Jeremia 37 | Nueva Biblia Viva Schlachter 2000

Jeremia 37 | Nueva Biblia Viva

Encarcelamiento de Jeremías

1 Nabucodonosor, rey de Babilonia, no nombró a Jeconías, hijo del rey Joacim, como nuevo rey de Judá, sino que eligió a Sedequías, hijo de Josías. 2 Pero ni el rey Sedequías ni sus oficiales ni el pueblo que se quedó en el país prestaron atención a lo que el SEÑOR decía mediante Jeremías. 3 Sin embargo, el rey Sedequías envió a Jucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maseías, a pedirle a Jeremías que orara por ellos. 4 (Fue en el tiempo en que Jeremías todavía no había sido encarcelado, así es que podía andar por todas partes). 5 Cuando el ejército del faraón Hofra apareció en la frontera sur de Judá para ayudar a la sitiada ciudad de Jerusalén, el ejército babilonio se retiró de Jerusalén para hacer frente a los egipcios. 6 Entonces el SEÑOR envió este mensaje a Jeremías: 7 El SEÑOR, el Dios de Israel, dice: Dile al rey de Judá que envió a preguntarme qué va a ocurrir, que el ejército del faraón, aunque vino acá para ayudarte, está a punto de volverse huyendo a Egipto. Los babilonios derrotarán a los egipcios y los harán regresar corriendo a su país. 8 Esos babilonios tomarán esta ciudad, la incendiarán y la dejarán convertida en cenizas. 9 No te hagas la ilusión de que los babilonios se han retirado definitivamente. ¡No es así! 10 Aunque destruyeras a todo el ejército babilónico, aunque sólo quedara un puñado de sobrevivientes que yacieran heridos en sus tiendas, aún así saldrían tambaleantes de sus tiendas, te derrotarían y prenderían fuego a esta ciudad. 11 Cuando el ejército babilónico se apartó de Jerusalén para entrar en batalla con el ejército del faraón, 12 Jeremías intentó salir de la ciudad rumbo a la tierra de Benjamín para ver la propiedad que había comprado. 13 Pero cuando salía por la llamada puerta de Benjamín un centinela lo detuvo como traidor, acusándolo de querer pasarse al lado de los babilonios. El centinela que lo detuvo era Irías, hijo de Selemías, nieto de Jananías. 14 ―¡No es cierto! —dijo Jeremías—. ¡No tengo la menor intención de hacer tal cosa! Pero Irías no le hizo caso; llevó a Jeremías ante los funcionarios de la ciudad. 15 Estos, enfurecidos contra Jeremías, lo hicieron azotar y echar en un calabozo subterráneo de la casa del escriba Jonatán, la cual había sido convertida en prisión. Allí tuvieron varios días a Jeremías, 17 pero al fin el rey Sedequías lo mandó a llevar secretamente al palacio. El rey le preguntó si había recibido algún mensaje reciente del SEÑOR. ―Sí —dijo Jeremías—, lo he recibido. ¡Serás derrotado por el rey de Babilonia! 18 Entonces Jeremías planteó la cuestión de su encarcelamiento: ―¿Qué hice yo para merecer esto? —le preguntó al rey—. ¿Qué delito he cometido? Dime lo que haya hecho contra ti, tus oficiales o el pueblo. 19 ¿Dónde están ahora aquellos profetas que te decían que el rey de Babilonia no vendría? 20 Escucha, oh rey, señor mío: Te suplico no enviarme otra vez a aquel calabozo, pues allí moriría. 21 Entonces el rey Sedequías mandó que no volvieran a llevar a Jeremías al calabozo, sino que lo pusieran en la cárcel del palacio, y ordenó que le dieran cada día un pedazo de pan fresco mientras en la ciudad quedara qué comer. Así tuvieron a Jeremías en la cárcel del palacio.

