Sprüche 5 | Neue evangelistische Übersetzung Nueva Versión Internacional

Sprüche 5 | Neue evangelistische Übersetzung

Warnung vor der Verführerin (Lektion 9)

1 Mein Sohn, höre meiner Weisheit willig zu / und öffne meiner Einsicht dein Ohr, 2 dass du Besonnenheit erhältst / und deine Lippen Erkenntnis bewahren. 3 Denn mit honigsüßen Worten lockt sie dich, die fremde Frau. / Ihre Zunge ist glatter als Öl, 4 doch zuletzt ist sie bitter wie Wermut,* / scharf wie ein zweischneidiges Schwert. 5 Ihre Füße steigen nieder zum Tod, / ihre Schritte streben dem Totenreich zu. 6 Damit du den Weg zum Leben nicht siehst, / lenkt sie dich ab, ohne dass du es merkst. 7 Und nun, ihr Söhne, hört auf mich! / Schlagt meine Warnungen nicht in den Wind! 8 Geh solch einer Frau aus dem Weg, / komm nicht in die Nähe ihres Hauseingangs! 9 Sonst überlässt du anderen deine Kraft, / einem Grausamen all deine Jahre. 10 Sonst leben andere von deinem Vermögen, / Fremde besitzen dann, was du erarbeitet hast. 11 Und du stöhnst an deinem Ende, / wenn dein Fleisch und dein Leib sich verzehren 12 und wenn du jammerst: „Warum habe ich nur die Erziehung gehasst? / Weshalb habe ich die Mahnung verachtet? 13 Hätte ich doch aufgepasst / und auf meine Lehrer gehört! 14 Fast hätte mich alles Unheil getroffen, / und das vor aller Öffentlichkeit.“ 15 Trink Wasser aus deiner eigenen Zisterne, / Wasser, das aus deinem Brunnen quillt. 16 Sollen deine Quellen auf die Straße fließen, / deine Bäche auf die Plätze der Stadt? 17 Dir allein soll sie gehören, / keinem Fremden neben dir. 18 Deine Quelle sei gesegnet! / Freue dich an der Frau deiner Jugend! 19 Die liebreizende Gazelle, / das anmutige Reh – ihre Brüste sollen dich immer berauschen, / ihre Liebe bezaubere dich wieder und wieder! 20 Warum willst du dich mit einer Fremden vergnügen, / warum die Brüste einer Unbekannten umschlingen? 21 Denn Jahwe hat die Wege des Menschen im Blick, / auf seine Pfade gibt er Acht. 22 Die eigenen Sünden fangen den Gottlosen ein, / die Stricke seiner Sünde fesseln ihn selbst. 23 Er wird sterben aus Mangel an Zucht, / seine große Dummheit bringt ihn ins Grab.
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Advertencia contra el adulterio

1 Hijo mío, pon atención a mi sabiduría y presta oído a mi buen juicio, 2 para que al hablar mantengas la discreción y retengas el conocimiento. 3 De los labios de la adúltera fluye miel; su lengua es más suave que el aceite. 4 Pero al fin resulta más amarga que la hiel y más cortante que una espada de dos filos. 5 Sus pies descienden hasta la muerte; sus pasos van derecho al sepulcro. 6 No toma ella en cuenta el camino de la vida;* sus sendas son torcidas, y ella no lo reconoce.* 7 Pues bien, hijo mío, préstame atención y no te apartes de mis palabras. 8 Aléjate de la adúltera; no te acerques a la puerta de su casa, 9 para que no entregues a otros tu vigor, ni tus años a gente cruel; 10 para que no sacies con tu fuerza a gente extraña, ni vayan a dar en casa ajena tus esfuerzos. 11 Porque al final acabarás por llorar, cuando todo tu ser* se haya consumido. 12 Y dirás: «¡Cómo pude aborrecer la corrección! ¡Cómo pudo mi corazón despreciar la disciplina! 13 No atendí a la voz de mis maestros, ni presté oído a mis instructores. 14 Ahora estoy al borde de la ruina, en medio de toda la comunidad.» 15 Bebe el agua de tu propio pozo, el agua que fluye de tu propio manantial. 16 ¿Habrán de derramarse tus fuentes por las calles y tus corrientes de aguas por las plazas públicas? 17 Son tuyas, solamente tuyas, y no para que las compartas con extraños. 18 ¡Bendita sea tu fuente! ¡Goza con la esposa de tu juventud! 19 Es una gacela amorosa, es una cervatilla encantadora. ¡Que sus pechos te satisfagan siempre! ¡Que su amor te cautive todo el tiempo! 20 ¿Por qué, hijo mío, dejarte cautivar por una adúltera? ¿Por qué abrazarte al pecho de la mujer ajena? 21 Nuestros caminos están a la vista del Señor; él examina todas nuestras sendas. 22 Al malvado lo atrapan sus malas obras; las cuerdas de su pecado lo aprisionan. 23 Morirá por su falta de disciplina; perecerá por su gran insensatez.