Sprüche 13,2 | Nueva Biblia Viva Nueva Versión Internacional (Castellano)

Sprüche 13,2 | Nueva Biblia Viva
1 El hijo sabio acepta la corrección de su padre; el descarado no quiere escucharla. 2 El que habla el bien, cosechará el bien, pero los traidores tienen hambre de violencia. 3 El que cuida sus palabras, cuida su vida; el que descuida sus palabras provoca su propia ruina. 4 El perezoso desea mucho pero obtiene poco; el que trabaja obtendrá todo lo que desea. 5 El hombre justo detesta la mentira, pero el malvado trae deshonra y vergüenza. 6 La justicia protege al hombre que es recto, pero la maldad destruye al pecador. 7 Hay pobres que aparentan ser ricos, hay ricos que aparentan ser pobres. 8 El rico puede salvar su vida con sus riquezas, pero al pobre ni siquiera lo amenazan. 9 La luz de los justos brilla intensamente, pero los malvados son como lámpara apagada. 10 El orgullo conduce a la discusión, pero en los que escuchan consejos hay sabiduría. 11 La riqueza mal ganada pronto se esfuma; la obtenida poco a poco se multiplica. 12 La esperanza frustrada trae angustia al corazón, pero el deseo cumplido es como un árbol de vida. 13 El que menosprecia la instrucción, pagará las consecuencias; el que la respeta recibirá su recompensa. 14 La enseñanza del sabio es fuente de vida, y libra de los lazos de la muerte. 15 El buen juicio trae aprecio, pero el camino del traidor lleva a la ruina. 16 El prudente actúa con inteligencia, pero el necio presume su necedad. 17 El mensajero malvado trae desgracia, pero el confiable trae alivio. 18 El que rechaza la corrección caerá en pobreza y deshonra; el que la acepta, recibirá grandes honores. 19 El deseo cumplido trae alegría, pero el necio detesta alejarse del mal. 20 El que anda con sabios, será sabio; al que anda con necios, lo lastimarán. 21 Al pecador lo persiguen los problemas; pero al justo lo recompensan las bendiciones. 22 El hombre bueno deja herencia a sus nietos; las riquezas del pecador se quedan para los justo. 23 En el campo del pobre abunda la comida, pero la injusticia acaba con todo. 24 El que no corrige a su hijo, no lo quiere; el que lo ama, lo corrige. 25 El justo come hasta quedar satisfecho, pero el malvado se queda con hambre.

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Nueva Versión Internacional (Castellano)
1 El hijo sabio atiende a* la corrección de su padre, pero el insolente no hace caso a la reprensión. 2 Quien manifiesta el bien, del bien se nutre, pero el infiel padece hambre de violencia. 3 El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina. 4 El perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus deseos. 5 El justo aborrece la mentira; el malvado acarrea vergüenza y deshonra. 6 La justicia protege al que anda en integridad, pero la maldad arruina al pecador. 7 Hay quien pretende ser rico, y no tiene nada; hay quien parece ser pobre, y todo lo tiene. 8 Con su riqueza el rico pone a salvo su vida, pero al pobre no hay ni quien lo amenace. 9 La luz de los justos brilla radiante,* pero los malvados son como lámpara apagada. 10 El orgullo solo genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos. 11 El dinero mal ganado pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece. 12 La esperanza frustrada aflige al corazón; el deseo cumplido es un árbol de vida. 13 Quien se burla de la instrucción tendrá su merecido; quien respeta el mandamiento tendrá su recompensa. 14 La enseñanza de los sabios es fuente de vida, y libera de los lazos de la muerte. 15 El buen juicio redunda en aprecio, pero el camino del infiel no cambia. 16 El prudente actúa con cordura, pero el necio se jacta de su necedad. 17 El mensajero malvado se mete en problemas; el enviado confiable aporta la solución. 18 El que desprecia la disciplina sufre pobreza y deshonra; el que atiende la corrección recibe grandes honores. 19 El deseo cumplido endulza el alma, pero el necio detesta alejarse del mal. 20 El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado. 21 Al pecador lo persigue el mal, y al justo lo recompensa el bien. 22 El hombre de bien deja herencia a sus nietos; las riquezas del pecador se quedan para los justos. 23 En el campo del pobre hay abundante comida, pero esta se pierde donde hay injusticia. 24 No corregir al hijo es no quererlo; amarlo es disciplinarlo. 25 El justo come hasta quedar saciado, pero el malvado se queda con hambre.