Richter 11 | Nueva Biblia Viva Schlachter 2000

Richter 11 | Nueva Biblia Viva
1 Jefté era un gran guerrero de la tierra de Galaad, pero su madre era una prostituta. 2 Su padre, cuyo nombre era Galaad, tenía otros hijos de su esposa legítima, y cuando estos medio hermanos crecieron, echaron a Jefté de su país. «Hijo de prostituta —le dijeron—, no heredarás las propiedades de nuestro padre». 3 Jefté huyó de la casa de su padre y vivió en la tierra de Tob. Pronto se unió a él una banda de gente miserable, que lo siguieron y vivían como bandidos. 4 Fue por este tiempo que los amonitas comenzaron su guerra contra Israel. 5 Los jefes de Galaad entonces mandaron a buscar a Jefté 6 para que los dirigiera contra los amonitas. 7 Pero Jefté les dijo: ―¿Por qué acuden a mí, si me odian y me han expulsado de la casa de mi padre? ¿Por qué vienen a mí cuando están en dificultades? 8 ―Porque te necesitamos —le contestaron—. Si quieres ser comandante en jefe contra los amonitas, te haremos rey de Galaad. 9 ―¡De veras! —exclamó Jefté—. ¿Esperan que yo lo crea? 10 ―Te lo juramos —respondieron—. Lo prometemos con un juramento solemne. 11 Entonces Jefté aceptó la comisión y fue hecho comandante en jefe y rey. El contrato fue ratificado delante del SEÑOR en Mizpa, en una asamblea general de todo el pueblo. 12 Luego Jefté envió mensajeros al rey de Amón preguntándole por qué atacaban a Israel. 13 El rey de Amón le contestó que la tierra pertenecía al rey de Amón y les había sido robada cuando los israelitas llegaron de Egipto. Todo el territorio desde el río Arnón hasta el Jaboc y el Jordán lo reclamaba como suyo. ―Devuélvenos pacíficamente la tierra —le exigió. 14 Jefté contestó: «Israel no les robó la tierra; 16 lo que ocurrió fue esto: Cuando el pueblo de Israel llegó a Cades en su viaje desde Egipto después de cruzar el Mar Rojo; 17 envió un mensaje al rey de Edom pidiéndole permiso para cruzar a través de su tierra, pero la petición fue negada. Le pidieron al rey de Moab un permiso similar, y allí ocurrió lo mismo. El pueblo de Israel permaneció en Cades. 18 »Finalmente rodearon Edom y Moab a través del desierto, y viajaron por el límite oriental hasta que llegaron a la frontera de Moab en el río Arnón. Pero nunca entraron en Moab. 19 »Entonces Israel envió mensajeros al rey Sijón de los amorreos, que vivía en Hesbón, y le pidió permiso para cruzar por su tierra para llegar a su destino. 20 Pero el rey Sijón no confió en Israel, y movilizó su ejército en Jahaza y lo atacaron. 21 Pero el SEÑOR nuestro Dios ayudó a Israel a derrotar a Sehón y todo su pueblo, de modo que Israel tomó toda la tierra que se extiende desde el río Arnón hasta Jaboc, y desde el desierto hasta el río Jordán. 23 Así es que, como puedes ver, fue el SEÑOR Dios de Israel el que quitó la tierra a los amorreos y la entregó a Israel. ¿Por qué creen que deben poseerla ustedes? 24 Conserva para ti todo lo que tu dios Quemós te dé, y nosotros retendremos todo lo que el SEÑOR nuestro Dios nos dé. 25 Y además, ¿quién crees tú que eres? ¿Eres tú mejor que el rey Balac de Moab? ¿Trató él de recobrar su tierra después que Israel lo derrotó? No, por supuesto que no. 26 Pero después de trescientos años vienes tú a crear problema por esto. Israel ha estado viviendo aquí durante todo ese tiempo, ocupando la tierra de Hesbón hasta Aroer y a todo lo largo del río Arnón. ¿Por qué no hiciste un esfuerzo para recobrarla antes de ahora? 27 Así que yo no he pecado contra ti; más bien tú me has provocado viniendo a hacerme la guerra. Pero el SEÑOR el juez pronto mostrará quién de nosotros tiene la razón, si Israel o Amón». 28 El rey de Amón no prestó atención al mensaje de Jefté. 29 En aquel tiempo el Espíritu del SEÑOR vino sobre Jefté y guio sus hombres a través de la tierra de Galaad y Manasés, más allá de Mizpa en Galaad, y a través de Amón. 30 Mientras tanto, Jefté había hecho voto delante del SEÑOR, que si Dios ayudaba a los israelitas a vencer a los amonitas, él volvería a su casa en paz, y que la primera persona que saliera a recibirlo sería sacrificada en holocausto al SEÑOR. 32 Jefté condujo su ejército contra los amonitas y el SEÑOR le dio la victoria. 33 Destruyó a los amonitas con una terrible matanza a lo largo de todo el camino entre Aroer y Minit, incluyendo veinte ciudades, y hasta la vega de las viñas. Los amonitas fueron subyugados por el pueblo de Israel. 34 Cuando Jefté regresó a su casa, su hija, su única hija, corrió a su encuentro tocando el tamboril y danzando de alegría. 35 Cuando él la vio rasgó su ropa con angustia. ―¡Ay, hija mía! —exclamó—. Tú me has abatido hasta el polvo. Porque he hecho voto delante del SEÑOR y no puedo retractarme. 36 ―Padre —le dijo ella—, debes hacer lo que has prometido al SEÑOR, porque él te ha dado una gran victoria sobre tus enemigos los amonitas. 37 Pero, primero déjame que suba a los montes y llore con mis amigas mi virginidad durante dos meses. 38 ―Sí —dijo él—, anda. Y ella lo hizo y lloró su suerte con sus amigas durante dos meses; 39 luego regresó a donde estaba su padre, que hizo lo prometido. Así que ella nunca se casó. Y después llegó a ser una costumbre de Israel 40 que las jóvenes salieran cuatro días cada año a lamentar el destino de la hija de Jefté.