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Schlachter 2000

Nach dem Abzug der Chaldäer sagt Jeremia ihre Rückkehr und ihren Sieg voraus

1 Und Zedekia, der Sohn Josias, regierte als König anstelle Jechonjas, des Sohnes Jojakims, denn Nebukadnezar, der König von Babel, hatte ihn zum König über das Land Juda gemacht. 2 Aber weder er, noch seine Knechte, noch das Volk des Landes hörten auf die Worte des HERRN, die er durch den Propheten Jeremia geredet hatte. 3 Und der König Zedekia sandte Jehuchal, den Sohn Schelemjas, und den Priester Zephanja, den Sohn Maasejas, zu dem Propheten Jeremia und ließ ihm sagen: Bete doch für uns zu dem HERRN, unserem Gott! 4 Damals ging Jeremia noch ein und aus unter dem Volk, denn sie hatten ihn noch nicht ins Gefängnis gesetzt. 5 Und das Heer des Pharao war aus Ägypten aufgebrochen. Als das die Chaldäer erfuhren, die Jerusalem belagerten, zogen sie von Jerusalem ab. 6 Da erging das Wort des HERRN an den Propheten Jeremia folgendermaßen: 7 So spricht der HERR, der Gott Israels: So sollt ihr dem König von Juda antworten, der euch zu mir gesandt hat, um mich zu befragen: Siehe, das Heer des Pharao, das heraufgezogen ist, um euch zu helfen, wird wieder in sein Land, nach Ägypten, zurückkehren. 8 Die Chaldäer aber werden wiederkommen und gegen diese Stadt kämpfen, sie einnehmen und mit Feuer verbrennen. 9 So spricht der HERR: Habt acht, dass ihr euch nicht selbst betrügt, indem ihr denkt: »Die Chaldäer ziehen jetzt gewiss von uns ab!« Nein, sie werden nicht abziehen! 10 Denn wenn ihr auch das ganze Heer der Chaldäer, die euch belagern, schlagen würdet, und es würden von ihnen nur etliche Verwundete übrig bleiben, so würden sie dennoch aufstehen, jeder in seinem Zelt, und diese Stadt mit Feuer verbrennen!

Jeremia im Gefängnis

11 Und es geschah, als das Heer der Chaldäer vor dem Heer des Pharao von Jerusalem abgezogen war, 12 da verließ Jeremia Jerusalem, um ins Land Benjamin zu gehen und dort unter dem Volk seinen Besitzanteil in Empfang zu nehmen. 13 Als er aber zum Tor Benjamin kam, war dort ein Befehlshaber der Wache namens Jerija, ein Sohn Schelemjas, des Sohnes Hananjas; der ergriff den Propheten Jeremia und sprach: Du willst zu den Chaldäern überlaufen! 14 Da sprach Jeremia: Das ist eine Lüge! Ich will nicht zu den Chaldäern überlaufen! Aber Jerija wollte ihm nicht glauben, sondern nahm Jeremia fest und führte ihn vor die Fürsten. 15 Und die Fürsten wurden zornig über Jeremia und schlugen ihn und setzten ihn ins Gefängnis im Haus des Schreibers Jonathan; denn dieses hatte man zum Kerker gemacht. 16 So kam Jeremia ins Gefängnis und unter die Gewölbe; und Jeremia blieb dort lange Zeit. 17 Aber der König Zedekia sandte nach ihm und ließ ihn holen; und der König fragte ihn heimlich in seinem Haus und sprach: Hast du ein Wort von dem HERRN? Jeremia antwortete: Ja! und sprach: Du wirst in die Hand des Königs von Babel gegeben werden! 18 Auch sprach Jeremia zu dem König Zedekia: Was habe ich gegen dich, gegen deine Diener und gegen dieses Volk gesündigt, dass ihr mich ins Gefängnis gesetzt habt? 19 Wo sind eure Propheten, die euch geweissagt und gesagt haben: »Der König von Babel wird nicht über euch und über dieses Land kommen?« 20 Und nun, höre doch, mein Herr und König! Lass doch meine Bitte etwas vor dir gelten und schicke mich nicht wieder in das Haus Jonathans, des Schreibers, zurück, damit ich nicht dort sterbe! 21 Da gab der König Zedekia Befehl, und man versetzte Jeremia in den Gefängnishof und gab ihm täglich einen Laib Brot aus der Bäckerstraße, bis alles Brot in der Stadt aufgegessen war. So blieb Jeremia im Gefängnishof.