Psalm 44

Neue Genfer Übersetzung

von Genfer Bibelgesellschaft
1 Für den Dirigenten[1]. Von den Korachitern[2]. Ein kunstvoll gestaltetes Lied[3]. (Ps 4,1; Ps 32,1; Ps 42,1)2 Gott, mit eigenen Ohren haben wir es vernommen, unsere Vorfahren haben uns davon erzählt: Großes hast du zu ihrer Zeit vollbracht, in weit zurückliegenden Tagen.3 Du allein, du hast mit deiner Hand ganze Völker aus dem Land herausgerissen und an ihrer Stelle unsere Vorfahren eingepflanzt. Du selbst hast Nationen vernichtet, damit unsere Väter sich ausbreiten konnten.4 Nicht etwa durch ihr Schwert haben sie das Land in Besitz genommen, nicht ihre eigene Kraft[4] hat ihnen geholfen. Nein, deine Hand und dein starker Arm stand ihnen bei; du hast ihnen dein Angesicht freundlich zugewandt[5], weil du Gefallen an ihnen hattest.5 Du bist mein König, o Gott! So gib doch erneut Befehl zur Rettung Israels[6]! (Ps 14,7)6 Durch deine Hilfe werden wir die Feinde, die uns bedrängen, zu Boden stoßen. In deinem Namen wollen wir alle in den Staub treten, die sich gegen uns erheben.7 Nicht auf meinen Bogen will ich mich verlassen, mein Schwert wird mir nicht den Sieg schenken.8 Du ´allein` wirst uns retten vor unseren Feinden, und alle, die uns hassen, stürzt du in Schande.9 Jeden Tag rühmen wir voller Stolz unseren Gott, ja, deinen Namen wollen wir ewig preisen. //[7] (Ps 3,3)10 Und doch hast du uns nun verstoßen und Schande über uns gebracht, du bist nicht mit unseren Truppen gegen den Feind gezogen.11 Du ließt uns vor dem Gegner die Flucht ergreifen, und Menschen, die uns hassen, konnten uns nach Belieben ausplündern.12 Wie man Schlachtvieh weggibt, so hast du uns unserem Schicksal überlassen, unter die anderen Völker hast du uns zerstreut.13 Dein eigenes Volk hast du für einen Spottpreis verkauft, ja, du hast für uns so gut wie nichts verlangt!14 Du machtest uns zum Gespött unserer Nachbarvölker, wir ernten nur Hohn und Schmach von allen rings um uns.15 Für die anderen Völker ist unser Unglück zum Sprichwort geworden – dafür hast du gesorgt. Sie schütteln nur noch den Kopf über uns.16 Tagaus, tagein habe ich meine Schande vor Augen, die Scham ist mir ins Gesicht geschrieben.17 Denn ich höre die verletzenden Worte der Spötter, und ich sehe die rachsüchtigen Feinde.18 Dieses Unheil ist über uns gekommen, obwohl wir dich nicht vergessen haben. Auch haben wir den Bund nicht gebrochen, den du mit uns geschlossen hast.19 Unser Herz hat sich nicht von dir abgewendet, mit keinem Schritt sind wir von deinem Weg abgewichen.20 ´Das also kann nicht der Grund dafür sein`, dass du uns zerschlagen hast an einem wüsten Ort, wo die Schakale hausen, dass du dunkle Schatten des Todes auf uns hast fallen lassen.21 Hätten wir nicht mehr an unseren Gott gedacht[8] oder gar unsere Hände im Gebet zu einem anderen Gott ausgestreckt,22 hätte unser Gott das nicht längst durchschaut? Denn wer kennt die verborgenen Winkel unseres Herzens, wenn nicht er?23 Nein, deinetwegen sind wir ständig vom Tod bedroht[9]; man behandelt uns wie Schafe, die zum Schlachten bestimmt sind.24 Wach auf, Herr, warum schläfst du? Wach auf, verstoße uns nicht für immer!25 Warum nur verbirgst du dein Angesicht? Weshalb vergisst du unser Elend und die Bedrängnis, in der wir leben müssen?26 Denn wir sind gebeugt worden, bis wir im Staub lagen[10], wir kriechen am Boden und kommen nicht mehr hoch.27 Erhebe dich und eile uns zu Hilfe, erlöse uns aus all unserer Not um deiner Güte willen!

