1.Samuel 20 | La Biblia Textual Schlachter 2000

1.Samuel 20 | La Biblia Textual

Amistad de David y Jonatán

1 David huyó de Nayot de Ramá y llegó ante Jonatán y le dijo: ¿Qué he hecho? ¿Cuál es mi delito o mi pecado contra tu padre para que atente contra mi vida? 2 Y él le dijo ¡Nada de eso! ¡No morirás! He aquí que mi padre no hace cosa grande o pequeña que no me la diga antes. ¿Por qué habría de ocultarme esto mi padre? ¡Es imposible! 3 David empero volvió a jurárselo diciendo: Sabe tu padre que he hallado gracia a tus ojos, y habrá dicho: No sepa esto Jonatán, no sea que se disguste. Pero tan cierto como que vive YHVH y vive tu alma, estoy a un paso de la muerte. 4 Jonatán preguntó a David: ¿Qué desea tu alma, para que lo haga por ti? 5 Y David respondió a Jonatán: He aquí mañana será luna nueva, en que yo debería sentarme a comer con el rey, pero déjame partir y ocultarme en el campo hasta la tarde del tercer día. 6 Si tu padre advierte mi ausencia, dirás: David me pidió insistentemente para una rápida escapada a Bet-léhem, su ciudad, porque toda la familia celebra allí el sacrificio anual. 7 Si él dice: ¡Bien!, tu siervo puede estar en paz; pero si se enardece, entiende que el mal está decidido de parte suya. 8 Así pues, trata con misericordia a tu siervo, pues has concertado con tu siervo un pacto de YHVH. Y si hay alguna iniquidad en mí, mátame tú mismo, ¿por qué me habrás de llevar ante tu padre? 9 Y Jonatán le dijo: ¡Lejos esté eso de ti! Pues de saber yo que mi padre piensa hacerte mal, ¿no te lo declararía? 10 Entonces David dijo a Jonatán: ¿Quién me informará si tu padre te responde con dureza? 11 Y Jonatán respondió a David: ¡Ven, salgamos al campo! Y ambos salieron al campo. 12 Entonces dijo Jonatán a David: ¡Vive YHVH Dios de Israel, si mañana a estas horas o pasado mañana, cuando haya sondeado a mi padre, si es lo bueno para David, no te informo de ello! 13 ¡Así haga YHVH a Jonatán y aún le añada, si a mi padre le place hacerte mal y yo no te lo revele para que puedas partir en paz, y YHVH pueda estar contigo como ha estado con mi padre! 14 Y si vivo todavía, nunca dejes de utilizar conmigo la misericordia de YHVH; y si muero, 15 no apartes jamás tu misericordia de mi casa, ni siquiera cuando YHVH haya destruido a cada uno de los enemigos de David de la faz de la tierra, 16 y cuando YHVH pida cuenta a los enemigos de David. Así Jonatán hizo un pacto con la casa de David. 17 Luego Jonatán volvió a conjurar a David por el amor que le tenía, pues lo amaba como a sí mismo. 18 Y añadió Jonatán: Mañana es luna nueva, y se te echará de menos porque tu asiento estará vacío. 19 Al tercer día bajarás y te dirigirás al lugar donde estuviste oculto el día del suceso, y te quedarás junto a la piedra de Ezel. 20 Yo dispararé tres saetas por aquel lado, como ejercitándome al blanco; 21 tras lo cual enviaré al mozo diciendo: ¡Ve y busca las saetas! Y si digo al mozo: ¡He aquí las saetas más acá de ti, recógelas! entonces ven, porque como que vive YHVH, la paz será contigo y nada te ocurrirá. 