Génesis 27

La Biblia Textual

de Sociedad Bíblica Iberoamericana
1 Aconteció que envejeció Isaac, y sus ojos se debilitaron hasta no ver. Entonces llamó a Esaú su hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Y él respondió: Heme aquí.2 Le dijo: He aquí ahora soy viejo, no sé el día de mi muerte,3 toma pues, ahora tus aparejos, tu arco y aljaba, sal al campo y cázame alguna presa,4 y prepárame manjares como a mí me gustan y tráemelos para que coma, a fin de que mi alma te bendiga antes que muera.5 Pero Rebeca estaba escuchando lo que Isaac decía a su hijo Esaú. Y cuando Esaú fue al campo a cazar la presa que había de traer,6 Rebeca habló a su hijo Jacob, diciendo: He aquí he oído a tu padre que decía a tu hermano Esaú:7 Tráeme una presa y prepárame manjares para que coma y te bendiga delante de YHVH antes que muera.8 Ahora pues, hijo mío, obedece mi voz en lo que te ordeno:9 Ve ahora al rebaño, y tráeme de allí dos cabritos de buenas cabras, para preparar con ellas manjares para tu padre, como a él le gusta,10 y tú lo llevarás a tu padre para que coma, y así te bendecirá antes de su muerte.11 Pero Jacob dijo a su madre Rebeca: Mira, mi hermano Esaú es un hombre velludo, y yo lampiño.12 Quizá me palpe mi padre y quedaré ante sus ojos como tramposo, y traeré sobre mí maldición y no bendición.13 Pero su madre le respondió: Hijo mío, tu maldición caiga sobre mí. Sólo obedece mi voz, así que ve y tráemelos.14 Entonces él fue, tomó y llevó a su madre, y su madre los guisó como le gustaban a su padre.15 Luego tomó Rebeca los vestidos de Esaú su hijo mayor, los más deseables, que tenía consigo en la casa, y vistió a Jacob su hijo menor.16 Y con las pieles de los cabritos de las cabras, le cubrió sus manos y la parte lisa de su cuello.17 Luego puso en manos de su hijo Jacob los manjares que había preparado con el pan.18 Y él fue a su padre y dijo: Padre mío. Él respondió: Heme aquí, ¿quién eres, hijo mío?19 Y dijo Jacob a su padre: Yo soy Esaú tu primogénito. He hecho como me hablaste. Levántate te ruego. Siéntate y come de mi caza, para que me bendiga tu alma.20 Entonces dijo Isaac a su hijo: ¡Qué pronto la has hallado, hijo mío! Y él contestó: Porque YHVH tu Dios me la puso al alcance.21 Pero dijo Isaac a Jacob: Acércate ahora para que te palpe hijo mío, si acaso eres tú mi hijo Esaú, o no.22 Se acercó Jacob a su padre Isaac, y él lo palpó y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú.23 Y no lo reconoció, porque sus manos eran velludas como las de Esaú, y se dispuso a bendecirlo.24 Y preguntó: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Contestó: Lo soy.25 Entonces dijo: Hijo mío, acércame la caza, para que coma y mi alma te bendiga. Y él se la acercó, y comió, luego le sirvió vino y bebió.26 Entonces le dijo su padre Isaac: Acércate y bésame hijo mío.27 Y él se acercó y lo besó, y al oler Isaac el aroma de sus vestidos, lo bendijo diciendo: He