Psalm 44

Nueva Versión Internacional

von Biblica
1 Oh Dios, nuestros oídos han oído y nuestros padres nos han contado las proezas que realizaste en sus días, en aquellos tiempos pasados:2 Con tu mano echaste fuera a las naciones y en su lugar estableciste a nuestros padres; aplastaste a aquellos pueblos, y a nuestros padres los hiciste prosperar.[1]3 Porque no fue su espada la que conquistó la tierra, ni fue su brazo el que les dio la victoria: fue tu brazo, tu mano derecha; fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas.4 Sólo tú eres mi rey y mi Dios. ¡Decreta las victorias de Jacob!5 Por ti derrotamos a nuestros enemigos; en tu nombre aplastamos a nuestros agresores.6 Yo no confío en mi arco, ni puede mi espada darme la victoria;7 tú nos das la victoria sobre nuestros enemigos, y dejas en vergüenza a nuestros adversarios.8 ¡Por siempre nos gloriaremos en Dios! ¡Por siempre alabaremos tu nombre! Selah9 Pero ahora nos has rechazado y humillado; ya no sales con nuestros ejércitos.10 Nos hiciste retroceder ante el enemigo; nos han saqueado nuestros adversarios.11 Cual si fuéramos ovejas nos has entregado para que nos devoren, nos has dispersado entre las naciones.12 Has vendido a tu pueblo muy barato, y nada has ganado con su venta.13 Nos has puesto en ridículo ante nuestros vecinos; somos la burla y el escarnio de los que nos rodean.14 Nos has hecho el hazmerreír de las naciones; todos los pueblos se burlan de nosotros.15 La ignominia no me deja un solo instante; se me cae la cara de vergüenza16 por las burlas de los que me injurian y me ultrajan, por culpa del enemigo que está presto a la venganza.17 Todo esto nos ha sucedido, a pesar de que nunca te olvidamos ni faltamos jamás a tu pacto.18 No te hemos sido infieles, ni nos hemos apartado de tu senda.19 Pero tú nos arrojaste a una cueva de chacales; ¡nos envolviste en la más densa oscuridad!20 Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios, o tendido nuestras manos a un dios extraño,21 ¿acaso Dios no lo habría descubierto, ya que él conoce los más íntimos secretos?22 Por tu causa, siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!23 ¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes? ¡Levántate! No nos rechaces para siempre.24 ¿Por qué escondes tu rostro y te olvidas de nuestro sufrimiento y opresión?25 Estamos abatidos hasta el polvo; nuestro cuerpo se arrastra por el suelo.26 Levántate, ven a ayudarnos, y por tu gran amor, ¡rescátanos!

Psalm 44

La Biblia Textual

von Sociedad Bíblica Iberoamericana
1 Oh ’Elohim, hemos oído con nuestros oídos, Nuestros padres nos lo han dicho: Una obra portentosa hiciste en sus días, En los días de la antigüedad.2 Para plantarlos, expulsaste con tu mano a las naciones, Abatiste a los pueblos, para hacerlos arraigar.3 Aunque no por su espada heredaron la tierra, ni su brazo les dio la victoria, Sino tu diestra, tu brazo, y la luz de tu rostro, Porque te complacías en ellos.4 Tú eres mi rey y mi Dios. ¡Ordena la salvación de Jacob!5 Contigo derribaremos a nuestros enemigos, En tu Nombre hollaremos a nuestros adversarios.6 No confiaré en mi arco, Ni mi espada me hará vencedor,7 Porque eres Tú el que nos libras de nuestros opresores, Y el que avergüenzas a los que nos aborrecen.8 En ’Elohim nos gloriaremos todo el día, Y alabaremos tu Nombre para siempre. Selah9 Pero ahora nos has desechado y confundido; No sales ya con nuestros ejércitos.10 Nos haces retroceder ante el adversario, Y los que nos aborrecen nos saquean.11 Nos entregaste como ovejas al matadero, Y nos has esparcido entre las naciones.12 Has vendido a tu pueblo de balde, Sin exigir ningún precio por ellos.13 Nos convertiste en el oprobio de nuestros vecinos; En escarnio y burla de cuantos nos rodean.14 Nos pusiste como refrán entre las naciones; Como objeto de burla en medio de los pueblos.15 Cada día mi vergüenza está delante de mí, Y la confusión ha cubierto mi rostro,16 Por el grito del que me vitupera y me deshonra; Por causa del enemigo y del vengativo.17 Todo esto nos ha sobrevenido, pero no nos hemos olvidado de ti, ni hemos sido infieles a tu pacto.18 Nuestro corazón no se ha vuelto atrás, Ni nuestros pasos se han desviado de tu senda,19 Aun así, nos has quebrantado en sitio de chacales, Y nos has cubierto con la sombra de la muerte.20 Si nos hubiéramos olvidado del nombre de nuestro Dios, O alzado nuestras palmas a dioses extraños,21 ¿Acaso ’Elohim no demandaría esto? Porque Él conoce los secretos del corazón.22 Pero por causa de ti somos muertos cada día, Somos contados como ovejas para el degüello.23 ¡Despierta Adonay! ¿Por qué duermes? Desvélate, no nos abandones para siempre.24 ¿Por qué escondes tu rostro, y te olvidas de la aflicción, Y de la opresión nuestra?25 Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo, Y nuestro cuerpo postrado en la tierra.26 ¡Levántate, oh Ayuda nuestra, Y redímenos por tu misericordia!