Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.
1SEÑOR, ¡ayúdanos! Rápidamente van desapareciendo los piadosos. Ya no queda gente fiel en este mundo.2Se mienten unos a otros, hablando con labios aduladores; ya no hay sinceridad.3El SEÑOR acabará con todo labio adulador y toda lengua vanidosa que dice:4«Mentiremos cuanto se nos antoje. La boca es nuestra; ¿quién nos podrá callar?».5El SEÑOR responda: «Yo me levantaré y defenderé a los oprimidos, a los pobres, a los necesitados. Los rescataré como ellos anhelan».6Segura es la promesa del SEÑOR, como plata siete veces refinada.7SEÑOR, sabemos que para siempre guardarás a los tuyos del poder de los malos,8aunque ronden por todas partes y la maldad sea exaltada por toda la tierra.
Nueva Versión Internacional
1Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo.2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez.3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactanciosa4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?»5Dice el Señor: «Voy ahora a levantarme, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesitado se queja.»6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol.7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente,8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.
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