Psalm 119 | Nueva Biblia Viva Schlachter 2000

Psalm 119 | Nueva Biblia Viva
1 Dichosos los que van por caminos perfectos, los que andan conforme a la ley del SEÑOR. 2 Dichosos los que obedecen sus normas, y lo buscan con todo su corazón. 3 No hacen compromisos con el mal y sólo andan en los caminos de él. 4 Nos has ordenado cumplir cuidadosamente tus mandamientos. 5 ¡Que se puedan ver tus leyes en lo que yo hago! 6 Entonces no seré avergonzado, cuando compare mi vida con tus mandamientos. 7 Cuando aprenda tus leyes justas, te mostraré mi gratitud viviendo como debo. 8 Obedeceré tus normas, no me abandones. 9 ¿Cómo puede mantenerse íntegro el joven?, viviendo conforme a tu palabra. 10 Me he esforzado cuanto he podido por hallarte: no permitas que me desvíe de tus mandamientos. 11 He atesorado tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti. 12 Bendito SEÑOR, enséñame tus normas. 13 He repetido en voz alta todas tus leyes, 14 y en ellas me he regocijado más que en las riquezas. 15 En ellas meditaré y las acataré plenamente. 16 Me deleitaré en tus normas y no olvidaré tu palabra. 17 Bendice a tu siervo dándole vida para que pueda continuar obedeciéndote. 18 Abre mis ojos para que vean las maravillas de tu ley. 19 En esta tierra soy un extranjero; necesito que tus mandamientos me guíen, no los escondas de mí. 20 Estoy agobiado continuamente por el deseo de conocer tus leyes. 21 Tú reprendes a los malditos orgullosos, a los que se apartan de tus mandamientos. 22 No les permitas que se burlen de mí y me insulten porque obedezco tus normas. 23 Pues hasta los poderosos se confabulan contra mí; pero yo meditaré en tus decretos. 24 Tus leyes son mi deleite y también mis consejeras. 25 Estoy tirado en el polvo completamente desalentado; dame vida conforme a tu palabra. 26 Te hablé de mi forma de vivir y tú respondiste. ¡Enséñame tus decretos! 27 Ayúdame a entender el significado de tus mandamientos, y meditaré en tus maravillas. 28 Lloro de angustia; anímame con tu palabra. 29 No permitas que me engañe a mí mismo; concédeme el privilegio de conocer tu ley. 30 He optado por el camino de la fidelidad, he escogido tus juicios. 31 Yo me apego a tus decretos; SEÑOR, no me hagas pasar vergüenza. 32 Si tú me ayudas, correré para seguir tus mandamientos. 33 Enséñame, SEÑOR, a seguir cada uno de tus decretos. 34 Dame entendimiento y obedeceré tu ley; y la cumpliré con todo mi corazón. 35 Haz que yo ande por la senda de tus mandamientos, porque es ahí donde encuentro la felicidad. 36 ¡Ayúdame a preferir tus decretos y a no amar el dinero! 37 Aparta mi vista de las cosas sin valor, y dame vida conforme a tu palabra. 38 Confírmame tu promesa, que es para aquellos que te honran. 39 Ayúdame a dejar mis vergonzosos caminos; porque tus leyes son todo lo que quiero en la vida. 40 ¡Anhelo obedecer tus mandamientos! Renueva mi vida con tu justicia. 41 SEÑOR, dame tu gran amor y la salvación que me prometiste. 42 Así tendré una respuesta para los que me desprecian, porque yo confío en tu palabra. 43 No me arrebates tu palabra de verdad, porque mi única esperanza está puesta en tus leyes. 44 Obedeceré tus leyes por toda la eternidad. 45 Viviré con libertad, porque he buscado tus mandamientos. 46 Hablaré a los reyes de tus decretos, y no me avergonzaré. 47 ¡Cuánto amo yo tus leyes! ¡Cómo me gozo en tus mandamientos! 48 Yo amo tus mandamientos, y hacia ellos levanto mis manos; meditaré en tus decretos. 49 Recuerda las promesas que le hiciste a tu siervo, porque son mi única esperanza. 50 Tus promesas me dan vida; me consuelan en medio de mi angustia. 51 Los orgullosos me ofenden hasta el colmo pero yo no me aparto de tu ley. 52 Medito en tus leyes que no son nuevas, oh SEÑOR, y me consuelan. 53 Estoy muy enojado con los malvados que rechazan tus mandamientos, 54 porque estas leyes tuyas han sido la canción de mi vida en todos estos años de mi peregrinaje. 55 SEÑOR, por la noche evoco tu nombre; ¡quiero cumplir tu ley! 56 Lo que a mí me corresponde es obedecer tus preceptos. 57 ¡SEÑOR, tú eres mío! ¡Yo prometo obedecer tu palabra! 58 De todo corazón deseo tus bendiciones. Sé misericordioso como lo prometiste. 59 Pensé en el rumbo que llevaba mi vida, y cambié para seguir tus normas. 60 Me apresuro sin tardanza para obedecer tus mandamientos. 61 Los malos han procurado arrastrarme al pecado, pero yo estoy firmemente anclado en tus leyes. 