Jeremia 2 | La Biblia Textual Schlachter 2000

Jeremia 2 | La Biblia Textual

Apostasía de Israel

1 Y vino a mí palabra de YHVH, diciendo: 2 Anda y clama a oídos de Jerusalem, y dile: Así dice YHVH: A favor tuyo me acuerdo de la ternura de tu juventud, Del amor de tus desposorios, De tu andar en pos de mí en el desierto, En tierra no sembrada. 3 Israel era santidad a YHVH, Primicias de su cosecha, Quien osaba comer de ella lo pagaba, La calamidad venía sobre ellos: Oráculo de YHVH. 4 ¡Oíd la palabra de YHVH, oh casa de Jacob Y todas las familias de la casa de Israel! 5 Así dice YHVH: ¿Qué injusticia hallaron en mí vuestros padres para alejarse de mí? Siguieron tras la vanidad y se quedaron vacíos, 6 En vez de preguntar: ¿Dónde está YHVH, Que nos hizo subir de la tierra de Egipto y nos condujo por el desierto, Por tierra desierta y despoblada, Tierra sedienta y sombría, Tierra por la cual nadie había pasado, Y en la cual nadie había habitado? 7 Y os introduje a una tierra fértil, Para que comierais sus frutos y delicias, Pero entrasteis y contaminasteis mi tierra Y convertisteis mi heredad en abominación. 8 Los sacerdotes no preguntaban: ¿Dónde está YHVH? Los doctores de la Ley no me conocían, Los pastores se rebelaban contra mí, Y los profetas profetizaban en nombre de Baal, Siguiendo a dioses que de nada sirven. 9 Por eso vuelvo a contender contra vosotros, Y contra los hijos de vuestros hijos, dice YHVH. 10 Pasad a las costas de Quitim y mirad; Enviad a Cedar y observad atentamente, Y ved si ha sucedido algo semejante a esto: 11 ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses? (aunque ellos no son dioses). ¡Pues mi pueblo cambió mi gloria por lo que no sirve! 12 ¡Espantaos, cielos, por ello; horrorizaos y quedad perplejos! dice YHVH. 13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: Me abandonaron a mí, fuente de agua viva, Y cavaron para sí cisternas, Cisternas rotas que no retienen el agua. 14 ¿Es Israel siervo?¿Acaso es esclavo? ¿Por qué, entonces, ha llegado a ser presa? 15 Los leoncillos rugieron contra él, dieron sus bramidos, Y convirtieron su tierra en una desolación; Sus ciudades están quemadas y sin habitantes. 16 Hasta los hijos de Menfis y de Tafnes te han rapado la coronilla. 17 ¿No te ha sucedido todo esto por haber abandonado a YHVH tu Dios cuando Él te guiaba por el camino? 18 Y ahora, ¿qué buscas rumbo a Egipto? ¿Beber agua del Nilo? ¿Qué buscas rumbo Asiria? ¿Beber agua del Éufrates? 19 ¡Repréndate tu maldad! ¡Condénente tus apostasías! Considera y reconoce cuán malo y amargo Es haber abandonado a YHVH tu Dios, Y no tener temor de mí, Dice Adonay YHVH Sebaot. 20 Desde antiguo has quebrado el yugo y roto tus ataduras, Diciendo: ¡No quiero servir! Y sobre todo collado alto, y debajo todo árbol frondoso te postras y te prostituyes. 21 Yo te planté como vid escogida, Toda ella de cepas genuinas; ¿Cómo, pues, te me has vuelto sarmiento degenerado de vid bastarda? 22 Aunque te laves con lejía y uses mucho jabón para ti, La mancha de tu pecado está aún delante de mí, Dice Adonay YHVH. 23 ¿Cómo te atreves a decir: No me he contaminado ni he ido tras los baales? Considera tu andar en el valle, Y reconoce lo que has hecho, ¡Oh dromedaria desbocada! Que corre de un lado a otro; 24 ¡Oh asna montesa habituada al desierto! Que en su ardor olfatea el viento; ¿Quién podrá reprimir su celo? Los que la buscan no necesitan cansarse: La encontrarán siempre encelada. 25 Guarda tu pie de andar descalzo, Y tu garganta de la sed; Pero dijiste: ¡No hay remedio, no; A extranjeros he amado, y tras ellos he de ir! 26 Como se avergüenza el ladrón cuando es sorprendido, Así será avergonzada la casa de Israel; Sus reyes y sus príncipes, Sus sacerdotes y sus profetas, 27 Que dicen al leño: ¡Tú eres mi padre! Y a la piedra: ¡Tú me has dado a luz! Pues me han dado la espalda, y no la cara, Pero en el tiempo de su desgracia me dicen: ¡Levántate y sálvanos! 28 Pero, ¿dónde están los dioses que te hiciste? ¡Levántense y sálvente ellos en el tiempo de tu calamidad! Pues como el número de tus ciudades, oh Judá, Así ha sido el número de tus dioses. 29 ¿Por qué contendéis conmigo, Si todos os habéis rebelado contra mí?, dice YHVH. 30 En vano he azotado a vuestros hijos: Ellos no han recibido corrección. Vuestra espada ha devorado a vuestros profetas, Como un león destructor. 31 ¡Oh generación, atended la palabra de YHVH! ¿He sido Yo un desierto para Israel? ¿O acaso una tierra de densas tinieblas? ¿Por qué dice mi pueblo: Somos libres, nunca más volveremos a ti? 32 ¿Olvida acaso la doncella su ornamento, O la novia su ajuar? Pues mi pueblo me ha olvidado un sinnúmero de días. 33 ¡Qué bien sabes tu camino para buscar amores! Por eso, aun a las malvadas has enseñado tus caminos. 34 Hasta en los bordes de tu vestido hay sangre de almas de pobres inocentes, A quienes no sorprendiste irrumpiendo. Y a pesar de todo, dices: 35 Inocente soy, su ira se ha apartado de mí. He aquí Yo entro en juicio contigo, Porque dijiste: No he pecado. 36 ¡Cuán frívola eres para cambiar de rumbo! También serás avergonzada por Egipto, Como fuiste avergonzada por Asiria. 37 También de allí saldrás con las manos en la cabeza, Porque YHVH ha desechado la base de tu confianza, Y con ellos no prosperarás.

