1.Samuel 14 | Nueva Biblia Viva Schlachter 2000

1.Samuel 14 | Nueva Biblia Viva
1 Un día más tarde el príncipe Jonatán le dijo a su escudero: «Vamos, crucemos el valle hasta la guarnición de los filisteos». Pero no le avisó a su padre que salía. 2 Saúl y sus seiscientos hombres estaban acampados en las afueras de Guibeá debajo de un granado que hay en Migrón. 3 Entre sus hombres estaba Abías el sacerdote, hijo de Ajitob, hermano de Icabod; Ajitob era hijo de Finés y bisnieto de Elí, sacerdote del SEÑOR en Siló, que portaba el efod. Nadie se dio cuenta de que Jonatán había salido. 4 Para llegar a la guarnición filistea, Jonatán tuvo que ir por un estrecho paso que estaba entre dos riscos conocidos como Bosés y Sene. 5 El risco del norte estaba frente a Micmás y el del sur frente a Guibeá. 6 ―Vamos a donde están esos paganos —dijo Jonatán a su escudero—. Quizás el SEÑOR haga algo por medio nuestro. Para él no hay diferencia en salvar con muchos o con pocos. 7 ―Bien —contestó el joven—. Haz lo que creas conveniente. Cuenta conmigo en cualquier cosa que decidas hacer. 8 ―¡Estupendo! Esto es lo que haremos —le respondió Jonatán—. 9 Cuando ellos nos vean, si nos dicen: “¡Quietos, no se muevan!”, nos detendremos y los esperaremos. 10 Pero si dicen: “Vengan y peleen”, eso haremos. Porque esa será la señal de Dios de que él nos ayudará a derrotarlos. 11 Cuando los filisteos los vieron acercarse, gritaron: ―Los israelitas están saliendo de sus cuevas. 12 Entonces le gritaron a Jonatán y a su escudero: ―Vengan acá pues queremos decirles algo. ―Ven, sígueme —dijo Jonatán a su escudero—, porque el SEÑOR nos ayudará a derrotarlos. 13 Subieron afirmándose con las manos y rodillas. Y a los filisteos que caían delante de Jonatán, el escudero los remataba. 14 Murieron en total veinte hombres en ese primer ataque, y sus cuerpos quedaron esparcidos en un espacio como de la mitad de un surco.

Israel derrota a los filisteos

15 Repentinamente cundió el pánico en todo el campamento filisteo, tanto los que estaban acampados como los que estaban en el campo abierto. Para colmo, hubo un gran terremoto que aumentó el terror. 16 Los centinelas de Saúl en Guibeá vieron como la muchedumbre filistea comenzó a esparcirse de forma confusa en todas direcciones. 17 «Averígüenme quién no está aquí» —ordenó Saúl. Al pasar lista descubrieron que Jonatán y su escudero no estaban. 18 «Trae acá el cofre de Dios» —ordenó Saúl a Abías, porque el cofre estaba entre el pueblo de Israel en aquel tiempo. 19 Pero mientras Saúl le hablaba al sacerdote, el griterío y el tumulto entre los filisteos se hicieron aún más grandes. «Deja, ya no lo traigas» —le dijo Saúl. 20 Entonces Saúl y sus seiscientos hombres salieron a la batalla y encontraron que los filisteos se estaban matando unos a otros, pues había una terrible confusión en todas partes. 21 Y los hebreos que se habían unido a los filisteos se rebelaron y se unieron a los israelitas capitaneados por Saúl y Jonatán. 22 Finalmente, los israelitas que estaban ocultos en las colinas se unieron en la persecución cuando vieron que los filisteos huían. 23 De esta manera el SEÑOR salvó a Israel aquel día y la batalla continuó hasta más allá de Bet Avén.