aquí, el aroma de mi hijo, Como el aroma del campo que ha bendecido YHVH.28 ’Elohim pues, te dé del rocío del cielo, Y de las fertilidades de la tierra, Y abundancia de grano y mosto.29 Pueblos te sirvan, Y naciones se postren ante ti. Sé señor de tus hermanos, E inclínense ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldigan, Y benditos los que te bendigan.30 Apenas terminó Isaac de bendecir a Jacob, y no bien había salido Jacob de la presencia de su padre Isaac, su hermano Esaú llegó de su cacería.31 También él había preparado manjares y los traía a su padre. Y dijo a su padre: ¡Levántese mi padre y coma de la caza de su hijo para que me bendiga tu alma!32 Y su padre Isaac le dijo: ¿Quién eres? Y él respondió: Yo soy tu hijo, tu primogénito Esaú.33 Entonces se estremeció Isaac con gran estremecimiento, y exclamó: ¿Quién, pues, es el que vino aquí, que cazó y me trajo de comer, y comí de todo antes de que tú vinieras? ¡Yo lo bendije, y será bendito!34 Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, dio un grito atroz, lleno de amargura, y pidió a su padre: ¡Bendíceme también a mí, padre mío!35 Pero él dijo: Vino tu hermano con astucia y tomó tu bendición.36 Y dijo: Bien llamaron su nombre Jacob, pues ya me ha suplantado dos veces, se alzó con mi primogenitura, y mira, ahora ha tomado mi bendición. Y añadió: ¿No has reservado una bendición para mí?37 E Isaac respondió y dijo a Esaú: He aquí lo he puesto por señor tuyo, y le he dado por siervos a todos sus hermanos. De trigo y de vino lo he provisto, entonces, ¿qué podré hacer por ti ahora, hijo mío?38 Y dijo Esaú a su padre: Padre mío, ¿no tienes ni una sola bendición? ¡Bendíceme también a mí padre mío! Y Esaú alzó su voz y lloró.39 E Isaac su padre respondió y le dijo: He aquí, sin la grosura de la tierra, Y sin el rocío de los cielos de arriba será tu morada.40 Por tu espada vivirás, Y a tu hermano servirás. Pero sucederá que cuando te fortalezcas, Sacudirás su yugo de tu cerviz.41 Y aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que lo había bendecido su padre, y dijo Esaú en su corazón: Se acercan los días del luto de mi padre, entonces podré matar a Jacob mi hermano.42 Cuando le anunciaron a Rebeca las palabras de Esaú su hijo mayor, envió a llamar a Jacob su hijo menor, y le dijo: Mira, tu hermano Esaú se consuela con la idea de matarte.43 Ahora pues, hijo mío, obedece mi voz. Levántate y huye a Harán, adonde Labán, mi hermano,44 y mora con él algunos días hasta que se calme la furia de tu hermano,45 hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra ti y olvide lo que le hiciste. Entonces te enviaré a traer de allá. ¿Por qué he de ser privada de vosotros dos en un solo día?46 Y dijo Rebeca a Isaac: Estoy hastiada de mi vida por causa de las hijas de Het. Si Jacob llega a tomar mujer de entre las hijas de Het, como éstas, de las hijas de esta tierra, ¿de qué me servirá ya la vida?

