1En el mes octavo del segundo año del reinado de Darío, el SEÑOR le habló a Zacarías hijo de Berequías y nieto de Idó. El SEÑOR Todopoderoso le pidió que les diera a los israelitas este mensaje:2«Yo, que soy el SEÑOR, estuve muy enojado con los antepasados de ustedes.3Pero si ustedes vuelven a serme fieles devotos, entonces yo volveré a estar con ustedes en todo momento. Lo afirmo yo, el SEÑOR Todopoderoso.4»¡No sean como sus antepasados! A ellos, los primeros profetas les rogaron en vano que dejaran de actuar de forma tan malvada. “¡Vamos, vuélvanse de nuevo en fieles devotos del SEÑOR”, les decían en nombre del SEÑOR. Pero no. Ellos no quisieron seguir la exhortación; no les hicieron caso a sus palabras.5»Hace tiempo ya que murieron sus antepasados, y también los profetas antiguos.6Pero se cumplió en ellos todo lo que les advertí por medio de mis profetas. Sí, el castigo anunciado cayó sobre ellos. Entonces al fin se arrepintieron. “Hemos recibido del SEÑOR Todopoderoso lo que merecían nuestras malas acciones”, dijeron. “El SEÑOR hizo lo que nos había advertido que haría”».
El hombre entre los mirtos
7En el día veinticuatro del mes onceavo, el mes llamado sebat, del segundo año del reinado de Darío, el SEÑOR le habló a Zacarías hijo de Berequías y nieto de Idó. Lo hizo con estas palabras.8Vi en la noche a un hombre montado sobre un caballo alazán que estaba entre los mirtos, en medio de un valle. Detrás de él había otros caballos: alazanes, bayos y blancos, cada uno con su jinete.9Un ángel se paró a mi lado, y yo le pregunté: «Señor, ¿para qué son todos estos caballos?». El ángel me respondió: «Te explicaré».10Entonces el jinete del caballo alazán, que estaba entre los mirtos, me dijo: «A estos caballos el SEÑOR los ha enviado a recorrer la tierra».11Entonces los demás jinetes informaron al ángel del SEÑOR: «Hemos recorrido toda la tierra, y en todo lugar hay paz y prosperidad».12Después de oír esto, el ángel del SEÑOR dijo en oración: «SEÑOR Todopoderoso, durante setenta años has castigado mucho a Jerusalén y las ciudades de Judá. ¿Cuánto tiempo más tendrá que pasar antes de que les muestres tu misericordia nuevamente?».13Y el SEÑOR le respondió con palabras alentadoras y buenas al ángel que estaba parado a mi lado.14Entonces el ángel me dijo: «Proclama este mensaje del SEÑOR Todopoderoso: “Amo mucho a Jerusalén, es tan inmenso el amor que le tengo, que hasta siento celos por ella.15Estoy encolerizado con las naciones paganas que viven tan tranquilas, porque se aprovecharon de que estuve enojado un poco con mi pueblo, y estas naciones aprovecharon para afligir a mi pueblo mucho más de lo que debían.16Por lo tanto, así digo yo, el SEÑOR: Volveré a tener misericordia de Jerusalén, y haré que mi templo sea reedificado. Lo afirmo yo, el SEÑOR Todopoderoso”».17El ángel me dijo que también diera este mensaje de parte del SEÑOR Todopoderoso: «Nuevamente las ciudades de Israel volverán a rebosar de prosperidad, y el SEÑOR consolará otra vez a Jerusalén, la bendecirá y vivirá en ella».18Luego levanté la vista, y vi cuatro cuernos.19Entonces le pregunté al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué significan estos cuernos?». Y él me respondió: «Representan las cuatro potencias que han esparcido a Judá, a Israel y a Jerusalén».20Entonces el SEÑOR me mostró cuatro herreros.21Y le pregunté: «¿Qué han venido a hacer estos hombres?». El ángel me respondió: «Han venido a derribar los cuernos que dispersaron a Judá, y para acabar por completo con su poder, por lo que le hicieron a Judá».