22 Pero si digo al mozo: ¡Ve ahí las saetas más allá de ti! vete, porque YHVH te está enviando lejos. 23 Y en cuanto al asunto que hemos hablado, he aquí que YHVH está entre tú y yo para siempre. 24 David pues se escondió en el campo, y llegó la luna nueva, y el rey se reclinó a comer. 25 Y como otras veces, el rey estaba reclinado en su sitial de junto a la pared, con Jonatán enfrente y Abner reclinado al lado de Saúl, pero el lugar de David estaba vacío. 26 Sin embargo, aquel día Saúl no dijo nada, porque pensó: Algo le ha sucedido y no está limpio; seguramente no se ha purificado. 27 Pero llegado el día siguiente, el segundo día del novilunio, el puesto de David continuaba vacío, y dijo Saúl a su hijo Jonatán: ¿Por qué el hijo de Isaí no ha venido a la comida ni ayer ni hoy? 28 Y Jonatán respondió a Saúl: David me pidió insistentemente que lo dejara ir a Bet-léhem, 29 diciéndome: Te ruego que me dejes ir, porque nuestra familia tiene hoy un sacrificio en la ciudad, y mi hermano me ha mandado estar presente. Por tanto, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me dejes ir, para que vea a mis hermanos. Por este motivo no ha venido a la mesa del rey. 30 Entonces se encendió la ira de Saúl contra Jonatán, y le dijo: ¡Hijo de una perversa rebelde! ¿Acaso no sé yo que prefieres al hijo de Isaí, para tu propia vergüenza y para vergüenza de la desnudez de tu madre? 31 Porque mientras el hijo de Isaí viva sobre la tierra, no estarás seguro ni tú ni tu reino. Por tanto, ¡haz que lo traigan ante mi presencia, pues merece morir! 32 Pero Jonatán respondió a su padre Saúl, y le dijo: ¿Por qué ha de morir? ¿Qué ha hecho? 33 Entonces Saúl blandió su lanza contra él para herirlo, y Jonatán comprendió que su padre estaba resuelto a matar a David. 34 De tal modo, Jonatán se levantó de la mesa airado, y no comió alimento alguno el segundo día de la luna nueva, porque compadecía a David, y porque su padre lo había avergonzado. 35 Por la mañana Jonatán salió al campo, en el tiempo señalado con David, y con él iba un jovenzuelo. 36 Y dijo al mozalbete: ¡Corre y busca las saetas que yo arroje! Cuando el mozo echó a correr, él disparó la saeta para que lo rebasara. 37 Y cuando el criado llegó al lugar donde estaba la saeta que Jonatán había arrojado, Jonatán gritó al mozo, diciendo: ¿No está la saeta más allá de ti? 38 Y gritó Jonatán al mozo: ¡Apúrate, no te quedes ahí! Y el mozo de Jonatán recogió las saetas, y fue a su amo. 39 Pero el mozo no sabía nada; solamente Jonatán y David conocían el asunto. 40 Luego Jonatán entregó sus armas al mozo que estaba con él, y le dijo: Ve y llévalas a la ciudad. 41 Y tan pronto como se fue el mozo, David salió de la parte del sur, y cayendo rostro en tierra, se postró tres veces. Luego, besándose el uno al otro, lloraron juntos, aunque David lloró más. 42 Y Jonatán dijo a David: Vete en paz, pues nos hemos juramentado en nombre de YHVH, diciendo: YHVH sea entre tú y yo, y entre mi descendencia y tu descendencia para siempre. Y él se levantó y se fue, y Jonatán regresó a la ciudad.

