1Der Hunger lastete schwer auf dem Land.2Das Getreide, das sie aus Ägypten geholt hatten, war inzwischen völlig aufgezehrt. Da sagte ihr Vater zu ihnen: „Geht noch einmal hin und kauft uns etwas zu essen!“3Juda entgegnete: „Der Mann hat uns ernstlich verwarnt und gesagt: 'Kommt mir nicht unter die Augen ohne euren Bruder!'4Wenn du unseren Bruder mitgehen lässt, ziehen wir hin und kaufen Nahrung für dich;5wenn nicht, bleiben wir hier, denn der Mann hat gesagt: 'Kommt mir nicht unter die Augen ohne euren Bruder!'“6Da sagte Israel: „Warum habt ihr mir das Leid angetan und ihm verraten, dass ihr noch einen Bruder habt?“7Sie erwiderten: „Der Mann erkundigte sich genau nach uns und unserer Familie. 'Lebt euer Vater noch?', wollte er wissen. 'Habt ihr noch einen Bruder?' Da haben wir ihm gesagt, wie es sich verhält. Wir konnten doch nicht ahnen, dass er sagen würde: 'Bringt euren Bruder her!'“8Da sagte Juda zu seinem Vater Israel: „Schick den Jungen mit mir, damit wir aufbrechen können und nicht alle sterben müssen, wir und du und unsere Kinder.9Ich selbst will Bürge für ihn sein. Von mir sollst du ihn zurückfordern. Mein Leben lang will ich vor dir schuldig sein, wenn ich ihn nicht lebend zu dir zurückbringe!10Hätten wir nicht so lange gezögert, wären wir schon zweimal wieder da.“11Da sagte Israel, ihr Vater, zu ihnen: „Wenn es also sein muss, nehmt ihn mit. Aber nehmt dem Mann ein Geschenk vom Besten unseres Landes mit: ein wenig Mastix, Tragakant und Ladanum,* ein wenig Traubenhonig,* Pistazien und Mandeln!12Nehmt auch den doppelten Geldbetrag mit und bringt das Geld, das sich oben in euren Säcken fand, eigenhändig zurück. Vielleicht war es ein Versehen.13Und dann nehmt euren Bruder mit und kehrt zu dem Mann zurück!14El-Schaddai, der allmächtige Gott, lasse euch Erbarmen finden bei dem Mann, dass er euren anderen Bruder und Benjamin wieder mit euch heimkehren lässt. Und ich – wenn ich kinderlos sein soll, muss ich eben kinderlos sein.“
Zweite Reise nach Ägypten
15Dann packten die Männer das doppelte Geld und die Geschenke ein und reisten mit Benjamin nach Ägypten. So kamen sie zu Josef.16Als Josef Benjamin bei ihnen sah, sagte er zu seinem Hausverwalter: „Lass die Männer ins Haus kommen, lass schlachten und zurichten, denn sie sollen bei mir zu Mittag essen!“17Der gehorchte und führte die Männer zum Haus Josefs.18Als sie merkten, dass sie dorthin geführt wurden, bekamen sie Angst und sagten zueinander: „Das ist wegen des Geldes, das wieder in unsere Säcke geraten ist. Sie werden über uns herfallen, uns die Esel wegnehmen und uns zu Sklaven machen.“19Darum wandten sie sich an den Verwalter Josefs und sprachen ihn noch vor dem Tor an.20„Bitte Herr“, sagten sie zu ihm, „wir sind das vorige Mal wirklich nur hergekommen, um Getreide zu kaufen.21Als wir dann aber in die Herberge kamen und unsere Säcke öffneten, fanden wir das ganze Geld, das wir bezahlt hatten, oben im Sack liegen. Darum haben wir es wieder mitgebracht22und dazu neues Geld, um Nahrungsmittel zu kaufen. Wir wissen nicht, wer uns das Geld wieder in die Säcke gelegt hat.“23Doch er sagte: „Friede sei mit euch! Habt keine Angst! Euer Gott, der Gott eures Vaters, hat euch einen Schatz in eure Säcke gegeben! Euer Geld habe ich erhalten.“ Dann brachte er Simeon zu ihnen24und führte sie alle miteinander in Josefs Haus. Er ließ ihnen Wasser bringen, damit sie ihre Füße waschen konnten, und ihren Eseln ließ er Futter geben.25Sie legten inzwischen die Geschenke zurecht, bis Josef am Mittag käme, denn sie hatten gehört, dass sie dort essen sollten.26Als Josef nach Hause kam, brachten sie ihm die Geschenke und warfen sich vor ihm auf den Boden.27Josef erkundigte sich nach ihrem Wohlergehen und fragte dann: „Geht es eurem alten Vater wohl, von dem ihr gesprochen habt? Lebt er noch?“28Sie sagten: „Es geht deinem Diener, unserem Vater, gut. Ja, er lebt noch.“ Und noch einmal warfen sie sich vor ihm nieder.29Da erblickte er seinen Bruder Benjamin, den Sohn seiner eigenen Mutter. „Ist das euer jüngster Bruder, von dem ihr gesprochen habt?“, fragte er und sagte: „Gott segne dich, mein Sohn!“30Dann lief er schnell hinaus, denn beim Anblick seines Bruders wurde er sehr bewegt und war nahe daran zu weinen. Er ging in sein Privatzimmer und weinte dort.31Dann wusch er sich das Gesicht und kam zurück. Er nahm sich zusammen und befahl: „Tragt das Essen auf!“32Man trug das Essen auf, getrennt für ihn, für sie und für die anwesenden Ägypter. Ägypter essen nicht an einem Tisch mit Hebräern, denn das gilt ihnen als Gräuel.33Die Brüder kamen vor Josef zu sitzen, genau nach ihrem Alter geordnet. Da sahen sie sich staunend an.34Josef ließ ihnen von den Gerichten servieren, die auf seinem eigenen Tisch aufgetragen wurden. Die Portion Benjamins war fünfmal größer als die der anderen. Sie tranken mit ihm, bis sie in ausgelassener Stimmung waren.