Génesis 27

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1 Isaac estaba muy viejo y se había quedado ciego. Un día llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: ―¡Hijo mío! ―¿Qué quieres, padre? —contestó Esaú.2 ―Ya estoy viejo —dijo Isaac—, y en cualquier momento me puedo morir.3 Toma el arco y las flechas y anda al campo a ver qué puedes cazar para mí.4 Luego prepárame un guiso sabroso, como a mí me gusta, y me lo traes para comérmelo. Después de eso te daré mi bendición antes de morir.5 Rebeca oyó la conversación que Isaac tuvo con su hijo Esaú. Así que tan pronto este salió al campo a cazar un animal para su padre,6 llamó a su hijo Jacob y le dijo: ―Acabo de escuchar que tu padre estaba hablando con tu hermano, y le decía7 que fuera a cazar algún animal para que le preparara un guiso, y que después de eso le daría su bendición.8 Ahora, hijo mío, préstame atención y haz exactamente lo que yo te voy a decir:9 Ve al rebaño y tráeme dos de los mejores cabritos. Con ellos le prepararé un guiso sabroso a tu padre, tal como a él le gusta.10 Luego tú se lo servirás, y cuando él se lo haya comido, te dará la bendición antes de su muerte.11 ―Pero, madre —dijo Jacob—, mi hermano es muy velludo, mientras que yo soy lampiño.12 Si a mi padre le da por tocarme pensará que me estoy burlando de él. Entonces, en vez de bendecirme me maldecirá.13 ―Que sus maldiciones caigan sobre mí, hijo mío —dijo ella—. Haz lo que te he dicho. Ve a buscar los cabritos.14 Jacob siguió las instrucciones de su madre y le trajo los dos cabritos. Su madre preparó un guiso tal como le gustaba a Isaac.15 Enseguida tomó la mejor ropa de su hijo Esaú, que este había dejado en la casa, y le pidió a Jacob que se la pusiera.16 Luego, con la piel de los cabritos, Rebeca le cubrió a Jacob los brazos y la parte del cuello donde no tenía vellos.17 Después, le entregó a Jacob el guiso y el pan que había preparado.18 Jacob llevó la bandeja con la comida a la pieza donde estaba su padre. ―¡Padre! —dijo Jacob. ―Aquí estoy, hijo mío. ¿Quién eres tú? —preguntó Isaac.19 ―Soy Esaú, tu hijo mayor —dijo Jacob—. Hice lo que me dijiste que hiciera. Este es el guiso que preparé con lo que he cazado. Siéntate y cómelo, para que me bendigas.20 Entonces Isaac le preguntó: ―Hijo mío, ¿cómo pudiste hacerlo con tanta rapidez? ―Porque el SEÑOR, tu Dios, me permitió encontrar el animal muy pronto —respondió Jacob.21 ―Acércate —le ordenó Isaac—. Quiero palparte para estar seguro de que eres mi hijo Esaú.22 Jacob se acercó a su padre, y él lo palpó. «Es la voz de Jacob —dijo Isaac para sí—, pero las manos son las de Esaú».23 Así que Isaac no reconoció a Jacob, porque sus manos eran tan velludas como las de su hermano Esaú. Antes de bendecir a Jacob,24 Isaac volvió a preguntarle: ―¿Eres realmente Esaú? ―Sí, por supuesto —respondió Jacob.25 ―Entonces pásame el guiso de lo que cazaste. Me lo comeré y luego te bendeciré. Jacob se lo pasó, e Isaac comió; también bebió el vino que Jacob le había llevado.26 ―Acércate y bésame, hijo mío —dijo Isaac.27 Jacob se acercó y besó a su padre. Al oler la ropa que Jacob llevaba puesta, Isaac lo bendijo con estas palabras: «El olor de mi hijo es como el buen aroma de un campo bendecido por el SEÑOR.28 Que Dios te dé siempre abundante agua del cielo; que te dé cosechas abundantes, y mucho trigo y vino.29 Que muchas naciones te sirvan; que muchos pueblos se inclinen delante de ti. Que seas el amo de todos tus parientes, y que todos ellos se inclinen delante de ti. Malditos sean los que te maldigan, y benditos los que te bendigan».30 En cuanto Isaac hubo bendecido a Jacob, y casi en el momento en que este salía de la carpa de su padre, llegó Esaú del campo con su caza.31 También la preparó en la forma que a su padre le gustaba y se la llevó. ―Padre —dijo Esaú—, aquí está lo que te he preparado con lo que he cazado. Siéntate y come, para que me des la mejor de tus bendiciones.32 ―Pero, ¿quién eres tú? —preguntó Isaac. ―Pues, yo