El juramento de Saúl

24 Aquel día Saúl había declarado: «Caiga una maldición sobre cualquiera que coma algo antes de la tarde, antes que yo haya completado la venganza sobre mis enemigos». 25 Nadie comió aquel día aun cuando encontraron panales de abejas en el bosque, 26 porque todos tuvieron miedo de la maldición de Saúl. 27 Sin embargo, Jonatán, que no había oído la orden de su padre, sacó miel de un panal con un palo, y cuando terminó de comerla se sintió con más fuerzas. 28 Entonces alguien le dijo que su padre había lanzado una maldición sobre todo aquel que comiera aquel día, y a causa de eso todos estaban cansados y débiles. 29 «¡A quién se le ocurre! —exclamó Jonatán—. Un mandamiento de este tipo solamente nos perjudica. Me siento mejor ahora que he comido este poco de miel. 30 Si el pueblo hubiera podido comer el alimento hallado entre nuestros enemigos, quién sabe cuanto mayor daño hubiéramos hecho a los filisteos». 31 Sin embargo, hambrientos como estaban, persiguieron y mataron a los filisteos desde Micmás hasta Ayalón, debilitándose cada vez más. 32 Y aquella tarde se lanzaron sobre los despojos de la batalla y mataron ovejas, bueyes y cabritos y comieron carne sin desangrar. 33 Alguien le dijo a Saúl lo que estaba ocurriendo, y que el pueblo pecaba contra el SEÑOR comiendo sangre. ―Es una ofensa contra el SEÑOR —dijo Saúl—. Tráiganme acá una piedra grande, 34 y vayan a decir al pueblo que traigan bueyes y ovejas para degollarlos y derramar su sangre aquí, a fin de que no pequen contra el SEÑOR comiendo carne sin desangrar. Y así lo hicieron al caer la noche. 35 Y Saúl edificó un altar al SEÑOR, el primero que levantaba. 36 Después dijo: ―Sigamos a los filisteos toda la noche y destruyámoslos hasta que no quede ninguno. ―Haz lo que creas más conveniente —contestaron sus hombres. Pero el sacerdote dijo: ―Preguntémosle primero al SEÑOR. 37 Saúl consultó a Dios: ―¿Iremos tras los filisteos? ¿Nos ayudarás a derrotarlos? Pero esta vez el SEÑOR no respondió. 38 Entonces Saúl les dijo a sus generales: ―Algo anda mal. Debemos descubrir qué pecado se ha cometido hoy. 39 Juro por el nombre del SEÑOR que salvó a Israel, que aunque el pecador sea mi hijo Jonatán, morirá. Nadie de la tropa le contestó. 40 ―Jonatán y yo nos situaremos de un lado —dijo Saúl— y ustedes al otro lado. El pueblo aceptó, 41 y Saúl añadió: ―Oh SEÑOR Dios de Israel, ¿por qué no has respondido a mis preguntas? ¿Somos Jonatán y yo los culpables, o el pecado está en los demás? Oh SEÑOR Dios, muéstranos quién es el culpable. Y fueron señalados Jonatán y Saúl como culpables, y el pueblo fue declarado inocente. 42 Saúl dijo: ―Ahora echemos suertes entre Jonatán y yo. Jonatán fue señalado culpable. 43 ―Dime, ¿qué has hecho? —preguntó Saúl a Jonatán. ―Comí miel —reconoció Jonatán—. Pero fue sólo un poco que saqué con la punta de un palo. ¿Debo morir? 44 ―Sí, Jonatán —dijo Saúl—, deberás morir. Que Dios me mate si no eres ejecutado por esto. 45 Pero los soldados se opusieron: ―¿Jonatán, que salvó hoy a Israel, morirá? ¡De ninguna manera! Juramos por el SEÑOR que ni un cabello de su cabeza será tocado, porque él ha obrado al lado de Dios hoy día. Así el pueblo salvó a Jonatán de la muerte. 46 Luego Saúl no fue en persecución de los filisteos y estos regresaron a su tierra. 47 Y como estaba firmemente establecido como rey de Israel, peleó contra todos los pueblos de su entorno: contra Moab, Amón, Edom, los reyes de Sobá y los filisteos. Adondequiera que iba, triunfaba. 48 Hizo grandes cosas. Venció a los amalecitas, y salvó a Israel de todos los que habían sido sus opresores.