62 A media noche me levantaré para darte gracias por tus leyes justas. 63 Soy amigo de todos los que te honran, de todos los que observan tus preceptos. 64 SEÑOR, la tierra está llena de tu gran amor. ¡Enséñame tus decretos! 65 Has hecho muchas cosas buenas por mí, SEÑOR, tal como lo prometiste. 66 Ahora enséñame buen juicio y sabiduría. Porque creo en tus mandamientos. 67 Yo anduve desviado hasta que tú me disciplinaste, ahora obedezco tu palabra. 68 Tú eres bueno y sólo haces el bien; enséñame tus decretos. 69 Los orgullosos han inventado calumnias en mi contra, pero lo cierto es que yo obedezco tus mandamientos de todo corazón. 70 Sus corazones son torpes y necios, pero yo me deleito en tu ley. 71 Me hizo bien haber sido afligido, pues me enseñó a poner atención a tus leyes. 72 Ellas son para mí más valiosas que millones en oro y plata. 73 SEÑOR, tú me hiciste, tú me creaste; dame ahora entendimiento para seguir tus mandamientos. 74 Que todos los que te honran se regocijen al verme, porque he puesto mi esperanza en tu palabra. 75 SEÑOR, yo sé que tus juicios son justos, y que me disciplinaste porque lo necesitaba. 76 Ahora, que tu gran amor me consuele, tal como lo prometiste a tu siervo. 77 Rodéame de tus tiernas misericordias para que viva. Porque tu ley es mi deleite. 78 Que sean avergonzados los orgullosos, porque mienten acerca de mí. Pero yo meditaré en tus mandamientos. 79 Que me reconcilie con todos los que te temen y conocen tus normas. 80 Sea mi corazón íntegro hacia tus decretos, para que yo no sea avergonzado. 81 Esperando tu salvación se me va la vida; pero he puesto mi esperanza en tu palabra. 82 Mis ojos se esfuerzan por ver cumplidas tus promesas. ¿Cuándo me consolarás? 83 Parezco odre marchito por el humo, agotado de esperar. Pero todavía me aferro a tus leyes y las obedezco. 84 ¿Cuánto tendré que esperar hasta que castigues a quienes me persiguen? 85 Estos orgullosos que detestan tu verdad y tus leyes han cavado profundos pozos para que yo caiga. 86 Todos tus mandamientos son confiables. Protégeme de aquellos que sin razón me persiguen. 87 Casi habían acabado conmigo, y sin embargo me negué a ceder y a desobedecer tus leyes. 88 Por tu gran amor, salva mi vida; entonces podré seguir obedeciendo tus decretos. 89 Tu palabra, SEÑOR, es eterna, y permanece firme en el cielo. 90 Tu fidelidad se extiende a cada generación, y permanece como la tierra que formaste. 91 Tus leyes siguen siendo verdaderas hoy, porque todo está de acuerdo a tus planes. 92 Si tus leyes no hubieran sido mi alegría, la angustia me habría matado. 93 Jamás me olvidaré de tus mandamientos, pues con ellos me has dado vida. 94 Tuyo soy; ¡sálvame, porque he procurado vivir de acuerdo a tus mandamientos! 95 Aunque los malvados se oculten por el camino para matarme, yo tranquilamente meditaré en tus decretos. 96 Aun la perfección tiene sus límites, pero tus mandamientos no tienen límites. 97 ¡Oh, cuánto amo tu ley! Pienso en ella todo el día. 98 Me hace más sabio que mis enemigos, porque siempre está conmigo. 99 Sí, tengo más entendimiento que mis maestros, porque siempre medito en tus normas. 100 Soy más sabio que los ancianos, porque he obedecido tus mandamientos. 101 He rehusado seguir la senda del mal porque permaneceré obediente a tu palabra. 102 No, no me he apartado de tus leyes, porque tu me has enseñado bien. 103 Qué dulces son tus palabras a mi paladar; son más dulces que la miel. 104 Por tus mandamientos tengo entendimiento; por eso aborrezco todas las formas equivocadas de vivir. 105 Tu palabra es una lámpara a mis pies, y una luz en mi sendero. 106 Lo prometí una vez y lo prometeré otra vez: que obedeceré tus maravillosas leyes. 107 SEÑOR, he sufrido mucho; devuélveme la vida, tal como me lo prometiste. 108 Acepta la expresión de mi gratitud y enséñame tus leyes. 109 Mi vida cuelga de un hilo, pero yo no dejaré de obedecer tus leyes. 110 Los malvados me han puesto trampas, pero no me apartaré de tus mandamientos. 111 Tus decretos son mi tesoro; son el deleite de mi corazón. 112 Cumpliré tus normas para siempre y hasta el fin. 113 Aborrezco a los que no se deciden a obedecerte; pero mi elección es clara: amo tu ley: 114 Tú eres mi refugio y mi escudo; y tus promesas son mi única fuente de esperanza. 115 Apártense de mi camino, gente perversa, que quiero obedecer los mandamientos de mi Dios. 116 SEÑOR, sostenme como lo prometiste, y viviré; no defraudes mis esperanzas. 