soy Esaú, tu hijo primogénito —le contestó.33 Isaac se estremeció fuertemente y dijo a Esaú: ―Entonces, ¿quién fue el que estuvo aquí y me trajo un guiso? Acabo de comerme el guiso que me trajo, y le di mi bendición, y nadie se la podrá quitar.34 Cuando Esaú escuchó esto, comenzó a llorar con profunda amargura, y le dijo: ―Padre mío, ¡bendíceme también a mí!35 Isaac le contestó: ―Tu hermano estuvo aquí, me engañó y se llevó tu bendición.36 ―¡Con razón lo llamaron Jacob! —dijo Esaú con amargura—. Primero se apoderó de mi primogenitura, y ahora me ha robado tu bendición. Padre, ¿no has guardado una bendición para mí?37 ―Lo he puesto por señor tuyo y le he dado por siervos a todos sus parientes —le respondió Isaac—. Le he garantizado que tendrá abundancia de grano y de vino. ¿Qué puedo darte a ti, hijo mío?38 Esaú insistió: ―¿No tienes ninguna bendición para mí? ¡Padre mío, bendíceme también a mí! Y se puso a llorar a gritos.39 Entonces Isaac le dijo: «Vivirás lejos de las tierras fértiles y de la lluvia que cae del cielo.40 Para poder vivir tendrás que usar tu espada, y servirás a tu hermano por un tiempo. Pero cuando seas más fuerte te liberarás del dominio de tu hermano».41 Entonces Esaú se llenó de odio contra Jacob por lo que este le había hecho, y se dijo: «Pronto morirá mi padre, y en cuanto esto haya ocurrido, mataré a Jacob».42 A Rebeca le contaron lo que estaba planeando Esaú. Entonces mandó a llamar a Jacob, y le dijo: ―Me he enterado de que tu hermano Esaú anda con intenciones de matarte.43 Por eso, hijo mío, haz lo que te voy a decir: Levántate y vete a la casa de mi hermano Labán, que vive en Jarán.44-45 Quédate allá hasta que el tiempo haya aplacado la furia de tu hermano y se haya olvidado de lo que hiciste. Entonces yo te mandaré a buscar. ¿Por qué he de perder a los dos el mismo día?46 Después Rebeca le dijo a Isaac: ―Me tienen enferma y cansada estas mujeres hititas. Preferiría morirme antes de ver a Jacob casado con alguna de esas hititas que viven aquí.

Génesis 27

Nueva Versión Internacional

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1 Isaac había llegado a viejo y se había quedado ciego. Un día llamó a Esaú, su hijo mayor. —¡Hijo mío! —le dijo. —Aquí estoy —le contestó Esaú.2 —Como te darás cuenta, ya estoy muy viejo y en cualquier momento puedo morirme.3 Toma, pues, tus armas, tu arco y tus flechas, y ve al campo a cazarme algún animal.4 Prepárame luego un buen guiso, como a mí me gusta, y tráemelo para que me lo coma. Entonces te bendeciré antes de que muera.5 Como Rebeca había estado escuchando mientras Isaac le hablaba a su hijo Esaú, en cuanto éste se fue al campo a cazar un animal para su padre,6 ella le dijo a su hijo Jacob: —Según acabo de escuchar, tu padre le ha pedido a tu hermano Esaú7 que cace un animal y se lo traiga para hacerle un guiso como a él le gusta. También le ha prometido que antes de morirse lo va a bendecir, poniendo al Señor como testigo.8 Ahora bien, hijo mío, escúchame bien, y haz lo que te mando.9 Ve al rebaño y tráeme de allí dos de los mejores cabritos, para que yo le prepare a tu padre un guiso como a él le gusta.10 Tú se lo llevarás para que se lo coma, y así él te dará su bendición antes de morirse.11 Pero Jacob le dijo a su madre: —Hay un problema: mi hermano Esaú es muy velludo, y yo soy lampiño.12 Si mi padre me toca, se dará cuenta de que quiero engañarlo, y esto hará que me maldiga en vez de bendecirme.13 —Hijo mío, ¡que esa maldición caiga sobre mí! —le contestó su madre—. Tan sólo haz lo que te pido, y ve a buscarme esos cabritos.14 Jacob fue a buscar los cabritos, se los llevó a su madre, y ella preparó el guiso tal como le gustaba a su padre.15 Luego sacó la mejor ropa de su hijo mayor Esaú, la cual tenía en casa, y con ella vistió a su hijo menor Jacob.16 Con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lampiña del cuello,17 y le entregó a Jacob el guiso y el pan que había preparado.18 Jacob se presentó ante su padre