La familia de Saúl

49 Saúl tuvo tres hijos, Jonatán, Isví y Malquisúa; y dos hijas, Merab, la mayor, y Mical. 50 La esposa de Saúl se llamaba Ajinoán, hija de Ajimaz. El jefe de su ejército era su primo Abner, hijo de Ner, tío de Saúl. Ner y Quis, el padre de Saúl, eran hermanos. Ambos eran hijos de Abiel. 52 Los israelitas pelearon constantemente con los filisteos durante la vida de Saúl. Y cada vez que Saúl encontraba a un joven valiente y fuerte lo unía a su ejército.

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Schlachter 2000

Jonathans Sieg über die Philister

1 Und es geschah eines Tages, dass Jonathan, der Sohn Sauls, zu seinem Waffenträger sprach: Komm, lass uns hinübergehen zu dem Vorposten der Philister, der dort drüben ist! Seinem Vater aber sagte er es nicht. 2 Saul aber saß an der Grenze von Gibea unter einem Granatbaum, der bei Migron ist; und die Leute bei ihm waren etwa 600 Mann. 3 Und Achija, der Sohn Achitubs, Ikabods Bruder, der Sohn des Pinehas, des Sohnes Elis, der Priester des HERRN in Silo, trug das Ephod. Das Volk aber wusste nicht, dass Jonathan weggegangen war. 4 Nun gab es zwischen den Pässen, wo Jonathan zum Vorposten der Philister hinüberzugehen suchte, eine Felszacke diesseits und eine Felszacke jenseits; der Name der einen war Bozez und der Name der anderen Senne. 5 Die eine Zacke erhebt sich nördlich gegenüber Michmas, die andere südlich gegenüber Geba. 6 Und Jonathan sprach zu seinem Waffenträger: Komm, lass uns zu dem Posten dieser Unbeschnittenen hinübergehen! Vielleicht wird der HERR durch uns wirken; denn es ist dem HERRN nicht schwer, durch viele oder durch wenige zu retten! 7 Da antwortete ihm sein Waffenträger: Tue alles, was in deinem Herzen ist! Geh nur hin! Siehe, ich bin mit dir, wie dein Herz es will! 8 Da sprach Jonathan: Siehe, wir werden zu den Leuten hinüberkommen, und wollen uns ihnen zeigen. 9 Wenn sie dann zu uns sagen: »Bleibt stehen, bis wir zu euch kommen!«, so wollen wir an unserem Ort stehen bleiben und nicht zu ihnen hinaufsteigen. 10 Wenn sie aber sagen: »Kommt zu uns herauf!«, so wollen wir zu ihnen hinaufsteigen, denn der HERR hat sie in unsere Hand gegeben, und das soll uns als Zeichen dienen! 11 Als sie sich nun beide dem Posten der Philister zeigten, sprachen die Philister: Siehe, die Hebräer kommen aus den Löchern heraus, in denen sie sich verkrochen hatten! 12 Und die Männer, die auf Posten standen, riefen Jonathan und seinem Waffenträger und sprachen: Kommt herauf zu uns, so wollen wir euch etwas lehren! Da sprach Jonathan zu seinem Waffenträger: Steige mir nach; denn der HERR hat sie in die Hand Israels gegeben! 13 Und Jonathan kletterte auf Händen und Füßen hinauf, und sein Waffenträger ihm nach. Und jene fielen vor Jonathan, und sein Waffenträger hinter ihm tötete sie; 14 sodass Jonathan und sein Waffenträger in diesem ersten Gefecht auf ungefähr einer halben Furchenlänge eines Joches Ackerland an die 20 Mann erschlugen. 15 Und es entstand ein Schrecken im Heerlager, auf dem Feld und unter dem ganzen Volk; sogar die, welche auf Posten standen, und der Verheerungszug erschraken, und die Erde erbebte, und so entstand ein Schrecken Gottes. 16 Und die Wächter Sauls in Gibea-Benjamin schauten aus, und siehe, das Getümmel wogte hin und her. 17 Da sprach Saul zu dem Volk, das bei ihm war: Zählt doch und seht, wer von uns weggegangen ist! Und als sie zählten, siehe, da fehlten Jonathan und sein Waffenträger. 18 Da sprach Saul zu Achija: Bringe die Lade Gottes herbei! Denn die Lade Gottes war zu der Zeit bei den Kindern Israels. 19 Und während Saul noch mit dem Priester redete, wurde das Getümmel im Heerlager der Philister immerfort größer. Da sagte Saul zum Priester: Lass es bleiben! 20 Und Saul und das ganze Volk, das bei ihm war, wurden aufgeboten, und als sie zum Kampf hinzukamen, siehe, da war das Schwert eines jeden [Philisters] gegen den anderen; es herrschte die größte Verwirrung. 21 Auch die Hebräer, die zuvor bei den Philistern gewesen und mit ihnen von ringsumher ins Lager hinaufgezogen waren, wandten sich zu den Israeliten, die mit Saul und Jonathan waren. 22 Auch alle Männer von Israel, die sich auf dem Bergland Ephraim verkrochen hatten, hörten, dass die Philister flohen, und sie setzten jenen im Kampf nach. 23 So rettete der HERR an jenem Tag Israel; und der Kampf wogte bis Beth-Awen hinüber.