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Schlachter 2000

David und Jonathan

1 David aber floh von Najot bei Rama und kam und redete mit Jonathan: Was habe ich getan? Was ist meine Schuld? Und was habe ich vor deinem Vater gesündigt, dass er mir nach dem Leben trachtet? 2 Er aber sprach zu ihm: Das sei ferne, du sollst nicht sterben! Siehe, mein Vater tut nichts, weder Großes noch Kleines, das er nicht meinen Ohren offenbaren würde. Warum sollte denn mein Vater dies vor mir verbergen? Es ist nichts daran! 3 Und David fuhr fort und schwor: Dein Vater weiß genau, dass ich Gnade vor deinen Augen gefunden habe; darum wird er denken: Jonathan soll dies nicht erfahren, damit er nicht bekümmert ist! Und wahrlich, so wahr der HERR lebt und so wahr deine Seele lebt, es ist nur ein Schritt zwischen mir und dem Tod! 4 Jonathan aber sprach zu David: Ich will für dich tun, was dein Herz begehrt! 5 Und David sprach zu Jonathan: Siehe, morgen ist Neumond, da sollte ich eigentlich mit dem König zu Tisch sitzen. Lass mich gehen, dass ich mich auf dem Feld verberge, bis zum Abend des dritten Tages! 6 Sollte mich dein Vater etwa vermissen, so sprich: David bat mich sehr, nach Bethlehem in seine Stadt eilen zu dürfen, weil dort das jährliche Opfer stattfindet für die ganze Familie. 7 Sagt er: Es ist gut!, so bedeutet das Frieden für deinen Knecht; wird er aber sehr zornig, so wisse, dass Böses bei ihm beschlossen ist. 8 Dann aber erweise Gnade gegen deinen Knecht; denn du hast mich, deinen Knecht, in einen Bund vor dem HERRN mit dir treten lassen. Wenn aber eine Schuld an mir ist, so töte du mich; warum solltest du mich zu deinem Vater bringen? 9 Und Jonathan sprach: Das sei ferne von dir! Wenn ich sicher weiß, dass es bei meinem Vater beschlossene Sache ist, Böses über dich zu bringen, sollte ich es dir dann nicht berichten? 10 David aber sprach zu Jonathan: Wenn mir nur jemand berichten würde, ob dein Vater dir eine harte Antwort gibt! 11 Und Jonathan sprach zu David: Komm, wir wollen aufs Feld hinausgehen! Da gingen die beiden aufs Feld hinaus. 12 Und Jonathan sprach zu David: Bei dem HERRN, dem Gott Israels! Wenn ich morgen um diese Zeit oder übermorgen meinen Vater ausforsche, und siehe, er ist David wohlgesonnen, und ich dann nicht zu dir hinsende und es vor deinen Ohren offenbare, 13 so tue der HERR dem Jonathan dies und das! Wenn aber mein Vater Böses gegen dich im Sinn hat, so will ich es auch vor deinen Ohren offenbaren und dich wegschicken, damit du in Frieden hinziehen kannst; und der HERR sei mit dir, wie er mit meinem Vater gewesen ist! 14 Und erzeige die Gnade des HERRN nicht nur, solange ich noch lebe, und nicht nur an mir, damit ich nicht sterbe, 15 sondern entziehe auch meinem Haus niemals deine Gnade, auch dann nicht, wenn der HERR die Feinde Davids allesamt vom Erdboden ausrotten wird! 16 So schloss Jonathan einen Bund mit dem Haus Davids [und sprach]: Der HERR fordere es von der Hand der Feinde Davids! 17 Und Jonathan ließ David nochmals bei seiner Liebe zu ihm schwören; denn er liebte ihn wie seine eigene Seele. 18 Und Jonathan sprach zu ihm: Morgen ist Neumond; da wird man dich vermissen, denn dein Sitz bleibt leer. 19 Am dritten Tag aber komm rasch herab und begib dich an den Ort, wo du dich am Tag der Tat verborgen hattest, und bleibe neben dem Stein Asel. 20 Ich aber will drei Pfeile daran vorbeischießen, als ob ich nach einem Ziel schießen würde. 21 Und siehe, dann werde ich den Burschen schicken: »Geh, suche die Pfeile!