y le dijo: —¡Padre! —Dime, hijo mío, ¿quién eres tú? —preguntó Isaac.19 —Soy Esaú, tu primogénito —le contestó Jacob—. Ya hice todo lo que me pediste. Ven, por favor, y siéntate a comer de lo que he cazado; así podrás darme tu bendición.20 Pero Isaac le preguntó a su hijo: —¿Cómo fue que lo encontraste tan pronto, hijo mío? —El Señor tu Dios me ayudó —respondió Jacob.21 Isaac le dijo: —Acércate, hijo mío, para que pueda tocarte y saber si de veras eres o no mi hijo Esaú.22 Jacob se acercó a su padre, quien al tocarlo dijo: —La voz es la de Jacob, pero las manos son las de Esaú.23 Así que no lo reconoció, porque sus manos eran velludas como las de Esaú. Ya se disponía a bendecirlo24 cuando volvió a preguntarle: —¿En serio eres mi hijo Esaú? —Claro que sí —respondió Jacob.25 Entonces su padre le dijo: —Tráeme lo que has cazado, para que lo coma, y te daré mi bendición. Jacob le sirvió, y su padre comió. También le llevó vino, y su padre lo bebió.26 Luego le dijo su padre: —Acércate ahora, hijo mío, y dame un beso.27 Jacob se acercó y lo besó. Cuando Isaac olió su ropa, lo bendijo con estas palabras: «El olor de mi hijo es como el de un campo bendecido por el Señor.28 Que Dios te conceda el rocío del cielo; que de la riqueza de la tierra te dé trigo y vino en abundancia.29 Que te sirvan los pueblos; que ante ti se inclinen las naciones. Que seas señor de tus hermanos; que ante ti se inclinen los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga, y bendito el que te bendiga.»30 No bien había terminado Isaac de bendecir a Jacob, y éste de salir de la presencia de su padre, cuando Esaú volvió de cazar.31 También él preparó un guiso, se lo llevó a su padre y le dijo: —Levántate, padre mío, y come de lo que ha cazado tu hijo. Luego podrás darme tu bendición.32 Pero Isaac lo interrumpió: —¿Quién eres tú? —Soy Esaú, tu hijo primogénito —respondió.33 Isaac comenzó a temblar y, muy sobresaltado, dijo: —¿Quién fue el que ya me trajo lo que había cazado? Poco antes de que llegaras, yo me lo comí todo. Le di mi bendición, y bendecido quedará.34 Al escuchar Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito aterrador y, lleno de amargura, le dijo: —¡Padre mío, te ruego que también a mí me bendigas!35 Pero Isaac le respondió: —Tu hermano vino y me engañó, y se llevó la bendición que a ti te correspondía.36 —¡Con toda razón le pusieron Jacob![1] —replicó Esaú—. Ya van dos veces que me engaña: primero me quita mis derechos de primogénito, y ahora se lleva mi bendición. ¿No te queda ninguna bendición para mí?37 Isaac le respondió: —Ya lo he puesto por señor tuyo: todos sus hermanos serán siervos suyos; lo he sustentado con trigo y con vino. ¿Qué puedo hacer ahora por ti, hijo mío?38 Pero Esaú insistió: —¿Acaso tienes una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí! Y se echó a llorar.39 Entonces su padre le dijo: «Vivirás lejos de las riquezas de la tierra, lejos del rocío que cae del cielo.40 Gracias a tu espada, vivirás y servirás a tu hermano. Pero cuando te impacientes, te librarás de su opresión.»41 A partir de ese momento, Esaú guardó un profundo rencor hacia su hermano por causa de la bendición que le había dado su padre, y pensaba: «Ya falta poco para que hagamos duelo por mi padre; después de eso, mataré a mi hermano Jacob.»42 Cuando Rebeca se enteró de lo que estaba pensando Esaú, mandó llamar a Jacob, y le dijo: —Mira, tu hermano Esaú está planeando matarte para vengarse de ti.43 Por eso, hijo mío, obedéceme: Prepárate y huye en seguida a Jarán, a la casa de mi hermano Labán,44 y quédate con él por un tiempo, hasta que se calme el enojo de tu hermano.45 Cuando ya se haya tranquilizado, y olvide lo que le has hecho, yo enviaré a buscarte. ¿Por qué voy a perder a mis dos hijos en un solo día?46 Luego Rebeca le dijo a Isaac: —Estas mujeres hititas me tienen harta. Me han quitado las ganas de vivir. Si Jacob se llega a casar con una de las hititas que viven en este país, ¡más me valdría morir!