Sauls verkehrter Schwur schwächt das Volkund gefährdet Jonathan

24 Die Männer Israels waren aber sehr angestrengt an jenem Tag; und Saul beschwor das Volk und sprach: Verflucht sei der Mann, der Speise isst bis zum Abend, bis ich mich an meinen Feinden gerächt habe! Da nahm niemand im Volk eine Speise zu sich. 25 Das ganze Land aber kam gerade in die Zeit der Honigernte, und Honig befand sich auf dem freien Feld. 26 Als nun das Volk zu den Honigwaben kam, siehe, da floss der Honig; aber niemand nahm davon etwas mit der Hand zu seinem Mund; denn das Volk fürchtete sich vor dem Schwur. 27 Jonathan aber hatte es nicht gehört, als sein Vater das Volk beschwor; und er streckte die Spitze seines Stabes aus, den er in seiner Hand hatte, und tauchte ihn in eine Honigwabe und nahm eine Handvoll in den Mund; da wurden seine Augen munter. 28 Aber einer aus dem Volk ergriff das Wort und sprach: Dein Vater hat das Volk feierlich beschworen und gesagt: Verflucht sei der Mann, der heute Speise isst! — Das Volk aber war ermattet. 29 Da sprach Jonathan: Mein Vater hat das Land ins Unglück gebracht! Seht doch, wie munter meine Augen geworden sind, weil ich ein wenig von diesem Honig zu mir genommen habe! 30 Ach, wenn doch das Volk heute ungehindert von der Beute seiner Feinde gegessen hätte, die es gefunden hat! Wäre dann die Niederlage der Philister nicht noch größer geworden? 31 Doch schlugen sie die Philister an jenem Tag von Michmas bis nach Ajalon, obwohl das Volk sehr ermattet war. 32 Und das Volk fiel über die Beute her, und sie nahmen Schafe und Rinder und Kälber und schlachteten sie auf der Erde, und das Volk aß [das Fleisch] mit dem Blut. 33 Und man berichtete dies dem Saul und sprach: Siehe, das Volk versündigt sich an dem HERRN, indem es mitsamt dem Blut isst! Er sprach: Ihr habt treulos gehandelt! Wälzt sofort einen großen Stein zu mir her! 34 Und Saul sprach weiter: Zerstreut euch unter das Volk und sagt ihnen, dass jedermann seinen Ochsen und sein Schaf zu mir bringen soll; und schlachtet sie hier und esst dann, damit ihr euch nicht an dem HERRN versündigt, indem ihr [das Fleisch] mit dem Blut esst! Da brachte das ganze Volk, jeder, was er zur Hand hatte, in [jener] Nacht herzu und schlachtete es dort. 35 Und Saul baute dem HERRN einen Altar; das war der erste Altar, den er dem HERRN baute. 36 Und Saul sprach: Lasst uns bei Nacht hinabziehen, den Philistern nach, und sie berauben, bis es heller Morgen wird, und niemand von ihnen übrig lassen! Sie antworteten: Tue alles, was gut ist in deinen Augen! Aber der Priester sprach: Lasst uns hier zu Gott nahen! 