1Se acercaron los fariseos y saduceos para tentarlo, y le pidieron que les mostrara una señal del cielo.2-3Pero Él, respondiendo, les dijo:4Esta generación perversa y adúltera demanda una señal milagrosa, pero no le será dada otra señal que la señal de Jonás. Y dejándolos, se retiró.
Levadura de fariseos y saduceos
5Cuando llegaron a la otra orilla, los discípulos habían olvidado llevar panes.6Jesús les dijo: Cuidaos y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos.7Ellos entonces razonaban entre sí, diciendo: Es porque no trajimos panes.8Sabiéndolo Jesús, dijo: ¿Qué estáis hablando entre vosotros, oh faltos de fe, de que no tenéis panes?9¿No entendéis aún? ¿No recordáis los cinco panes de los cinco mil, y cuántos cestos recogisteis?10¿Ni los siete panes de los cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis?11¿No entendéis que no os hablo acerca de panes, sino de guardaros de la levadura de los fariseos y saduceos?12Entonces entendieron que no les decía que se guardaran de la levadura de los panes, sino de la enseñanza de los fariseos y saduceos.
Confesión de Pedro
13Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntaba a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?14Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista, y otros Elías, y otros Jeremías, o uno de los profetas.15Les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo?16Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.17Respondió Jesús y le dijo: Bienaventurado eres Simón bar Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.18Y Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.19Te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que prohíbas en la tierra habrá sido prohibido en los cielos, y todo lo que permitas en la tierra habrá sido permitido en los cielos.20Entonces advirtió a los discípulos que a nadie dijeran que Él es el Mesías.
Su muerte y resurrección (primera predicción)
21Desde entonces Jesús comenzó a declarar a sus discípulos que debía ir a Jerusalem y padecer mucho de parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y ser resucitado al tercer día.22Pero Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirlo, diciendo: Señor, ten compasión de ti. De ningún modo te suceda esto.23Entonces Él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Apártate de mi vista, Satanás! Me eres tropiezo, pues no piensas lo de Dios sino lo de los hombres.24Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.25Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.26Pues, ¿qué provecho sacará el hombre si gana todo el mundo, pero malogra su alma? O, ¿qué dará el hombre a cambio de su alma?27Porque el Hijo del Hombre está al venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su conducta.
La transfiguración
28De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que de ningún modo gustarán la muerte hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.