La Biblia Textual
El segundo viaje
1Pero la hambruna era grave en aquella tierra.2Y ocurrió que, cuando acabaron de comer el grano que habían traído de Egipto, su padre les dijo: Volved y compradnos un poco de alimento.3Y Judá le respondió, diciendo: Aquel hombre nos advirtió seriamente, diciendo: No veréis mi rostro a menos que vuestro hermano venga con vosotros.4Si envías a nuestro hermano con nosotros, bajaremos y te compraremos alimento,5pero si no lo envías, no bajaremos, porque aquel hombre nos dijo: No veréis mi rostro, a menos que vuestro hermano esté con vosotros.6Y dijo Israel: ¿Por qué me hicisteis tanto mal declarando a ese hombre que teníais otro hermano?7Y ellos dijeron: Aquel hombre nos preguntó expresamente acerca de nosotros y de nuestra parentela, diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y le declaramos conforme a estas preguntas. ¿Acaso sabíamos nosotros que él diría: Haced bajar a vuestro hermano?8Judá dijo a Israel su padre: Envía al muchacho conmigo, así nos levantaremos e iremos para que vivamos y no muramos también nosotros, también tú, y también nuestros pequeños.9Yo salgo fiador por él, a mí mismo me pedirás cuentas de él. Si no te lo devuelvo y te lo pongo delante, seré culpable ante ti todos los días.10Si no nos hubiéramos demorado, ciertamente ya habríamos vuelto dos veces.11Respondió su padre Israel: Si tiene que ser así, hacedlo. Tomad de lo mejor de la tierra en vuestras bolsas y llevad obsequios a aquel hombre, un poco de bálsamo, y un poco de miel, especias y mirra, nueces y almendras.12Tomad en vuestras manos el doble de la plata, y llevad en vuestra mano la plata devuelta en las bocas de vuestros costales, pues quizá fue un error.13Tomad a vuestro hermano, levantaos y volved ante aquel hombre.14Y que ’El-Shadday os conceda gran misericordia ante aquel hombre, y os suelte a vuestro otro hermano, y a Benjamín. Y si he de quedar privado de hijos, ¡privado de hijos quede!15Los hombres entonces, tomando los obsequios, el doble de plata en su mano, y a Benjamín, se levantaron y bajaron a Egipto para presentarse ante José.16Cuando José vio con ellos a Benjamín, dijo al que estaba a cargo de su casa: Haz entrar a esos varones en la casa, degüella un animal y prepáralo, porque estos varones comerán conmigo a mediodía.17El hombre hizo como José había dicho, y los hizo entrar en casa de José.18Los hombres tuvieron temor cuando se vieron conducidos a casa de José, pues decían: Por el asunto de la plata que fue devuelta en nuestros costales la vez primera somos traídos acá, para atacarnos y abalanzarse sobre nosotros y tomarnos como esclavos a nosotros y a nuestros asnos.19Entonces se acercaron al hombre que estaba a cargo de la casa de José, y le hablaron a la puerta de la casa,20y dijeron: ¡Ay, señor mío! Nosotros ciertamente bajamos al comienzo a comprar alimento,21pero sucedió que cuando llegamos a la posada y abrimos nuestros costales, he aquí la plata de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestra plata en su justo peso. Por eso la hemos vuelto traer en nuestras manos.22Y hemos tomado otra plata en nuestras manos para comprar alimento, no sabemos quién puso nuestra plata en nuestros costales.23Y él respondió: Paz a vosotros, no temáis. Vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os dio un tesoro escondido en vuestros costales, vuestra plata llegó a mí. Y les sacó a Simeón.24Entonces el hombre hizo entrar a aquellos varones en casa de José, y les dio agua y lavaron sus pies, y dio forraje a sus asnos.25Y ellos prepararon el presente para la llegada de José al mediodía, pues oyeron que allí habrían de comer los alimentos.26Cuando José llegó a la casa, ellos le presentaron dentro de la casa los regalos que tenían en sus manos, y se postraron a tierra ante él.27Entonces les preguntó cómo estaban, y dijo: ¿Está bien vuestro padre, el anciano del cual hablasteis? ¿Vive aún?28Y ellos dijeron: Tu siervo, nuestro padre, está bien, aún vive. E hicieron reverencia y se postraron.29Y él alzó sus ojos y vio a su hermano Benjamín, hijo de su madre, y dijo: ¿Es éste vuestro hermano menor, de quien me dijisteis? Y añadió: ’Elohim te haga misericordia, hijo mío.30Y José se apresuró a salir, porque sus entrañas estaban conmovidas por causa de su hermano, y buscó dónde llorar, y entró en la recámara, y allí lloró.31Después se lavó el rostro y salió, y refrenándose, ordenó: ¡Poned alimentos!32Pero lo pusieron separadamente, para ellos aparte, y por separado para los egipcios que comían con él, pues los egipcios no podían comer alimentos con los hebreos, porque era abominación para los egipcios.33Y ellos se sentaron ante él, el primogénito conforme a su primogenitura, y el menor conforme a su menor edad. Y aquellos varones estaban atónitos, mirándose el uno al otro.34Luego él tomó porciones de delante de sí para ellos, pero la porción de Benjamín era cinco veces mayor que las porciones de todos ellos. Y bebieron, y se embriagaron con él.
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