Sacharja 1
Nueva Versión Internacional (Castellano)
Un llamado a volver al Señor
1En el mes octavo del segundo año del reinado de Darío, la palabra del SEÑOR vino al profeta Zacarías, hijo de Berequías y nieto de Idó:2«El SEÑOR está ardiendo en ira contra vuestros antepasados.3Por lo tanto, adviértele al pueblo que así dice el SEÑOR Todopoderoso: »“Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros —afirma el SEÑOR Todopoderoso—.4»”No seáis como vuestros antepasados, a quienes les proclamaron los profetas de antaño que así dice el SEÑOR Todopoderoso: ‘Volveos de vuestra mala conducta y de vuestras malas acciones’. Porque ellos no me obedecieron ni me prestaron atención —afirma el SEÑOR—.5»”¿Dónde están vuestros antepasados? ¿Acaso los profetas siguen con vida?6¿No se cumplieron en vuestros antepasados las palabras y los decretos que a mis siervos los profetas ordené comunicarles? »”Entonces ellos se volvieron al SEÑOR, y dijeron: ‘El SEÑOR Todopoderoso nos ha tratado tal y como había resuelto hacerlo: conforme a lo que merecen nuestra conducta y nuestras acciones’ ”».
El hombre entre los arrayanes
7En el segundo año del reinado de Darío, en el día veinticuatro del mes de sebat, que es el mes undécimo, la palabra del SEÑOR vino al profeta Zacarías, hijo de Berequías y nieto de Idó:8Una noche tuve una visión, en la que vi a un hombre montado en un caballo alazán. Ese hombre se detuvo entre los arrayanes que había en una hondonada. Detrás de él había jinetes en caballos alazanes, bayos y blancos.9Yo le pregunté: «¿Qué significan estos jinetes, mi señor?» El ángel que hablaba conmigo me respondió: «Voy a explicarte lo que significan».10Y el hombre que estaba entre los arrayanes me dijo: «El SEÑOR ha enviado estos jinetes a recorrer toda la tierra».11Los jinetes informaron al ángel del SEÑOR que estaba entre los arrayanes: «Hemos recorrido toda la tierra. Por cierto, la encontramos tranquila y en paz».12Ante esto, el ángel del SEÑOR replicó: «SEÑOR Todopoderoso, ¿hasta cuándo te negarás a compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de Judá, con las que has estado enojado estos setenta años?»13El SEÑOR le respondió con palabras buenas y consoladoras al ángel que hablaba conmigo,14y luego el ángel me dijo: «Proclama este mensaje de parte del SEÑOR Todopoderoso: »“Mi amor por Sión y por Jerusalén me hace sentir celos por ellas.15En cambio, estoy lleno de ira con las naciones engreídas. Mi enojo no era tan grave, pero ellas lo agravaron más”.16»Por lo tanto, así dice el SEÑOR: “Volveré a compadecerme de Jerusalén. Allí se reconstruirá mi templo, y se extenderá el cordel de medir, afirma el SEÑOR Todopoderoso”.17»Proclama además lo siguiente de parte del SEÑOR Todopoderoso: »“Otra vez mis ciudades rebosarán de bienes, otra vez el SEÑOR consolará a Sión, otra vez escogerá a Jerusalén”».18Alcé la vista, ¡y vi ante mí cuatro cuernos!19Le pregunté entonces al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué significan estos cuernos?» Y el ángel me respondió: «Estos cuernos son los poderes que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén».20Luego el SEÑOR me mostró cuatro herreros.21Le pregunté: «¿Y estos qué han venido a hacer?» Y el SEÑOR me respondió: «Los cuernos son los poderes que dispersaron a Judá, a tal punto que nadie pudo volver a levantar la cabeza. Los herreros han venido para aterrorizarlos, y para deshacer el poder de las naciones que levantaron su cuerno contra la tierra de Judá y dispersaron a sus habitantes».