117 Sostenme, y estaré a salvo; y meditaré en tus decretos continuamente. 118 Tú rechazas a los que se desvían de tus decretos, porque sólo maquinan falsedad. 119 Tú desechas como escoria a los malvados de la tierra; por eso amo tus decretos. 120 El temor a ti me hace temblar; temo tus juicios. 121 No me abandones en manos de mis enemigos, porque yo he hecho lo recto y justo. 122 Asegura una bendición para mí. No permitas que los orgullosos me opriman. 123 Mis ojos se nublan en espera de tu liberación; en espera del cumplimiento de tu promesa. 124 Soy tu siervo, trátame de acuerdo a tu gran amor; y enséñame tus decretos. 125 Dame entendimiento, soy tu siervo; y así conoceré tus decretos. 126 SEÑOR, ya es tiempo de que actúes. Porque estos malvados han violado tus leyes. 127 Verdaderamente amo tus mandamientos más que el oro finísimo. 128 Toda ley de Dios es recta. Yo detesto toda senda falsa. 129 Tus decretos son maravillosos; con razón los obedezco. 130 La enseñanza de tus palabras dan luz, aun el sencillo puede entenderlas. 131 Jadeante abro la boca porque anhelo tus mandamientos. 132 Ven y ten misericordia de mí como lo haces con quienes aman tu nombre. 133 Guía mis pasos conforme a tu promesa; no dejes que me domine la iniquidad. 134 Líbrame de la opresión de los malvados; entonces podré obedecer tus mandamientos. 135 Mírame con amor; enséñame tus decretos. 136 Ríos de lágrimas brotan de mis ojos, porque la gente desobedece tu ley. 137 Oh SEÑOR, tú eres justo y tus juicios son rectos. 138 Tus decretos son perfectos, y dignos de confianza. 139 Me consume el enojo por la forma en la que mis enemigos han desechado tus palabras. 140 He puesto a prueba tus promesas por completo y es por eso que las amo tanto. 141 Indigno soy y despreciado, pero no olvido tus mandamientos. 142 Tu justicia es eterna, y tu ley es la verdad. 143 En mi angustia y tribulación tus mandamientos son mi alegría. 144 Tus decretos son siempre justos; ayúdame a comprenderlos y viviré. 145 Oro a ti con todo el corazón; respóndeme, SEÑOR; y obedeceré tus decretos. 146 A ti clamo: «¡Sálvame!». Así podré cumplir tus decretos. 147 Muy de mañana, antes de salir el sol, clamo a ti pidiendo ayuda; en tus palabras he puesto mi esperanza. 148 Me quedo despierto en la noche para meditar en tus promesas. 149 Conforme a tu justicia, salva mi vida. 150 Ya vienen contra mí esos hombres sin ley; andan lejos de tu ley. 151 Pero tú estás cerca, SEÑOR, todos tus mandamientos son verdad. 152 Desde mis primeros días he sabido que tu voluntad no cambia nunca. 153 Mira mis penas y líbrame, pues no he olvidado tu ley. 154 Defiende mi causa; ponte de mi lado. Protege mi vida como lo prometiste. 155 Los malvados están lejos de la salvación porque ellos no buscan tus decretos. 156 SEÑOR, cuán grande es tu misericordia; devuélveme la vida conforme a tu justicia. 157 Muchos me persiguen y me causan problemas, pero yo no me aparto de tu voluntad. 158 Detesté a esos traidores porque tu palabra no les importa nada. 159 SEÑOR, mira cuánto amo tus mandatos. Devuélveme ahora la vida conforme a tu gran amor. 160 Todas tus palabras son verdad; todas tus leyes son justas y permanecen para siempre. 161 Grandes hombres me han perseguido sin causa, pero mi corazón solamente teme a tu palabra. 162 En tu palabra me regocijo como quien descubre un gran tesoro. 163 ¡Cómo detesto toda falsedad, y cómo amo tus leyes! 164 Te alabaré siete veces al día porque tus leyes son justas. 165 Los que aman tus leyes tienen profunda paz y no tropiezan. 166 Anhelo tu salvación, SEÑOR, y por eso he obedecido tus mandamientos. 167 He obedecido tus decretos, y los amo mucho. 168 Sí, he obedecido tus mandamientos y decretos, porque tu sabes todo lo que hago. 169 Oh SEÑOR, escucha mi clamor, dame el sentido común que prometiste. 170 Escucha mis plegarias. Líbrame como lo prometiste. 171 Que se llenen mis labios de alabanza, pues tú me enseñas tus decretos. 172 Que mi lengua entone un canto a tu palabra, pues todos tus mandamientos son justos. 173 Que estés listo para ayudarme, pues yo he decidido seguir tus mandamientos. 174 Oh SEÑOR, he anhelado tu salvación, y tu ley es mi deleite. 175 Déjame vivir para alabarte; que tus leyes me ayuden. 176 Me he apartado como oveja extraviada; ven y encuéntrame, porque no me he olvidado de tus mandamientos.

