Matthäus 15 | Einheitsübersetzung 2016 La Biblia Textual

Matthäus 15 | Einheitsübersetzung 2016

Lehrgespräch über die Reinheit

1 Da kamen von Jerusalem Pharisäer und Schriftgelehrte zu Jesus und sagten: 2 Warum übertreten deine Jünger die Überlieferung der Alten? Denn sie waschen sich nicht ihre Hände, wenn sie essen. 3 Er entgegnete ihnen: Warum übertretet denn ihr Gottes Gebot um eurer Überlieferung willen? 4 Gott hat doch gesagt: Ehre Vater und Mutter! und: Wer Vater oder Mutter schmäht, soll mit dem Tod bestraft werden. 5 Ihr aber meint: Wer zu Vater oder Mutter sagt: Was ich dir schulde, sei eine Opfergabe!, 6 der braucht seinen Vater oder seine Mutter nicht mehr zu ehren. Damit habt ihr Gottes Wort um eurer Überlieferung willen außer Kraft gesetzt. 7 Ihr Heuchler! Treffend hat der Prophet Jesaja über euch gesagt: 8 Dieses Volk ehrt mich mit den Lippen, / sein Herz aber ist weit weg von mir. 9 Vergeblich verehren sie mich; / was sie lehren, sind Satzungen von Menschen. 10 Und er rief die Leute zu sich und sagte: Hört und begreift: 11 Nicht das, was durch den Mund in den Menschen hineinkommt, macht ihn unrein, sondern was aus dem Mund des Menschen herauskommt, das macht ihn unrein. 12 Da kamen die Jünger zu ihm und sagten: Weißt du, dass die Pharisäer, die dein Wort gehört haben, empört sind? 13 Er antwortete ihnen: Jede Pflanze, die nicht mein himmlischer Vater gepflanzt hat, wird ausgerissen werden. 14 Lasst sie, es sind blinde Blindenführer. Und wenn ein Blinder einen Blinden führt, werden beide in eine Grube fallen. 15 Da sagte Petrus zu ihm: Erkläre uns dieses Rätselwort! 16 Er antwortete: Begreift auch ihr noch nicht? 17 Versteht ihr nicht, dass alles, was durch den Mund hineinkommt, in den Magen gelangt und dann wieder ausgeschieden wird? 18 Was aber aus dem Mund herauskommt, das kommt aus dem Herzen und das macht den Menschen unrein. 19 Denn aus dem Herzen kommen böse Gedanken, Mord, Ehebruch, Unzucht, Diebstahl, falsche Zeugenaussagen und Lästerungen. 20 Das ist es, was den Menschen unrein macht; aber mit ungewaschenen Händen essen macht den Menschen nicht unrein.

Der Glaube der heidnischen Frau

21 Jesus ging weg von dort und zog sich in das Gebiet von Tyrus und Sidon zurück. 22 Und siehe, eine kanaanäische Frau aus jener Gegend kam zu ihm und rief: Hab Erbarmen mit mir, Herr, du Sohn Davids! Meine Tochter wird von einem Dämon gequält. 23 Jesus aber gab ihr keine Antwort. Da traten seine Jünger zu ihm und baten: Schick sie fort, denn sie schreit hinter uns her! 24 Er antwortete: Ich bin nur zu den verlorenen Schafen des Hauses Israel gesandt. 25 Doch sie kam, fiel vor ihm nieder und sagte: Herr, hilf mir! 26 Er erwiderte: Es ist nicht recht, das Brot den Kindern wegzunehmen und den kleinen Hunden vorzuwerfen. 27 Da entgegnete sie: Ja, Herr! Aber selbst die kleinen Hunde essen von den Brotkrumen, die vom Tisch ihrer Herren fallen. 28 Darauf antwortete ihr Jesus: Frau, dein Glaube ist groß. Es soll dir geschehen, wie du willst. Und von dieser Stunde an war ihre Tochter geheilt.

Viele Heilungen

29 Jesus zog von dort weiter und kam an den See von Galiläa. Er stieg auf einen Berg und setzte sich. 30 Da kamen viele Menschen zu ihm und brachten Lahme, Blinde, Verkrüppelte, Stumme und viele andere Kranke; sie legten sie ihm zu Füßen und er heilte sie, 31 sodass die Menschen staunten, als sie sahen, dass Stumme redeten, Verkrüppelte gesund wurden, Lahme gehen und Blinde sehen konnten. Und sie priesen den Gott Israels.