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Schlachter 2000

Jephtah wird Richter in Israel

1 Nun war Jephtah, der Gileaditer, ein tapferer Held, aber er war der Sohn einer Hure; und zwar hatte Gilead den Jephtah gezeugt. 2 Als aber die Frau Gileads ihm Söhne gebar und die Söhne dieser Frau groß wurden, da stießen sie den Jephtah aus und sprachen zu ihm: Du sollst nicht erben im Haus unseres Vaters; denn du bist der Sohn einer anderen Frau! 3 Da floh Jephtah vor seinen Brüdern und wohnte im Land Tob; und nichtsnutzige Männer versammelten sich bei ihm und gingen mit ihm auf Streifzüge. 4 Und es geschah nach einiger Zeit, dass die Ammoniter mit Israel Krieg führten. 5 Als nun die Ammoniter mit Israel kämpften, gingen die Ältesten von Gilead hin, um Jephtah aus dem Land Tob zu holen. 6 Und sie sprachen zu Jephtah: Komm und sei unser Anführer, und wir wollen die Ammoniter bekämpfen! 7 Aber Jephtah sprach zu den Ältesten von Gilead: Habt ihr mich nicht einst gehasst und aus dem Haus meines Vaters gestoßen? Warum kommt ihr jetzt zu mir, da ihr in Not seid? 8 Und die Ältesten von Gilead sprachen zu Jephtah: Darum haben wir uns nun an dich gewandt, dass du mit uns gehst und gegen die Ammoniter kämpfst und unser Haupt bist, über alle, die in Gilead wohnen! 9 Da sprach Jephtah zu den Ältesten von Gilead: Wenn ihr mich zum Kampf gegen die Ammoniter zurückholt und der HERR sie vor mir preisgibt, werde ich dann wirklich euer Oberhaupt sein? 10 Und die Ältesten von Gilead sprachen zu Jephtah: Der HERR sei Zeuge zwischen uns, wenn wir nicht so handeln, wie du es gesagt hast! 11 Da ging Jephtah mit den Ältesten von Gilead, und das Volk setzte ihn zum Haupt und Anführer über sich. Und Jephtah redete alles, was er zu sagen hatte, vor dem HERRN in Mizpa.