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Schlachter 2000

Aleph a

1 Wohl denen, die im Weg untadelig sind, die wandeln nach dem Gesetz des HERRN!* 2 Wohl denen, die seine Zeugnisse bewahren, die ihn von ganzem Herzen suchen, 3 die auch kein Unrecht tun, die auf seinen Wegen gehen! 4 Du hast deine Befehle gegeben, dass man sie eifrig befolge. 5 O dass meine Wege dahin zielten, deine Anweisungen zu halten! 6 Dann werde ich nicht zuschanden, wenn ich auf alle deine Gebote achte. 7 Ich werde dir danken mit aufrichtigem Herzen, wenn ich die Bestimmungen deiner Gerechtigkeit lerne. 8 Deine Anweisungen will ich halten; verlass mich niemals!

Beth b

9 Wie wird ein junger Mann seinen Weg unsträflich gehen? Indem er ihn bewahrt nach deinem Wort! 10 Von ganzem Herzen suche ich dich; lass mich nicht abirren von deinen Geboten! 11 Ich bewahre dein Wort in meinem Herzen, damit ich nicht gegen dich sündige. 12 Gelobt seist du, o HERR! Lehre mich deine Anweisungen. 13 Mit meinen Lippen verkünde ich alle Bestimmungen deines Mundes. 14 Ich freue mich an dem Weg, den deine Zeugnisse weisen, wie über lauter Reichtümer. 15 Ich will über deine Befehle nachsinnen und auf deine Pfade achten. 16 Ich habe meine Lust an deinen Anweisungen; dein Wort vergesse ich nicht.

