1Respuesta de Job:2«¡Quién pesara en balanza mi tristeza y mis congojas!3Porque son más pesadas que la arena de mil playas. De ahí nació mi hablar impertinente.4Porque el SEÑOR me ha derribado con sus flechas: en lo profundo de mi corazón ha clavado sus dardos venenosos. Todos los terrores de Dios militan contra mí.5-7Si el burro montés rebuzna, es que el pasto se le ha agotado; no mugen los bueyes cuando tienen alimento; el hombre se queja cuando su comida está sin sal. Y ¡qué insípida es la clara del huevo cruda! Pierdo el apetito con sólo mirarla; siento náuseas con sólo pensar en comerla.8-9»¡Ay, que Dios me diera lo que más deseo: morir bajo su mano, y no sentir más su puño que me aprieta!10Esto, al menos, me consuela a pesar de todo mi dolor; que no he negado las palabras del santo Dios.11»¡Ay! ¿Por qué me sustenta mi vigor? ¿Cómo tener paciencia hasta morir?12¿Soy acaso insensible como piedra? ¿Tengo la carne hecha de bronce?13Porque estoy del todo impotente, sin sombra de esperanza.14»Uno debe tener piedad con el amigo desfalleciente, pero tú me has acusado sin el mínimo temor a Dios.15-18Hermano mío, resultaste tan vano como un arroyuelo, que hincha su corriente cuando hay nieve o hielo, pero en tiempo de calor se desvanece. Se desvían las caravanas buscando en él refrigerio, pero no hallan qué beber, y perecen.19-21Cuando las caravanas de Tema y de Sabá se detienen allí en busca de agua, ven fallidas sus esperanzas. Así han fallado mis esperanzas en ti; tú te apartas de mí aterrado y me niegas tu ayuda.22¿Y por qué? ¿Alguna vez te pedí un mínimo favor? ¿Te he solicitado algún regalo?23¿Alguna vez te pedí ayuda?24»Una respuesta razonable es todo lo que pido; después, guardaré silencio. Dime, ¿cuál ha sido mi maldad?25-26Cosa admirable es decir la verdad, pero tus críticas no se fundan en los hechos. ¿Vas a condenarme tan sólo porque impulsivamente clamé desesperado?27Eso sería como perjudicar a un huérfano indefenso, o traicionar a un amigo.28»¡Mírame! ¿Habría yo de mentirte cara a cara?29No me presumas culpable, pues soy un hombre recto. No seas tan injusto.30¿No conozco acaso la diferencia entre el bien y el mal? De haber pecado, ¿no lo reconocería?
Hiob 6
Nueva Versión Internacional (Castellano)
Segundo discurso de Job
1A esto Job respondió:2«¡Cómo quisiera que mi angustia se pesara y se pusiera en la balanza, junto con mi desgracia!3¡Sin duda pesarían más que la arena de los mares! ¡Por algo mis palabras son tan impetuosas!4Las saetas del Todopoderoso me han herido, y mi espíritu absorbe su veneno. ¡Dios ha enviado sus terrores contra mí!5¿Rebuzna el asno salvaje si tiene hierba? ¿Muge el buey si tiene forraje?6¿Puede comerse sin sal la comida desabrida? ¿Tiene algún sabor la clara de huevo?[1]7Mi paladar se niega a probarla; ¡esa comida me enferma!8»¡Ah, si Dios me concediera lo que pido! ¡Si Dios me otorgara lo que anhelo!9¡Ah, si Dios se decidiera a destrozarme por completo, a descargar su mano sobre mí y aniquilarme!10Aun así me quedaría este consuelo, esta alegría en medio de mi implacable dolor: ¡el no haber negado las palabras del Dios Santo!11»¿Qué fuerzas me quedan para seguir esperando? ¿Qué fin me espera para querer vivir?12¿Tengo acaso la fuerza de la roca? ¿Acaso tengo piel de bronce?13¿Cómo puedo valerme por mí mismo, si me han quitado todos mis recursos?14»Aunque uno se aparte del temor al Todopoderoso, el amigo no le niega su lealtad.[2]15Pero mis hermanos son arroyos inconstantes; son corrientes desbordadas:16se enturbian cuando el hielo se derrite, se ensanchan al derretirse la nieve,17pero dejan de fluir durante las sequías, ¡en pleno calor desaparecen de sus lechos!18Las caravanas se apartan de sus rutas; se encaminan al desierto, y allí mueren.19Las caravanas de Temá van en busca de agua, los mercaderes de Sabá abrigan esperanzas.20Se desaniman, a pesar de su confianza; llegan allí y se quedan frustrados.21Lo mismo pasa con vosotros: ¡veis algo espantoso, y os asustáis!22¿Quién os ha pedido que me deis algo, o que paguéis con vuestro dinero mi rescate?23¿Quién os ha pedido que me libréis de mi enemigo, o que me rescatéis de las garras de los tiranos?24»Instruidme, y me quedaré callado; mostradme en qué estoy equivocado.25Las palabras justas no ofenden, ¡pero vuestros argumentos no prueban nada!26¿Me vais a juzgar por mis palabras, sin ver que provienen[3] de un desesperado?27¡Vosotros echaríais suertes hasta por un huérfano, y venderíais a vuestro amigo por cualquier cosa!28»Tened la bondad de mirarme a los ojos. ¿Creéis que os mentiría en vuestra propia cara?29Reflexionad, no seáis injustos; reflexionad, que en esto radica mi integridad.30¿Acaso hay maldad en mi lengua? ¿No puede mi paladar discernir la maldad?