37 Und Saul fragte Gott: Soll ich hinabziehen, den Philistern nach? Willst du sie in die Hand Israels geben? Aber Er antwortete ihm nicht an jenem Tag. 38 Da sprach Saul: Es sollen alle Häupter des Volkes herzutreten und erforschen und sehen, an wem heute diese Schuld liegt! 39 Denn so wahr der HERR lebt, der Israel gerettet hat, wenn sie auch an meinem Sohn Jonathan wäre, so soll er gewiss sterben! Da antwortete ihm niemand vom ganzen Volk. 40 Und er sprach zu ganz Israel: Ihr sollt auf jene Seite treten; ich und mein Sohn Jonathan wollen auf dieser Seite sein. Das Volk sprach zu Saul: Tue, was gut ist in deinen Augen! 41 Und Saul sprach zu dem HERRN, dem Gott Israels: Gib, dass die Wahrheit offenbar wird! Da wurden Jonathan und Saul getroffen; aber das Volk ging frei aus. 42 Und Saul sprach: Werft das Los über mich und meinen Sohn Jonathan! Da wurde Jonathan getroffen. 43 Und Saul sprach zu Jonathan: Sage mir, was hast du getan? Und Jonathan sagte es ihm und sprach: Ich habe nur ein wenig Honig gekostet mit der Spitze des Stabes, den ich in meiner Hand hatte, und siehe, ich soll sterben! 44 Da sprach Saul: Gott tue mir dies und das; Jonathan, du musst gewisslich sterben! 45 Aber das Volk sprach zu Saul: Sollte Jonathan sterben, der Israel diese große Rettung verschafft hat? Das sei ferne! So wahr der HERR lebt, es soll kein Haar von seinem Haupt auf die Erde fallen; denn er hat an diesem Tag mit Gott gewirkt! So erlöste das Volk den Jonathan, dass er nicht sterben musste. 46 Und Saul ließ von der Verfolgung der Philister ab und zog hinauf, und die Philister zogen in ihr Land.

Sauls Kriegstaten und seine Familie

47 Als aber Saul die Herrschaft über Israel bekommen hatte, kämpfte er gegen alle seine Feinde ringsumher, gegen die Moabiter, gegen die Ammoniter, gegen die Edomiter, gegen die Könige von Zoba und gegen die Philister; und wohin er sich wandte, da war er siegreich. 48 Und er vollbrachte tapfere Taten und schlug Amalek und errettete Israel aus der Hand derer, die sie beraubten. 49 Und die Söhne Sauls waren: Jonathan, Jischwi und Malchischua. Und von seinen zwei Töchtern hieß die erstgeborene Merab und die jüngere Michal. 50 Und die Frau Sauls hieß Achinoam; [sie war] eine Tochter des Ahimaaz. Und sein Heerführer hieß Abner, ein Sohn Ners, des Onkels Sauls. 51 Kis aber, der Vater Sauls, und Ner, der Vater Abners, waren Söhne Abiels. 52 Der Krieg gegen die Philister war heftig, solange Saul lebte, und wenn Saul einen starken und tapferen Mann sah, nahm er ihn zu sich.