Gimel g

17 Gewähre deinem Knecht, dass ich lebe und dein Wort befolge! 18 Öffne mir die Augen, damit ich sehe die Wunder in deinem Gesetz! 19 Ich bin ein Fremdling auf Erden; verbirg deine Gebote nicht vor mir! 20 Meine Seele verzehrt sich vor Sehnsucht nach deinen Bestimmungen allezeit. 21 Du hast die Frechen gescholten, die Verfluchten, die abirren von deinen Geboten. 22 Wälze Schimpf und Schande von mir ab, denn ich habe deine Zeugnisse bewahrt! 23 Sogar Fürsten sitzen und beraten sich gegen mich; aber dein Knecht sinnt nach über deine Anweisungen. 24 Ja, deine Zeugnisse sind meine Freude; sie sind meine Ratgeber.

Daleth d

25 Meine Seele klebt am Staub; belebe mich nach deinem Wort! 26 Ich habe meine Wege erzählt, und du hast mir geantwortet; lehre mich deine Anweisungen! 27 Lass mich den Weg verstehen, den deine Befehle weisen, so will ich reden über deine Wundertaten. 28 Meine Seele weint vor Kummer; richte mich auf nach deinem Wort! 29 Halte den Weg der Lüge fern von mir und begnadige mich mit deinem Gesetz! 30 Den Weg der Treue habe ich erwählt und deine Bestimmungen vor mich hingestellt. 31 Ich halte fest an deinen Zeugnissen; HERR, lass mich nicht zuschanden werden! 32 Ich laufe den Weg deiner Gebote, denn du machst meinem Herzen Raum.

He h

33 Lehre mich, HERR, den Weg deiner Anweisungen, dass ich ihn einhalte bis ans Ende. 34 Gib mir Verständnis, so will ich dein Gesetz bewahren und es befolgen von ganzem Herzen. 35 Lass mich wandeln auf dem Pfad deiner Gebote, denn ich habe Lust an ihm. 36 Neige mein Herz zu deinen Zeugnissen und nicht zur Habgier! 37 Halte meine Augen davon ab, nach Nichtigem zu schauen; belebe mich in deinen Wegen! 38 Erfülle an deinem Knecht dein Wort, das denen gilt, die dich fürchten. 39 Wende von mir die Schmach, die ich fürchte; denn deine Bestimmungen sind gut! 40 Siehe, ich sehne mich nach deinen Befehlen; belebe mich durch deine Gerechtigkeit!

Waw w

41 HERR, lass mir deine Gnade widerfahren, deine Hilfe nach deinem Wort, 42 damit ich dem antworten kann, der mich schmäht; denn ich verlasse mich auf dein Wort! 43 Und nimm nur nicht das Wort der Wahrheit von meinem Mund; denn ich hoffe auf deine Bestimmungen! 44 Ich will dein Gesetz stets bewahren, immer und ewiglich. 45 Und ich werde wandeln in weitem Raum; denn ich suche deine Befehle. 46 Ja, ich will vor Königen von deinen Zeugnissen reden und mich nicht schämen. 47 Und ich will mich erfreuen an deinen Geboten, die ich liebe. 48 Ich will meine Hände ausstrecken nach deinen Geboten, die ich liebe, und will über deine Anweisungen nachsinnen.

Zajin z

49 Gedenke an das Wort für deinen Knecht, auf das du mich hast hoffen lassen! 50 Das ist mein Trost in meinem Elend, dass dein Wort mich belebt. 51 Die Frechen haben mich arg verspottet; dennoch bin ich von deinem Gesetz nicht abgewichen. 52 Wenn ich an deine ewigen Bestimmungen denke, o HERR, so werde ich getröstet. 53 Zornglut hat mich ergriffen wegen der Gottlosen, die dein Gesetz verlassen. 54 Deine Anweisungen sind meine Lieder geworden in dem Haus, in dem ich als Fremdling wohne. 55 Bei Nacht denke ich an deinen Namen, o HERR, und ich bewahre dein Gesetz. 56 Das ist mir zuteilgeworden, dass ich deine Befehle befolgen darf.