Génesis 27

Nueva Versión Internacional (Castellano)

de Biblica
1 Isaac había llegado a viejo y se había quedado ciego. Un día llamó a Esaú, su hijo mayor. ―¡Hijo mío! —le dijo. ―Aquí estoy —le contestó Esaú.2 ―Como te darás cuenta, ya soy muy viejo y en cualquier momento puedo morirme.3 Toma, pues, tus armas, tu arco y tus flechas, y ve al campo a cazarme algún animal.4 Prepárame luego un buen guiso, como a mí me gusta, y tráemelo para que me lo coma. Entonces te bendeciré antes de que muera.5 Como Rebeca había estado escuchando mientras Isaac le hablaba a su hijo Esaú, en cuanto este se fue al campo a cazar un animal para su padre,6 ella le dijo a su hijo Jacob: ―Según acabo de escuchar, tu padre le ha pedido a tu hermano Esaú7 que cace un animal y se lo traiga para hacerle un guiso como a él le gusta. También le ha prometido que antes de morirse lo va a bendecir, poniendo al SEÑOR como testigo.8 Ahora bien, hijo mío, escúchame bien y haz lo que te mando.9 Ve al rebaño y tráeme de allí dos de los mejores cabritos, para que yo le prepare a tu padre un guiso como a él le gusta.10 Tú se lo llevarás para que se lo coma, y así él te dará su bendición antes de morirse.11 Pero Jacob le dijo a su madre: ―Hay un problema: mi hermano Esaú es muy velludo, y yo soy lampiño.12 Si mi padre me toca, se dará cuenta de que quiero engañarlo, y esto hará que me maldiga en vez de bendecirme.13 ―Hijo mío, ¡que esa maldición caiga sobre mí! —le contestó su madre—. Tan solo haz lo que te pido, y ve a buscarme esos cabritos.14 Jacob fue a buscar los cabritos, se los llevó a su madre, y ella preparó el guiso tal como le gustaba a su padre.15 Luego sacó la mejor ropa de su hijo mayor Esaú, la cual tenía en casa, y con ella vistió a su hijo menor Jacob.16 Con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lampiña del cuello,17 y le entregó a Jacob el guiso y el pan que había preparado.18 Jacob se presentó ante su padre y le dijo: ―¡Padre! ―Dime, hijo mío, ¿quién eres tú? —preguntó Isaac.19 ―Soy Esaú, tu primogénito —le contestó Jacob—. Ya hice todo lo que me pediste. Ven, por favor, y siéntate a comer de lo que he cazado; así podrás darme tu bendición.20 Pero Isaac le preguntó a su hijo: ―¿Cómo fue que lo encontraste tan pronto, hijo mío? ―El SEÑOR tu Dios me ayudó —respondió Jacob.21 Isaac le dijo: ―Acércate, hijo mío, para que pueda tocarte y saber si de veras eres o no mi hijo Esaú.22 Jacob se acercó a su padre, quien al tocarlo dijo: ―La voz es la de Jacob, pero las manos son las de Esaú.23 Así que no lo reconoció, porque sus manos eran velludas como las de Esaú. Ya se disponía a bendecirlo24 cuando volvió a preguntarle: ―¿En serio eres mi hijo Esaú? ―Claro que sí —respondió Jacob.25 Entonces su padre le dijo: ―Tráeme lo que has cazado, para que lo coma, y te daré mi bendición. Jacob le sirvió, y su padre comió. También le llevó vino, y su padre lo bebió.26 Luego le dijo su padre: ―Acércate ahora, hijo mío, y dame