, él los cortará como con podadora. Podará los zarcillos que se extienden.6Tu poderoso ejército quedará muerto en el campo para que lo devoren las aves del monte y las fieras salvajes. Los buitres andarán desgarrando cadáveres todo el verano y las fieras roerán huesos todo el invierno.7Pero vendrá el tiempo en que aquella vigorosa y potente nación terror de todos, lejanos y cercanos, (aquella nación conquistadora y destructora, cuya tierra dividen los ríos), traerá ofrendas al SEÑOR Todopoderoso en Jerusalén, donde él ha puesto su nombre.
1¡Ay de la tierra de zumbantes langostas[1] más allá de los ríos de Cus,2que por las aguas del río Nilo envía emisarios en barcas de papiro! Vayan, veloces mensajeros, a una nación de gente alta y lampiña; a un pueblo temido por doquier, a una nación agresiva y dominante, cuya tierra está surcada por ríos.3Cuando sobre las montañas se alce el estandarte y suene la trompeta, ¡fíjense, habitantes del mundo!; ¡escuchen, pobladores de la tierra!4Así me dijo el Señor: «Desde mi morada miraré impasible, como los candentes rayos del sol, como las nubes de rocío en el calor de la vendimia.»5Porque antes de la vendimia, cuando la flor se cae y madura la uva, se podarán los retoños y se arrancarán de raíz los sarmientos.6Todos ellos quedarán abandonados a los buitres de las montañas y a los animales salvajes; durante el verano serán el alimento de las aves de rapiña; durante el invierno, de todos los animales salvajes.7En aquel tiempo ese pueblo de alta estatura y de lampiña piel, ese pueblo temido en todas partes, esa nación agresiva y dominante, cuya tierra está surcada por ríos, le llevará ofrendas al Señor Todopoderoso. Se las llevará al monte Sión, al lugar donde habita el nombre del Señor Todopoderoso.
1¡Ay de la tierra de zumbantes langostas[1] más allá de los ríos de Cus,2que por las aguas del río Nilo envía emisarios en barcas de papiro! Id, veloces mensajeros, a una nación de gente alta y lampiña; a un pueblo temido por doquier, a una nación agresiva y dominante, cuya tierra está surcada por ríos.3Cuando sobre las montañas se alce el estandarte y suene la trompeta, ¡fijaos, habitantes del mundo!; ¡escuchad, pobladores de la tierra!4Así me dijo el SEÑOR: «Desde mi morada miraré impasible, como los candentes rayos del sol, como las nubes de rocío en el calor de la vendimia».5Porque antes de la vendimia, cuando la flor se cae y madura la uva, se podarán los retoños y se arrancarán de raíz los sarmientos.6Todos ellos quedarán abandonados a los buitres de las montañas y a los animales salvajes; durante el verano serán el alimento de las aves de rapiña; durante el invierno, de todos los animales salvajes.7En aquel tiempo ese pueblo de alta estatura y de lampiña piel, ese pueblo temido en todas partes, esa nación agresiva y dominante, cuya tierra está surcada por ríos, le llevará ofrendas al SEÑOR Todopoderoso. Se las llevará al monte Sión, al lugar donde habita el nombre del SEÑOR Todopoderoso.