Cheth j

57 Ich sage: Das ist mein Teil, o HERR, dass ich deine Worte befolge. 58 Ich flehe von ganzem Herzen um deine Gunst: Sei mir gnädig nach deinem Wort! 59 Als ich meine Wege bedachte, da wandte ich meine Füße zu deinen Zeugnissen. 60 Ich eile und säume nicht, deine Gebote zu befolgen. 61 Die Schlingen der Gottlosen umgeben mich, aber ich vergesse dein Gesetz nicht. 62 Mitten in der Nacht stehe ich auf, um dir zu danken für die Bestimmungen deiner Gerechtigkeit. 63 Ich bin verbunden mit allen, die dich fürchten, und die deine Befehle befolgen. 64 HERR, die Erde ist erfüllt von deiner Güte; lehre mich deine Anweisungen!

Teth f

65 Du tust Gutes an deinem Knecht, o HERR, nach deinem Wort. 66 Lehre mich rechte Einsicht und Erkenntnis; denn ich habe deinen Geboten geglaubt. 67 Ehe ich gedemütigt wurde, irrte ich; nun aber befolge ich dein Wort. 68 Du bist gut und tust Gutes; lehre mich deine Anweisungen! 69 Die Hochmütigen haben Lügen gegen mich erdichtet; ich [aber] befolge von ganzem Herzen deine Befehle. 70 Ihr Herz ist stumpf wie von Fett; doch ich habe meine Wonne an deinem Gesetz. 71 Es ist gut für mich, dass ich gedemütigt wurde, damit ich deine Anweisungen lerne. 72 Das Gesetz, das aus deinem Mund kommt, ist besser für mich als Tausende von Gold- und Silberstücken.

Jod y

73 Deine Hände haben mich gemacht und bereitet; gib mir Einsicht, damit ich deine Gebote lerne! 74 Die dich fürchten, werden mich sehen und sich freuen, denn ich hoffe auf dein Wort. 75 HERR, ich weiß, dass deine Bestimmungen gerecht sind, und dass du mich in Treue gedemütigt hast. 76 Lass doch deine Gnade mein Trost sein, nach deinem Wort an deinen Knecht! 77 Lass mir deine Barmherzigkeit widerfahren, dass ich lebe! Denn dein Gesetz ist meine Freude. 78 Lass die Hochmütigen zuschanden werden, weil sie mir mit Lügen Unrecht getan haben; ich aber sinne über deine Befehle nach. 79 Lass die sich mir zuwenden, die dich fürchten und die deine Zeugnisse erkennen. 80 Mein Herz soll sich redlich an deine Anweisungen halten, damit ich nicht zuschanden werde.

Kaph k

81 Meine Seele verlangt nach deiner Hilfe; ich hoffe auf dein Wort. 82 Meine Augen verlangen nach deinem Wort und fragen: Wann wirst du mich trösten? 83 Bin ich auch geworden wie ein Schlauch im Rauch, so habe ich doch deine Anweisungen nicht vergessen. 84 Wie viele Tage bleiben noch deinem Knecht? Wann willst du an meinen Verfolgern das Rechtsurteil vollziehen? 85 Die Frechen haben mir Gruben gegraben, sie, die sich nicht nach deinem Gesetz richten. 86 Alle deine Gebote sind Wahrheit; sie aber verfolgen mich mit Lügen; hilf mir! 87 Sie hätten mich fast vertilgt auf Erden; ich aber verlasse deine Befehle nicht. 88 Belebe mich nach deiner Gnade, so will ich das Zeugnis deines Mundes bewahren.

Lamed l

89 Auf ewig, o HERR, steht dein Wort fest in den Himmeln; 90 deine Treue währt von Geschlecht zu Geschlecht! Du hast die Erde gegründet, und sie steht; 91 nach deinen Bestimmungen stehen sie noch heute; denn alles muss dir dienen! 92 Wäre dein Gesetz nicht meine Freude gewesen, so wäre ich vergangen in meinem Elend. 93 Ich will deine Befehle auf ewig nicht vergessen; denn durch sie hast du mich belebt. 94 Ich bin dein; hilf mir, denn ich habe nach deinen Befehlen getrachtet! 95 Die Gottlosen lauern mir auf, um mich zu verderben; aber ich richte meinen Sinn auf deine Zeugnisse. 96 Von aller Vollkommenheit habe ich ein Ende gesehen; aber dein Gebot ist unbeschränkt.