un beso.27 Jacob se acercó y lo besó. Cuando Isaac olió su ropa, lo bendijo con estas palabras: «El olor de mi hijo es como el de un campo bendecido por el SEÑOR.28 Que Dios te conceda el rocío del cielo; que de la riqueza de la tierra te dé trigo y vino en abundancia.29 Que te sirvan los pueblos; que ante ti se inclinen las naciones. Que seas señor de tus hermanos; que ante ti se inclinen los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga, y bendito el que te bendiga».30 No bien había terminado Isaac de bendecir a Jacob, y este de salir de la presencia de su padre, cuando Esaú volvió de cazar.31 También él preparó un guiso, se lo llevó a su padre y le dijo: ―Levántate, padre mío, y come de lo que ha cazado tu hijo. Luego podrás darme tu bendición.32 Pero Isaac lo interrumpió: ―¿Quién eres tú? ―Soy Esaú, tu hijo primogénito —respondió.33 Isaac comenzó a temblar y, muy sobresaltado, dijo: ―¿Quién fue el que ya me trajo lo que había cazado? Poco antes de que llegaras, yo me lo comí todo. Le di mi bendición, y bendecido quedará.34 Al escuchar Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito aterrador y, lleno de amargura, le dijo: ―¡Padre mío, te ruego que también a mí me bendigas!35 Pero Isaac le respondió: ―Tu hermano vino y me engañó, y se llevó la bendición que a ti te correspondía.36 ―¡Con toda razón le pusieron Jacob![1] —replicó Esaú—. Ya van dos veces que me engaña: primero me quita mis derechos de primogénito, y ahora se lleva mi bendición. ¿No te queda ninguna bendición para mí?37 Isaac le respondió: ―Ya lo he puesto por señor tuyo: todos sus hermanos serán siervos suyos; lo he sustentado con trigo y con vino. ¿Qué puedo hacer ahora por ti, hijo mío?38 Pero Esaú insistió: ―¿Acaso tienes una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí! Y se echó a llorar.39 Entonces su padre le dijo: «Vivirás lejos de las riquezas de la tierra, lejos del rocío que cae del cielo.40 Gracias a tu espada, vivirás y servirás a tu hermano. Pero, cuando te impacientes, te librarás de su opresión».41 A partir de ese momento, Esaú guardó un profundo rencor hacia su hermano por causa de la bendición que le había dado su padre, y pensaba: «Ya falta poco para que hagamos duelo por mi padre; después de eso, mataré a mi hermano Jacob».42 Cuando Rebeca se enteró de lo que estaba pensando Esaú, mandó llamar a Jacob, y le dijo: ―Mira, tu hermano Esaú está planeando matarte para vengarse de ti.43 Por eso, hijo mío, obedéceme: Prepárate y huye en seguida a Jarán, a la casa de mi hermano Labán,44 y quédate con él por un tiempo, hasta que se calme el enojo de tu hermano.45 Cuando ya se haya tranquilizado, y olvide lo que le has hecho, yo enviaré a buscarte. ¿Por qué voy a perder a mis dos hijos en un solo día?46 Luego Rebeca le dijo a Isaac: ―Estas mujeres hititas me tienen harta. Me han quitado las ganas de vivir. Si Jacob se llega a casar con una de las hititas que viven en este país, ¡más me valdría morir!