Die Speisung der Viertausend

32 Jesus rief seine Jünger zu sich und sagte: Ich habe Mitleid mit diesen Menschen; sie sind schon drei Tage bei mir und haben nichts mehr zu essen. Ich will sie nicht hungrig wegschicken, sonst brechen sie auf dem Weg zusammen. 33 Da sagten die Jünger zu ihm: Wo sollen wir in dieser Wüste so viel Brot hernehmen, um so viele Menschen satt zu machen? 34 Jesus sagte zu ihnen: Wie viele Brote habt ihr? Sie antworteten: Sieben - und ein paar Fische. 35 Da forderte er die Leute auf, sich auf den Boden zu setzen. 36 Und er nahm die sieben Brote und die Fische, sprach das Dankgebet, brach sie und gab sie den Jüngern und die Jünger gaben sie den Menschen. 37 Und alle aßen und wurden satt. Und sie sammelten die übrig gebliebenen Stücke ein, sieben Körbe voll. 38 Es waren viertausend Männer, die gegessen hatten, dazu noch Frauen und Kinder. 39 Danach schickte er die Menge nach Hause, stieg ins Boot und fuhr in die Gegend von Magadan.

Einheitsübersetzung der Heiligen Schrift © 2016 Katholische Bibelanstalt GmbH, Stuttgart Alle Rechte vorbehalten. Die Herausgeber sind: (Erz-)Bischöfe Deutschlands, Österreichs, der Schweiz u.a. Herausgebender Verlag: Katholische Bibelanstalt GmbH www.bibelwerk.de

La Biblia Textual

La tradición de los ancianos

1 Entonces se acercaron a Jesús unos fariseos y escribas de Jerusalem, diciendo: 2 ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan. 3 Él respondió y les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por causa de vuestra tradición? 4 Porque Dios dijo: Honra al padre y a la madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. 5 Pero vosotros decís: Cualquiera que diga al padre o a la madre: Es Corbán todo aquello con que pudiera ayudarte, 6 de ningún modo tendrá que honrar a su padre. Así habéis invalidado la palabra de Dios por vuestra tradición. 7 ¡Hipócritas! Bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: 8 Este pueblo me honra con los labios, Pero su corazón está lejos de mí. 9 Y en vano me adoran, Enseñando como doctrinas preceptos de hombres. 10 Y llamando a la muchedumbre, les dijo: Oíd y entended: 11 No es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de la boca, eso contamina al hombre. 12 Entonces acercándose los discípulos, le dicen: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron la palabra? 13 Él respondió y dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial será desarraigada. 14 Dejadlos, son ciegos guías de ciegos: si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo.

Lo que contamina al hombre

15 Tomando la palabra, Pedro le dijo: Acláranos la parábola. 16 Él respondió: ¿También vosotros estáis aún sin entendimiento? 17 ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre y es echado en la letrina? 18 Pero las cosas que salen de la boca provienen del corazón, y ésas contaminan al hombre. 19 Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, difamaciones. 20 Estas cosas son las que contaminan al hombre, pero el comer con manos no lavadas no contamina al hombre.

La fe de la extranjera

21 Partiendo de allí, Jesús se fue a las regiones de Tiro y Sidón. 22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquellos confines, clamaba diciendo: ¡Ten compasión de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está horriblemente endemoniada. 23 Pero Él no le respondió palabra. Entonces, acercándose sus discípulos, le rogaban, diciendo: Despídela, que grita detrás de nosotros. 24 Él respondiendo, dijo: No fui enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25 Pero ella, acercándose, se postraba ante Él, diciendo: ¡Señor, ayúdame! 26 Él respondió y dijo: No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros. 27 Pero ella dijo: Sí, Señor, pero aun los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como quieres. Y su hija quedó sana desde aquella hora.

Muchas sanidades

29 Y pasando de allí, Jesús llegó junto al mar de Galilea, y subiendo al monte, se sentó allí. 30 Y se acercaron a Él grandes multitudes, que traían consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos, y muchos otros, y los pusieron a sus pies, y los sanó. 31 Y la muchedumbre se asombró al ver a los mudos hablando, a los lisiados sanos, a los cojos andando, y a los ciegos viendo. Y glorificaron al Dios de Israel.

Segunda multiplicación de los panes y los peces

32 Llamando entonces Jesús a sus discípulos, dijo: Siento compasión por la muchedumbre, porque ya hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer, y no quiero enviarlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino. 33 Le dicen los discípulos: ¿De dónde hemos de conseguir aquí en un despoblado tantos panes como para saciar a tan gran muchedumbre? 34 Jesús les dice: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos. 35 Y mandó a la muchedumbre que se recostara sobre la tierra. 36 Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias y los partió, e iba dando a los discípulos, y los discípulos a las multitudes. 37 Y comieron todos y fueron saciados, y de lo sobrante de los trozos recogieron siete canastas llenas. 38 Y los que habían comido eran cuatro mil hombres, aparte de las mujeres y los niños. 39 Y despedida la muchedumbre, subió a la barca y llegó a las proximidades de Magadán.