Mem m

97 Wie habe ich dein Gesetz so lieb! Ich sinne darüber nach den ganzen Tag. 98 Deine Gebote machen mich weiser als meine Feinde, denn sie sind ewiglich mein [Teil]. 99 Ich bin verständiger geworden als alle meine Lehrer, denn über deine Zeugnisse sinne ich nach. 100 Ich bin einsichtiger als die Alten, denn ich achte auf deine Befehle. 101 Ich halte meine Füße fern von jedem bösen Weg, damit ich dein Wort befolge. 102 Von deinen Bestimmungen bin ich nicht abgewichen, denn du hast mich gelehrt. 103 Wie süß ist dein Wort meinem Gaumen, mehr als Honig meinem Mund! 104 Von deinen Befehlen werde ich verständig; darum hasse ich jeden Pfad der Lüge.

Nun n

105 Dein Wort ist meines Fußes Leuchte und ein Licht auf meinem Weg. 106 Ich habe geschworen und will es halten, dass ich die Bestimmungen deiner Gerechtigkeit bewahren will. 107 Ich bin tief gebeugt; HERR, belebe mich nach deinem Wort! 108 HERR, lass dir doch wohlgefallen die freiwilligen Opfer meines Mundes, und lehre mich deine Bestimmungen! 109 Mein Leben ist beständig in Gefahr, aber ich vergesse dein Gesetz nicht. 110 Die Gottlosen haben mir eine Schlinge gelegt; aber ich bin von deinen Befehlen nicht abgeirrt. 111 Deine Zeugnisse sind mein ewiges Erbe, denn sie sind die Wonne meines Herzens. 112 Ich habe mein Herz geneigt, deine Anweisungen zu erfüllen, auf ewig, bis ans Ende.

Samech s

113 Ich hasse, die geteilten Herzens sind; aber dein Gesetz habe ich lieb. 114 Du bist mein Schirm und mein Schild; ich hoffe auf dein Wort. 115 Weicht von mir, ihr Übeltäter, ich will die Gebote meines Gottes befolgen! 116 Unterstütze mich nach deinem Wort, damit ich lebe und nicht zuschanden werde mit meiner Hoffnung! 117 Stärke du mich, so ist mir geholfen, und ich werde deine Anweisungen stets beachten! 118 Du wirst alle verwerfen, die von deinen Anweisungen abweichen; denn ihre Täuschung ist vergeblich. 119 Wie Schlacken räumst du alle Gottlosen von der Erde hinweg; darum liebe ich deine Zeugnisse. 120 Mein Fleisch schaudert aus Furcht vor dir, und ich habe Ehrfurcht vor deinen Bestimmungen!

Ajin u

121 Ich habe Recht und Gerechtigkeit geübt; überlass mich nicht meinen Bedrückern! 122 Tritt als Bürge ein zum Besten für deinen Knecht, dass mich die Frechen nicht unterdrücken! 123 Meine Augen verlangen nach deiner Rettung und nach dem Wort deiner Gerechtigkeit. 124 Handle mit deinem Knecht nach deiner Gnade und lehre mich deine Anweisungen! 125 Ich bin dein Knecht; gib mir Einsicht, damit ich deine Zeugnisse verstehe! 126 Es ist Zeit für den HERRN, zu handeln; sie haben dein Gesetz gebrochen! 127 Darum liebe ich deine Gebote mehr als Gold und feines Gold; 128 darum halte ich alle deine Befehle in allem für recht und hasse jeden Pfad der Lüge.

Pe p

129 Wunderbar sind deine Zeugnisse; darum bewahrt sie meine Seele. 130 Die Eröffnung deiner Worte erleuchtet und gibt den Unverständigen Einsicht. 131 Ich tue meinen Mund weit auf und lechze, denn mich verlangt nach deinen Geboten. 132 Wende dich zu mir und sei mir gnädig, nach deinem Rechtsspruch für die, welche deinen Namen lieben! 133 Mache meine Schritte fest durch dein Wort, und lass nichts Böses über mich herrschen! 134 Erlöse mich von der Bedrückung durch Menschen, und ich will deine Befehle befolgen! 135 Lass dein Angesicht leuchten über deinen Knecht und lehre mich deine Anweisungen! 136 Tränenströme fließen aus meinen Augen, weil man dein Gesetz nicht befolgt.