« Rufe ich dann dem Burschen zu: »Siehe, die Pfeile liegen diesseits von dir, hole sie!«, so komm; denn das bedeutet Frieden für dich und keine Gefahr, so wahr der HERR lebt. 22 Wenn ich aber zu dem jungen Mann sage: »Siehe, die Pfeile liegen jenseits von dir!«, so geh; denn dann sendet dich der HERR fort. 23 Von dem aber, was wir beredet haben, ich und du, siehe, davon ist der HERR [Zeuge] zwischen dir und mir ewiglich! 24 So verbarg sich David auf dem Feld. Als aber der Neumond kam, setzte sich der König zum Mahl, um zu essen. 25 Und zwar saß der König an seinem gewohnten Platz an der Wand; Jonathan aber stand auf, und Abner setzte sich neben Saul; und Davids Platz blieb leer. 26 Saul aber sagte an diesem Tag nichts; denn er dachte: Es ist ein Zufall; er ist nicht rein; gewiss ist er nicht rein! 27 Es geschah aber am Tag nach dem Neumond, als Davids Platz wieder leer blieb, dass Saul seinen Sohn Jonathan fragte: Warum ist der Sohn Isais weder gestern noch heute zum Essen gekommen? 28 Da antwortete Jonathan dem Saul: David hat mich dringend gebeten, nach Bethlehem gehen zu dürfen; 29 und er sagte: Lass mich doch hingehen; denn wir halten ein Familienopfer in der Stadt, und mein Bruder selbst hat es mir geboten; habe ich nun Gnade vor deinen Augen gefunden, so gib mir doch Urlaub, dass ich meine Brüder sehen kann! Darum ist er nicht an den Tisch des Königs gekommen. 30 Da entbrannte Sauls Zorn gegen Jonathan, und er sprach zu ihm: Du missratener, widerspenstiger Sohn! Meinst du, ich wüsste nicht, dass du den Sohn Isais erwählt hast, zu deiner Schande und zur Scham und Schande deiner Mutter? 31 Denn solange der Sohn Isais auf Erden lebt, kannst weder du bestehen noch dein Königtum! So sende nun hin und lass ihn herbringen zu mir; denn er ist ein Kind des Todes! 32 Und Jonathan antwortete seinem Vater Saul und sprach zu ihm: Warum soll er sterben? Was hat er getan? 33 Da warf Saul den Speer nach ihm, um ihn zu durchbohren. Da erkannte Jonathan, dass es bei seinem Vater fest beschlossen war, David zu töten. 34 Und Jonathan stand vom Tisch auf in glühendem Zorn und aß an jenem zweiten Tag des Neumonds keine Speise; denn es tat ihm weh um Davids willen, weil sein Vater ihn beschimpft hatte. 35 Und es geschah am Morgen, da ging Jonathan aufs Feld hinaus, zu der mit David verabredeten Zeit, und ein junger Bursche war mit ihm. 36 Und er sprach zu seinem Burschen: Lauf, suche doch die Pfeile, die ich abschieße! Als nun der Bursche lief, schoss er einen Pfeil über ihn weg. 37 Und als der Bursche zu der Stelle lief, wohin Jonathan den Pfeil geschossen hatte, rief ihm Jonathan nach und sprach: Liegt nicht der Pfeil jenseits von dir? 38 Und Jonathan rief dem Burschen und sprach: »Schnell! Beeile dich! Steh nicht still!« Und Jonathans Bursche hob den Pfeil auf und brachte ihn zu seinem Herrn. 39 Doch wusste der Bursche von nichts; nur Jonathan und David wussten um die Sache. 40 Da gab Jonathan dem Burschen, der bei ihm war, seine Waffen und sprach zu ihm: Geh und bringe sie in die Stadt! 41 Sobald nun der Bursche weg war, erhob sich David von der südlichen Seite her und fiel auf sein Angesicht und verneigte sich dreimal; danach küssten sie einander und weinten zusammen, David aber am allermeisten. 42 Und Jonathan sprach zu David: Geh hin in Frieden! Wie wir beide im Namen des HERRN geschworen und gesagt haben, so sei der HERR [Zeuge] zwischen mir und dir, zwischen meinem Samen und deinem Samen ewiglich!