Jephtahs Botschaft an die Ammoniter

12 Da sandte Jephtah Boten zum König der Ammoniter und ließ ihm sagen: Was hast du mit mir zu tun, dass du zu mir kommst, um gegen mein Land zu kämpfen? 13 Der König der Ammoniter aber antwortete den Boten Jephtahs: Weil Israel mein Land genommen hat, als es aus Ägypten zog, vom Arnon bis an den Jabbok und bis an den Jordan. So gib es mir nun in Frieden wieder zurück! 14 Jephtah aber sandte nochmals Boten zu dem König der Ammoniter. 15 Die sprachen zu ihm: So spricht Jephtah: Israel hat weder das Land der Moabiter noch das Land der Ammoniter genommen. 16 Denn als sie aus Ägypten zogen, wanderte Israel durch die Wüste bis an das Schilfmeer und kam nach Kadesch. 17 Da sandte Israel Boten zum König der Edomiter und sprach: Lass mich doch durch dein Land ziehen! Aber der König der Edomiter erhörte sie nicht. Auch zum König der Moabiter sandten sie; der wollte auch nicht. 18 So verblieb Israel in Kadesch und wanderte in der Wüste und umging das Land der Edomiter und das Land der Moabiter und kam vom Aufgang der Sonne her zum Land der Moabiter; und es lagerte sich jenseits des Arnon und kam nicht in das Gebiet der Moabiter; denn der Arnon ist die Grenze der Moabiter. 19 Und Israel sandte Boten zu Sihon, dem König der Amoriter, dem König von Hesbon, und Israel ließ ihm sagen: Lass uns doch durch dein Land bis zu meinem Ort ziehen! 20 Aber Sihon traute Israel nicht, dass er es durch sein Gebiet hätte ziehen lassen, sondern er versammelte sein ganzes Volk und lagerte sich bei Jahaz und kämpfte mit Israel. 21 Der HERR aber, der Gott Israels, gab den Sihon mit seinem ganzen Volk in die Hand Israels, sodass sie diese schlugen. So nahm Israel das ganze Land der Amoriter ein, die in jenem Land wohnten. 22 Und sie nahmen das ganze Gebiet der Amoriter ein, vom Arnon bis an den Jabbok und von der Wüste bis an den Jordan. 23 So hat nun der HERR, der Gott Israels, die Amoriter vor seinem Volk Israel vertrieben — und du willst es vertreiben? 24 Ist es nicht so: Wenn dein Gott Kemosch dir etwas einzunehmen gibt, nimmst du es nicht in Besitz? Was nun der HERR, unser Gott, vor uns vertrieben hat, das nehmen wir auch in Besitz! 25 Oder bist du etwa besser als Balak, der Sohn Zippors, der König der Moabiter? Hat der auch je mit Israel einen Rechtsstreit geführt oder gekämpft? 26 Da nun Israel 300 Jahre lang in Hesbon und seinen Tochterstädten, in Aroer und seinen Tochterstädten und in allen Städten, die am Arnon liegen, gewohnt hat, warum habt ihr sie ihnen nicht weggenommen während dieser Zeit? 27 Ich habe nicht gegen dich gesündigt, sondern du handelst böse an mir, dass du gegen mich Krieg führst! Der HERR, der Richter, soll heute ein Urteil fällen zwischen den Kindern Israels und den Kindern Ammons! 28 Aber der König der Ammoniter hörte nicht auf die Worte Jephtahs, die er ihm sagen ließ.

Die Niederlage der Ammoniter. Jephtahs Tochter

29 Da kam der Geist des HERRN auf Jephtah; und er zog durch Gilead und Manasse und durch Mizpa, das in Gilead liegt; und von Mizpa, das in Gilead liegt, zog er gegen die Ammoniter. 30 Und Jephtah gelobte dem HERRN ein Gelübde und sprach: Wenn du die Ammoniter in meine Hand gibst, 31 so soll das, was zu meiner Haustür heraus mir entgegenkommt, wenn ich in Frieden von den Ammonitern zurückkehre, dem HERRN gehören, und ich will es als Brandopfer darbringen! 32 So zog Jephtah gegen die Ammoniter, um gegen sie zu kämpfen. Und der HERR gab sie in seine Hand. 33 Und er schlug sie von Aroer an, bis man nach Minnit kommt, 20 Städte, und bis nach Abel-Keramim, in einer sehr großen Schlacht. So wurden die Kinder Ammons von den Kindern Israels gedemütigt. 34 Als nun Jephtah nach Mizpa zu seinem Haus kam, siehe, da trat seine Tochter heraus, ihm entgegen, mit Tamburinen und Reigen; sie war aber sein einziges Kind, und er hatte sonst weder Sohn noch Tochter. 35 Und es geschah, als er sie sah, da zerriss er seine Kleider und sprach: Ach, meine Tochter, wie tief beugst du mich nieder und wie betrübst du mich! Denn ich habe meinen Mund dem HERRN gegenüber aufgetan und kann es nicht widerrufen! 36 Sie aber sprach zu ihm: Mein Vater, hast du deinen Mund dem HERRN gegenüber aufgetan, so handle an mir, wie es aus deinem Mund gegangen ist, nachdem der HERR dich an deinen Feinden, den Ammonitern, gerächt hat! 37 Und sie sprach zu ihrem Vater: Das werde mir gestattet, dass du mir zwei Monate lang Zeit lässt, damit ich auf die Berge gehen und über meine Ehelosigkeit mit meinen Freundinnen weinen kann! 38 Und er sprach: Geh hin! Und er ließ sie zwei Monate lang frei. Da ging sie hin mit ihren Freundinnen und weinte auf den Bergen über ihre Ehelosigkeit. 39 Und nach zwei Monaten kam sie wieder zu ihrem Vater. Und er vollzog an ihr das Gelübde, das er gelobt hatte. Und sie hatte nie einen Mann erkannt.* Daher wurde es Brauch in Israel, 40 dass die Töchter Israels jährlich hingehen, um die Tochter Jephtahs, des Gileaditers, zu besingen, vier Tage im Jahr.