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Schlachter 2000

Der Herr tadelt sein untreues Volk Israel

1 Und das Wort des HERRN erging an mich folgendermaßen: 2 Geh hin und rufe in die Ohren Jerusalems und sprich: So spricht der HERR: Ich denke noch an die Zuneigung deiner Jugendzeit, an deine bräutliche Liebe, als du mir nachgezogen bist in der Wüste, in einem Land ohne Aussaat. 3 Israel war [damals] dem HERRN geheiligt, der Erstling seines Ertrages; alle, die es verzehren wollten, machten sich schuldig; es kam Unheil über sie, spricht der HERR. 4 Hört das Wort des HERRN, ihr vom Haus Jakob, und alle Geschlechter des Hauses Israel! 5 So spricht der HERR: Was haben eure Väter denn Unrechtes an mir gefunden, dass sie sich von mir entfernt haben und dem Nichtigen* nachgegangen und zunichtegeworden sind? 6 Und sie haben nicht gefragt: Wo ist der HERR, der uns aus dem Land Ägypten heraufgeführt und uns durch die Wüste geleitet hat, durch ein wildes und zerklüftetes Land, durch ein dürres und totes Land, durch ein Land, das niemand durchwandert und kein Mensch bewohnt? 7 Und ich brachte euch in das fruchtbare Land, damit ihr dessen Früchte und Güter genießt; und ihr kamt hinein und habt mein Land verunreinigt, und mein Erbteil habt ihr zum Gräuel gemacht! 8 Die Priester fragten nicht: Wo ist der HERR? Und die mit dem Gesetz umgingen, erkannten mich nicht; die Hirten fielen von mir ab, und die Propheten weissagten durch Baal und liefen denen nach, die nicht helfen können. 9 Darum will ich weiter mit euch rechten, spricht der HERR, und auch mit euren Kindeskindern will ich rechten! 10 Fahrt doch hinüber zu den Inseln der Kittäer und schaut, und sendet nach Kedar und erkundigt euch genau und seht, ob es dort so zugeht! 11 Hat je ein Heidenvolk die Götter gewechselt, die doch nicht einmal Götter sind? Aber mein Volk hat seine Herrlichkeit vertauscht gegen das, was nicht hilft! 12 Entsetzt euch darüber, ihr Himmel, und schaudert, werdet schreckensstarr!, spricht der HERR. 13 Denn mein Volk hat eine zweifache Sünde begangen: Mich, die Quelle des lebendigen Wassers, haben sie verlassen, um sich Zisternen zu graben, löchrige Zisternen, die kein Wasser halten! 14 Ist denn Israel ein Knecht oder unfrei geboren? Warum ist es zur Beute geworden? 15 Junge Löwen brüllen es an mit lautem Gebrüll und machen sein Land zur Wüste, seine Städte zu Brandstätten, die niemand bewohnt. 16 Auch weiden dir die Söhne von Noph und Tachpanches den Scheitel ab. 17 Hast du dir dies nicht selbst bereitet, indem du den HERRN, deinen Gott, verlassen hast zu der Zeit, als er dich auf dem Weg führte? 18 Und nun, was soll dir die Reise nach Ägypten helfen, um die Wasser des Nil zu trinken? Oder was soll dir die Reise nach Assyrien helfen, um die Wasser des Euphrat zu trinken?* 19 Deine Bosheit straft dich, und deine Abtrünnigkeit züchtigt dich! Erkenne doch und sieh, wie schlimm und bitter es ist, dass du den HERRN, deinen Gott, verlassen hast und dass keine Furcht vor mir in dir ist!, spricht der Herrscher, der HERR der Heerscharen. 20 Denn vor langer Zeit habe ich dein Joch zerbrochen und deine Bande zerrissen; aber du hast gesagt: »Ich will nicht dienen!