Zade x

137 Gerecht bist du, o HERR, und deine Bestimmungen sind richtig! 138 Du hast deine Zeugnisse in Gerechtigkeit verordnet und in großer Treue. 139 Mein Eifer verzehrt mich, weil meine Widersacher deine Worte vergessen. 140 Dein Wort ist wohlgeläutert, und dein Knecht hat es lieb. 141 Ich bin gering und verachtet; doch deine Befehle habe ich nicht vergessen. 142 Deine Gerechtigkeit ist eine ewige Gerechtigkeit, und dein Gesetz ist Wahrheit. 143 Angst und Drangsal haben mich getroffen; aber deine Gebote sind meine Freude. 144 Deine Zeugnisse sind auf ewig gerecht; gib mir Einsicht, so werde ich leben!

Qoph q

145 Ich rufe von ganzem Herzen: HERR, erhöre mich; ich will deine Anweisungen befolgen! 146 Ich rufe zu dir; hilf mir, so will ich deine Zeugnisse bewahren. 147 Ich komme der Morgendämmerung zuvor und schreie; ich hoffe auf dein Wort. 148 Meine Augen kommen den Nachtwachen zuvor, damit ich nachsinne über dein Wort. 149 Höre meine Stimme nach deiner Gnade! O HERR, belebe mich nach deinen Bestimmungen! 150 Die der Arglist nachjagen, nahen sich; von deinem Gesetz sind sie fern. 151 Du bist nahe, o HERR, und alle deine Gebote sind Wahrheit. 152 Längst weiß ich aus deinen Zeugnissen, dass du sie auf ewig gegründet hast.

Resch r

153 Sieh mein Elend an und errette mich; denn ich habe dein Gesetz nicht vergessen! 154 Führe meine Sache und erlöse mich; belebe mich nach deinem Wort! 155 Das Heil ist fern von den Gottlosen; denn sie fragen nicht nach deinen Anweisungen. 156 Deine Barmherzigkeit ist groß, o HERR; belebe mich nach deinen Bestimmungen! 157 Zahlreich sind meine Verfolger und Widersacher; dennoch habe ich mich nicht abgewandt von deinen Zeugnissen. 158 Wenn ich die Abtrünnigen ansehe, empfinde ich Abscheu, weil sie dein Wort nicht bewahren. 159 Siehe, ich liebe deine Befehle; o HERR, belebe mich nach deiner Gnade! 160 Die Summe deines Wortes ist Wahrheit, und jede Bestimmung deiner Gerechtigkeit bleibt ewiglich.

Schin c

161 Fürsten verfolgen mich ohne Ursache; aber vor deinem Wort fürchtet sich mein Herz. 162 Ich freue mich über dein Wort wie einer, der große Beute findet. 163 Ich hasse die Lüge und verabscheue sie; dein Gesetz aber habe ich lieb. 164 Ich lobe dich siebenmal am Tag wegen der Bestimmungen deiner Gerechtigkeit. 165 Großen Frieden haben, die dein Gesetz lieben, und nichts bringt sie zu Fall. 166 Ich hoffe auf dein Heil, o HERR, und tue deine Gebote. 167 Meine Seele bewahrt deine Zeugnisse und liebt sie sehr. 168 Ich habe deine Befehle und deine Zeugnisse bewahrt; denn alle meine Wege sind vor dir.

Thaw t

169 HERR, lass mein Rufen vor dich kommen; gib mir Einsicht entsprechend deinem Wort! 170 Lass mein Flehen vor dich kommen; errette mich nach deiner Verheißung! 171 Meine Lippen sollen überfließen von Lob, wenn du mich deine Anweisungen lehrst. 172 Meine Zunge soll reden von deinem Wort, denn alle deine Gebote sind gerecht. 173 Deine Hand komme mir zu Hilfe, denn ich habe deine Befehle erwählt. 174 Ich habe Verlangen nach deinem Heil, o HERR, und dein Gesetz ist meine Lust. 175 Lass meine Seele leben, damit sie dich lobe, und deine Bestimmungen seien meine Hilfe! 176 Ich bin in die Irre gegangen wie ein verlorenes Schaf; suche deinen Knecht! Denn deine Gebote habe ich nicht vergessen.