« Ja, du hast dich auf allen hohen Hügeln und unter allen grünen Bäumen als Hure hingestreckt! 21 Und doch hatte ich dich gepflanzt als eine Edelrebe von ganz echtem Samen; wie hast du dich mir verwandeln können in wilde Ranken eines fremden Weinstocks? 22 Denn wenn du dich auch mit Lauge waschen und viel Seife dazu nehmen würdest, so würde deine Schuld vor meinem Angesicht doch schmutzig bleiben! spricht GOTT, der Herr. 23 Wie kannst du sagen: »Ich habe mich nicht verunreinigt und bin den Baalen nicht nachgelaufen?« Schau doch deinen Weg im Tal an; erkenne, was du getan hast, du leichtfüßige Kamelin, die kreuz und quer läuft! 24 Die Wildeselin, welche die Wüste gewohnt ist, die in der Begierde ihrer Lust nach Luft schnappt, wer kann sie aufhalten in ihrer Brunst? Alle, die sie suchen, brauchen sich nicht abzumühen; in ihrem Monat finden sie sie. 25 Bewahre deinen Fuß vor dem Barfußgehen und deine Kehle vor dem Durst! Aber du sprichst: Nein, da wird nichts daraus! Denn ich liebe die Fremden, und ihnen will ich nachlaufen! 26 Wie ein Dieb sich schämen muss, wenn er ertappt wird, so ist das Haus Israel zuschanden geworden — sie, ihre Könige, ihre Fürsten, ihre Priester und ihre Propheten, 27 die zum Holz sagen: »Du bist mein Vater!« und zum Stein: »Du hast mich geboren!« Denn sie haben mir den Rücken zugewandt und nicht das Angesicht; zur Zeit ihres Unglücks aber werden sie sagen: »Mache dich auf und rette uns!« 28 Wo sind denn deine Götter, die du dir gemacht hast? Sie sollen sich aufmachen, wenn sie dich retten können zur Zeit deines Unglücks! Denn so viele Städte du hast, Juda, so viele Götter hast du auch! 29 Warum wollt ihr denn mit mir rechten? Ihr seid ja alle von mir abgefallen!, spricht der HERR. 30 Vergeblich habe ich eure Kinder geschlagen — sie haben die Züchtigung nicht angenommen; euer Schwert hat eure Propheten gefressen wie ein reißender Löwe. 31 O du [verkehrtes] Geschlecht, achte doch auf das Wort des HERRN! Bin ich denn für Israel eine Wüste gewesen oder ein Land tiefer Finsternis? Warum spricht denn mein Volk: »Wir schweifen frei umher! Wir kommen nicht mehr zu dir!« 32 Vergisst auch eine Jungfrau ihren Schmuck, oder eine Braut ihren Schleier? Aber mein Volk hat mich vergessen seit unzähligen Tagen. 33 Wie gut weißt du deinen Weg einzurichten, um Liebe zu suchen! Darum hast du dich auch an Verbrechen gewöhnt auf deinen Wegen. 34 Sogar an deinen [Kleider-]Säumen findet man das Blut armer, unschuldiger Seelen, die du nicht etwa beim Einbruch angetroffen hast, sondern auf all diesen [Wegen]. 35 Aber du sagst: »Ich bin doch unschuldig; gewiss hat sich sein Zorn schon von mir abgewandt!« — Siehe, ich will mit dir ins Gericht gehen, weil du sagst: »Ich habe nicht gesündigt!« 36 Was läufst du ständig hin und her und änderst deinen Weg? Du wirst an Ägypten ebenso zuschanden werden, wie du an Assyrien zuschanden geworden bist! 37 Auch von dort wirst du abziehen müssen, die Hände auf dem Kopf; denn der HERR hat die verworfen, auf welche du dein Vertrauen setzt, und es wird dir mit ihnen nicht gelingen!